La directora de cine Mary Dore es hija de la militancia feminista de los setenta en Estados Unidos. Así es como llegó a sus manos un ejemplar del clásico Our bodies, ourselves, ese increíble manual sobre salud y sexualidad escrito por el colectivo Boston Women’s Health, una de las organizaciones que a fines de los sesenta pateó el tablero de la heteronormatividad local hablando de temas tan diversos como identidad de género, sexualidad, placer, violencias o aborto. Dore se puso a investigar más y al tirar del hilo, surgieron muchísimas otras organizaciones; entre ellas, las Jane, una colectiva que entre 1967 y 1972 acompañó a 11 mil mujeres para que se practicaran abortos en las condiciones frágiles que la época imponía hasta que la interrupción del embarazo pasó a tener su propia ley. Sin embargo, en los últimos años varios estados intentan imponer restricciones a esta conquista lograda en 1973.
Toda esta información forma parte del imprescindible She´s beautiful when she’s angry, que actualmente se puede ver por Netflix. Este documental se estrenó originalmente en 2014 y su foco está puesto en los movimientos feministas surgidos en Estados Unidos entre 1966 y 1971. “Vivimos en una nación donde la palabra ‘feminazi’ era todo lo que podías escuchar si preguntabas por el feminismo. Así que necesitábamos recuperar nuestra historia”, explicó Dore en una entrevista con el Huffington Post.
She´s beautiful when she’s angry (que significa algo así como “ella es hermosa cuando está enojada”) se edifica a partir de la voz de docenas de militantes que se rebelaron contra la idea instituida de que una mujer estaba destinada a ser madre y propiedad de su esposo. Escritoras como Betty Friedan o Jo Freeman junto a activistas como Muriel Fox y periodistas como Marlene Sanders son algunas de las referentes que explican el surgimiento de organizaciones tan diversas como WITCH, NOW, Black Sisters United (que planteaba el vínculo entre clase social, raza y género), la Chicago Women´s Liberation Union (focalizada en las mujeres trabajadoras y en las condiciones de inequidad de sus empleos) o Las Furias, militantes desde la disidencia lésbica.
“Estábamos inventando un modo de hacer las cosas y ése era un extremo interesante”, dice una de ellas. Realizaban acciones performáticas de una rebeldía apabullante por lo actual: por ejemplo, desplegaron un cartel gigante que decía “liberación de la mujer” en pleno certamen de Miss América 1968 o piropeaban varones en los bulevares para poner en claro lo invasivo que resulta el acoso callejero. También armaron reuniones y conferencias que lograron vincular a mujeres de diversos estados con el feminismo como bandera de liberación.
En ese marco, el derecho al aborto fue una de las luchas inclaudicables. Ahí brilla el testimonio de Heather Booth, que cuenta cómo armaron una red telefónica en épocas donde no había celular. Así se pasaban data sobre médicos que las ayudaban hasta que ellas mismas aprendieron a practicar abortos en una descomunal muestra de sororidad. Sin embargo, aún hoy, el trabajo de las Jane (como decidieron llamarse) es casi desconocido mientras que nadie ignora cómo se organizaron diversos varones pacifistas para resistir el embate de Vietnam.
El documental también muestra el modo en que surgieron publicaciones como “It ain´t me babe”, “Pan y rosas” o “Redstockings“ junto a editoriales como “La libertina sinvergüenza”, que con ese nombre encantador difundía obra de Susan Griffin y otras poetas y ensayistas.
“Estamos enojadas por el abuso de siglos. Y elegimos pasar a la acción. Así que no me digan que las mujeres organizadas no llegan a ningún lado porque yo lo vi”, advierte una de estas luchadoras, que nos enseñan la raíz norteamericana de un movimiento que sigue estallando a nivel global hoy.