“La estrategia Bartleby” –aquel oficinista que a cada orden de su jefe repetía “preferiría no hacerlo”– deviene abstención activa, práctica que en el ámbito político está poniendo en jaque a las democracias del mundo. Este año estará marcado por el centenario de Juan Rulfo (1917-1986), de Augusto Roa Bastos (1917-2005) y de José Luis Sampedro (1917-2013); pero también por los 50 años de la muerte de Oliverio Girondo (1891-1967), los 80 años de la muerte de Horacio Quiroga (1878- 1937), 40 años de la desaparición de Rodolfo Walsh (1927-1977) y 90 años de su nacimiento, 30 años de la muerte de Copi (1939-1987) y 90 años de la muerte de Ricardo Güiraldes (1886-1927). En mayo se celebrarán los 50 años de la publicación de la novela Cien años de soledad, la saga de la familia Buendía a través de siete generaciones en el Macondo imaginado por Gabriel García Márquez, cuya primera edición fue publicada en Buenos Aires por la editorial Sudamericana con una tirada inicial de 8.000 ejemplares. Volverás a Región de Juan Benet (1927–1993), sobre las miserias de la condición humana después de la Guerra Civil española, se publicó en 1967.
La Fundación Juan Rulfo solicitó a la Presidencia de la República, a la Secretaría de Cultura y a otras instancias locales y federales del gobierno mexicano que se abstengan de realizar homenajes públicos al autor de Pedro Páramo. En representación de la familia del escritor, Víctor Jiménez, director de la fundación, explicó que la única forma de conmemoración posible es el otorgamiento de becas a jóvenes en las disciplinas de interés de Rulfo, como la literatura, la fotografía y el cine. Hay fundamentos sólidos para comprender “la estrategia Bartleby” respecto del centenario de Rulfo. Jiménez, a través de una carta, no dejó resquicio para la duda. “Solicitamos, muy atentamente, que se abstengan de gastar cualquier suma, por pequeña que sea, en otro tipo de actividades, generalmente de naturaleza efímera y, como ya se dijo, de evidente sesgo político a favor no siempre del homenajeado sino de quienes se acercan a su nombre en estas ocasiones”. El director de la fundación que gestiona los derechos del escritor mexicano confirmó que no quieren que se hagan conmemoraciones similares a las que recibió Octavio Paz en su centenario, hace tres años, en 2014.
“No queremos que el dinero siga justificando promoción de reflectores para un grupito de escritores de cuarta o quinta categoría que son expertos en hablar en homenajes y en figurar bajo el reflector como expertos en todo, que no lo son en nada”, escribió Jiménez en una carta que, lejos de los ademanes de delicadeza y buenos modales, se despliega como políticamente incorrecta. ¿Cuántos herederos y albaceas literarios tendrán un sentimiento parecido? Tal vez varios, solo que no se atreven a manifestarlo en público ni por escrito. El eco del interrogante se amplifica para revelar la trampa que a veces tienen los homenajes. La Dirección del Libro, Bibliotecas y Promoción de la Lectura del Ministerio de Cultura porteño desplegará una serie de actividades para celebrar distintos aniversarios vinculados con Girondo, Quiroga, García Márquez, Roa Bastos, Arlt, Güiraldes y Copi. Walsh será homenajeado con una exposición y una jornada de análisis sobre las cartas abiertas en la historia, su Carta abierta de un escritor a la Junta Militar y el Yo acuso de Emile Zola. El malestar lo provoca el hecho de que el autor de Operación masacre será recordado por un gobierno que tuvo un ministro de Cultura negacionista, Darío Lopérfido, que dijo que en la Argentina no hubo 30 mil desaparecidos durante la dictadura cívico-militar.
El martes 24 de enero, por los 50 años de la muerte de Girondo, se realizará un ciclo de poesía “Reversiones de Girondo” con la participación de poetas que intentarán buscar nuevas perspectivas sobre el autor de En la masmédula. Quiroga, autor de Cuentos de amor, de locura y de muerte y Los desterrados, se suicidó el 19 de febrero de 1937. En febrero habrá una muestra fotográfica y ciclos de lectura para recordar al cuentista, poeta y dramaturgo uruguayo. Para los 50 años de Cien años de soledad, se inaugurará la exposición “Gabriel el viajero”, un recorrido por el aspecto nómade del Premio Nobel de Literatura colombiano. También se presentarán cinco instalaciones fotográficas, audiovisuales e interactivas que exploran el imaginario de Macondo. Roa Bastos vivió en Buenos Aires entre 1947 y 1976, con una breve interrupción en el año 70, cuando la dictadura de Alfredo Stroessner le permitió volver a Paraguay, pero a poco de llegar a Asunción fue detenido y expulsado bajo la acusación de ser un “revolucionario marxista”. Aquí, en esta ciudad, escribió y publicó una parte importante de su obra como El ruiseñor de la aurora y otros poemas (1952), El trueno entre las hojas (1953), Hijo de hombre (1960), los poemas de El naranjal ardiente (1960), El baldío (1966), y Yo el Supremo(1974). El homenaje al narrador paraguayo consistirá en un taller de lectura de relatos y fragmentos de su obra con producción de textos bilingües que serán expuestos en la embajada de Paraguay.