Allen Frances es uno de los más reconocidos psiquiatras norteamericanos que tuvo decisiva participación en la edición del DSM IV (el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría), pero se apartó críticamente de la edición quinta del manual cuando se produjo un cambio de paradigma que llevó desde las definiciones de los cuadros a las definiciones dimensionales. El mejor ejemplo de estas últimas son los llamados espectros, como es el caso del espectro autista. Su crítica apuntaba a la manera en que las patologías severas se difuminan y borronean en sus bordes, por lo que las condiciones de lo que podríamos considerar o aceptar como normalidad también lo hacen llevando a una psiquiatrización de todas las problemáticas que suele privilegiar los correlatos biológicos en detrimento de los componentes situacionales de todos los problemas humanos.
–¿En su visita a la Argentina encontró preocupaciones similares en los colegas con quienes debatió respecto de las que usted mismo ha expresado y sobre las que ha venido trabajando, por ejemplo en su libro Saving Normal ?
–Argentina y los Estados Unidos sufren de la misma cruel paradoja, demasiados tratamientos para quienes denomino worried well; o sea quienes sufren por situaciones cotidianas de malestar y, en cambio, muy pocos recursos destinados a quienes están realmente enfermos. Aquellos que pueden afrontarlo o tienen buenas coberturas por seguros de salud pueden obtener incluso más tratamientos de los que necesitan o que son buenos para ellos, mientras los que están realmente enfermos son tratados con negligencia y excluidos de la sociedad.
–El campo de la salud mental está dividido en tres o, más precisamente, cuatro territorios en Argentina: instituciones públicas, organizaciones de sindicatos que o bien tienen infraestructura propia o se encuentran usualmente asociados con centros privados, organizaciones de aseguramiento privado por prepago y profesionales que llevan adelante sus consultas a través de su práctica privada. Respecto a las primeras, ¿que similitudes y/o diferencias encuentra entre las instituciones públicas de aquí y las de su país? Por ejemplo, ¿existen aún en Estados Unidos grandes hospitales psiquiátricos? Y si no es el caso, ¿cómo fue que esa situación se transformó en su país?
–Argentina es el último país desarrollado en el mundo que aún mantiene grandes hospitales psiquiátricos donde los pacientes permanecen por muchos años, incluso toda la vida. En países con buenos servicios de salud mental (especialmente Italia y los países nórdicos) el cierre de los grandes hospitales fue precedido y acompañado por la provisión de buenos servicios comunitarios y de atención domiciliaria. En países con terribles servicios de salud mental (especialmente Estados Unidos), los pacientes fueron desalojados de los grandes hospitales sin contar con suficientes servicios comunitarios o domiciliarios. El resultado: tenemos 350.000 pacientes en prisión por crímenes molestos y 250.000 homeless. La criminalización y/o la negligencia con quienes sufren de serios problemas mentales es propia de un accionar bárbaro, desestabiliza socialmente y, de última, más costoso que los servicios de comunidad. La recientemente sancionada ley de Salud Mental de Argentina es perfecta, pero perdería su sentido o incluso podría ser nociva si los grandes hospitales son cerrados y los pacientes lanzados a la comunidad sin adecuada cobertura presupuestaria en tratamientos y atención domiciliaria. Argentina debería seguir el modelo de Trieste, el mejor sistema de salud mental del mundo y no seguir el modelo de los Estados Unidos, que es el peor.
–¿Cuál es la cobertura en los Estados Unidos de los trabajadores sindicalizados? ¿Y para quiénes no lo están?
–Los Estados Unidos tienen el sistema médico más caro del mundo pero tenemos mediocres resultados por dos razones:
a) Los servicios están terriblemente mal asignados. Hay quienes tienen excelente cobertura y reciben demasiados tratamientos que a veces hacen más daño que lo que ayudan y los pobres con escasa o nula cobertura no pueden afrontar los tratamientos que desesperadamente necesitan.
b) Sólo el 20 por ciento de los buenos resultados en salud en una sociedad son resultado de los tratamientos médicos, el 80 por ciento restante son el resultado de factores sociales y económicos. Los Estados Unidos gastan demasiado en tratamientos médicos y muy poco en redes sociales que provean seguridad.
–Un colega suyo, Donald Levin, declaró al New York Times, en octubre de 2011, que “hablar no retribuye, por lo que la psiquiatría se vuelca en cambio a la farmacoterapia” y un colega local dice: “yo prefiero que no me hablen mucho. Porque si me hablan mucho me confunden el diagnóstico”. ¿Qué piensa respecto a este tipo de afirmaciones?
–¡Me enferman! Hipócrates, el padre de la medicina, dijo: “Es más importante conocer al paciente que tiene una enfermedad que a la enfermedad que el paciente tiene”. Esto era verdad hace 2500 años y sigue siendo cierto hoy. El arte de curar en psiquiatría requiere tomarse el tiempo y hallar profunda satisfacción en conocer a la gente realmente bien y no sólo hacer listas de síntomas o de efectos adversos.
–La frecuencia del llamado Trastorno por déficit de Atención (ADD, ADHD o TDAH en español), la de los chicos bipolares, los que padecen de autismo o Síndrome de Asperger aumenta constantemente. ¿Qué parte de ese fenómeno cree usted que depende de la manera en que las clasificaciones y diagnósticos se están haciendo y que parte atribuye a las actuales condiciones de vida?
–La naturaleza humana es estable y perdurable. Los diagnósticos en psiquiatría son variables y muy sujetos a modas. Muy pequeños cambios en las definiciones o valoraciones pueden resultar en grandes cambios en las tasas de un trastorno especialmente si hay factores económicos que juegan algún rol. Las tasas de ADHD y bipolaridad en chicos fueron enormemente incrementadas por el marketing farmacéutico. La tasa de autismo por la inclusión del Síndrome de Asperger se incrementó en el DSM-IV y porque obtener este diagnóstico representaba obtener servicios escolares extras. Siempre que haya un súbito aumento en la tasa de cualquier trastorno la razón más probable es que se esté diagnosticando sin el cuidado necesario.
* Secretario general de Fórum Infancias.