“Todos los chicos que viven en asentamientos viven encarcelados y tienen la baja de la imputabilidad de hecho. Lo que se busca es construir un enemigo en los chicos. Pero pensar en los niños y jóvenes es pensar un proyecto de país. En enero uno hubiera esperado un plan para saber qué se hace con los más de 2 millones de jóvenes que no estudian ni trabajan. Y sin embargo apuntamos a una franja bastante menor y descontextualizado de todo lo que está sucediendo. Y no existe la misma dureza para condenar los actos criminales del Estado para con los jóvenes, aquellos que viven en esas verdaderas cárceles a cielo abierto que son los asentamientos, donde los niños y los jóvenes sufren violencia cotidiana, en la 11-14, en la Zavaleta o Villa Fiorito en el conurbano. Y sin embargo esto no figura en los diarios ni en las políticas de Estado sino que aparece cuando esos pibes salen y se transforman en el enemigo. Esto surge cuando es necesario desviar el tema, pero el enojo de la gente con el caso de Flores tuvo que ver con la policía, la corrupción y las zonas liberadas. Ese era el problema. Sin embargo ahora el problema son los pibes. Hay que empezar por algún lado, y no se empieza por los pibes sino por el mundo que construimos los adultos.”

* Abogada. Fundación Pelota de Trapo.