La cumbre entre el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y su par de Estados Unidos, Donald Trump, se llevará a cabo el 16 de julio en Helsinki, la capital de Finlandia, anunciaron ayer el Kremlin y la Casa Blanca.
“Los dos líderes discutirán las relaciones entre Estados Unidos y Rusia y una amplia gama de temas de seguridad nacional”, indicó la Casa Blanca. El miércoles ya se había anunciado la celebración de la cumbre, tras una visita a Moscú del asesor de seguridad estadounidense, John Bolton, aunque no se había concretado la fecha ni el lugar.
Según dijo el miércoles el asesor de Putin para política exterior, Yuri Ushakov, la cumbre se centrará en las relaciones bilaterales, el conflicto sirio y el control armamentístico. Empezará al mediodía y al final podría haber una rueda de prensa. Los presidentes también podrían emitir una declaración conjunta sobre cómo pretenden mejorar sus relaciones, añadió.
Al recibir al Bolton para confirmar la cumbre, Putin había dicho: “Debo constatar que las relaciones ruso-estadounidenses no pasan por su mejor momento. Ya lo he dicho públicamente y lo vuelvo a decir ahora: creo que esto se debe en buena medida a una aguda lucha política interna dentro de Estados Unidos”. El asesor de seguridad estadounidense, por su parte, reconoció: “No esperamos resultados concretos porque ha pasado mucho tiempo sin una cumbre oficial entre los mandatarios de nuestros países”. Pero Bolton agregó que Trump confiaba en que dicha reunión sería beneficiosa tanto para Estados Unidos como para Rusia y opinó que serviría para reforzar la paz y la seguridad en todo el mundo.
Para ultimar detalles del encuentro, Moscú insistió ayer en que antes de la cumbre entre Trump y Putin deberían reunirse los ministros de Exteriores de ambos países. “Es necesario organizar un encuentro de los jefes de la diplomacia Serguei Lavrov y Mike Pompeo”, dijo en Moscú el viceministro de Relaciones Exteriores Serguei Riabkov a la agencia Interfax. “Aunque no queda mucho tiempo, podría tener lugar en las próximas dos semanas”, señaló el diplomático horas antes de que se anunciase la fecha y lugar del encuentro entre los presidentes.
El último dirigente soviético, Mijail Gorbachov, opinó ayer que la cumbre entre los mandatarios ruso y estadounidense puede ser histórica. “Si los dos líderes eligen el camino de la cooperación durante su esperada cumbre, la historia, desde luego, tendrá en cuenta su aporte a la paz universal”, dijo Gorbachov a Interfax tras conocer la convocatoria de la reunión en la capital finlandesa.
Gorbachov, que mantuvo en los años 80 varias cumbres de desarme con el entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, lleva años pidiendo una reunión personal entre Putin y Trump. El ex jefe de estado soviético estimó que los encuentros cortos, como los que se producen en el marco de grandes foros internacionales, también tienían importancia, pero, agregó que todos saben perfectamente que era necesario tratar una agenda amplia. Trump y Putin mantuvieron por primera vez un largo encuentro en la cumbre del G-20 de julio pasado en Alemania. Tras ello se reunieron brevemente en la cumbre de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático en noviembre en Vietnam.
Gorbachov señaló, además, que Helsinki era un lugar de confianza para organizar este tipo de reuniones. “Por experiencia propia sé que Finlandia es un socio fiable, y Helsinki es un lugar muy seguro para organizar encuentros al más alto nivel”, afirmó. En 1990, antes de la caída de la Unión Soviética, se celebró en Helsinki una reunión entre el entonces presidente estadounidense, George H. W. Bush, y su homólogo soviético, Mijail Gorbachov, sobre la explosiva situación en el Golfo.
Hoy, la relación entre Estados Unidos y Rusia pasa por su peor momento en décadas. La Justicia estadounidense investiga la supuesta injerencia rusa en la campaña electoral de 2016, al igual que los contactos del equipo de campaña de Trump con representantes de Moscú.
En Washington no hay ahora mismo una línea clara en la política con Moscú. El Gobierno estadounidense impuso varias sanciones en los últimos meses a Moscú y expulsó a 60 diplomáticos rusos en respuesta al atentado en Inglaterra contra el ex espía ruso Serguei Skripal, del que Reino Unido culpa a Rusia. Sin embargo, Trump evita las palabras duras contra Putin y poco antes de la última cumbre del G7 pidió que Rusia volviese a ser aceptada en el grupo, del que fue expulsada en 2014 por la anexión de la península ucraniana de Crimea. Más aún, poco antes de que se confirmara la cumbre de Helsinki, Trump arrojó dudas sobre la supuesta injerencia rusa, a pesar de que sus propias agencias de seguridad afirman continuamente que hay evidencias de que los hackeos vinculados a las elecciones y la desinformación en redes sociales provino de las más altas esferas de Moscú. “¡Rusia sigue diciendo que no tuvieron nada que ver con la injerencia en la elección!”, escribió Trump ayer por la mañana en Twitter y reiteró que no hubo complot entre su campaña presidencial y Rusia. “¿Por qué no están investigando Hillary/Rusia? ¡Tantas preguntas, tanta corrupción!”.
La injerencia rusa en las últimas elecciones presidenciales estadounidenses, incluyendo posibles contactos con el equipo de Trump, está siendo investigada por el fiscal especial del Departamento de Justicia Robert Mueller, lo que el presidente describió ayer como una caza de brujas amañada.
El senador por Nueva York Chuck Schumer, líder de la minoría opositora demócrata en la Cámara Alta, retuiteó la declaración de Trump acerca de que Rusia niega las acusaciones y escribió: “¿Por qué confía más en Putin que en sus propios funcionarios del DOJ (Departamento de Justicia, por sus siglas en inglés) y el consejo especial republicano que fue nombrado por un republicano?”. Además, urgió a Trump a sentarse y acordar ser interrogado por el consejo especial.
Putin viajará a Helsinki después de asistir el día 15 a la final del Mundial de fútbol en Moscú, mientras que Trump llegará a la capital finlandesa después de hacerse presente en la cumbre del OTAN en Bruselas, Bélgica, del 11 y 12 de julio.