“Esto es impresionante. Somos muchísimos”. Ese comentario, pronunciado por un médico emocionado, fue repetido por varios durante el abrazo que profesionales de la salud, pacientes y vecinos de Florencio Varela dieron ayer a la mañana al Hospital El Cruce, en rechazo al ajuste presupuestario del 42,9 por ciento anunciado por las autoridades. A la tarde, según confirmó el presidente de la Asociación de Profesionales Jerónimo Chaparro, una comisión de trabajadores se reunió con los ministros de Salud de Nación, Adolfo Rubinstein, y la provincia, Andrés Scarsi, quienes asumieron el compromiso de garantizar el pleno presupuesto y anunciaron, además, el recambio de las autoridades del hospital. “En la historia de la salud pública argentina no hay una victoria de estas dimensiones, lograda en tan poco tiempo”, dijo al respecto el enfermero Damián Zamorano.
Aunque confirmaron la marcha atrás con el achique en el hospital, Chaparro sostuvo que los ministros dejaron para más adelante la discusión sobre las otras demandas (carrera hospitalaria y pauta salarial).
A la mañana, la entrada del hospital de alta complejidad en red El Cruce-Néstor Kirchner estaba llena de hombres y mujeres de guardapolvos blancos, rojos y azules. Además de los médicos y enfermeros, empezaron a llegar desde temprano vecinos y pacientes que llevaron sus carteles y banderas de Argentina para solidarizarse con la institución que los viene atendiendo desde hace más de 10 años. “Yo hace 4 años que me atiendo en el hospital. Ellos me salvaron la vida. Me trasladó PAMI por una mala praxis que me realizaron en un sanatorio privado por una enfermedad oncológica. Acá me atendieron espectacularmente bien y espero que puedan seguir haciéndolo. En este hospital no somos cosas, no somos números, somos seres humanos y nos atienden con una calidad realmente impresionante que no he visto en ninguna clínica privada”, dijo Vilma, una vecina de Quilmes de 63 años.
Alrededor de las 10.30, la entrada del hospital ya estaba repleta. Los trabajadores desplegaron una bandera argentina de varios metros de ancho con la inscripción “Hospital El Cruce. Médicos Clínicos” y el rumoreo entre los vecinos se intensificó: “Soy de Florencio Varela y vengo porque es lo único bueno que tenemos acá, en el conurbano. Sería muy injusto que les recorten el presupuesto”, le dijo Cristina, de 35, a María, de 80. “Dicen que le van a sacar el 40 por ciento. ¿Cómo van a seguir adelante? Mi marido estuvo casi un año acá, por un ACV. Lo han atendido de primera. Hace unos años murió, por un paro cardíaco. Él adoraba este hospital, por eso vengo”, contó María.
Si bien abundaron las banderas argentinas, por el pedido que habían hecho los trabajadores de “no traer bombos, ni banderas políticas”, en los carteles y comentarios de los vecinos se responsabilizó a los gobiernos provincial y nacional por los ajustes. “Macri-Vidal ¡Asesinos! Desfinanciar la salud pública provoca muertes”, escribió Eduardo, un jubilado de 72 años, en el cartel que colgó de su cuello. “Vengo acá para rechazar la barbaridad que está haciendo este gobierno, que atropella a la salud pública. Atrás de esta decisión, lamentablemente, se generan muertes. Por eso puse que son asesinos en mi cartel. Este hospital es un orgullo. No solamente de Berazategui, de Varela, sino también de la Argentina”, dijo el hombre de Berazategui.
“No podemos aceptar pensar que tenemos que trabajar en función de un recorte presupuestario. Porque somos profesionales de la salud de un hospital público, y nuestro sentido de existencia tiene que ver con la comunidad. Y no podemos pensar en que tenemos que elegir entre una u otra persona. La comunidad es toda, y nosotros tenemos que darle una respuesta a toda esa comunidad”, expresó Chaparro, el presidente de la Asociación de Profesionales El Cruce, durante la conferencia de prensa que se realizó en medio de la multitud.
Carlos Tajer, jefe de Cardiología, explicó luego: “El hospital El Cruce es un proyecto único de la medicina argentina de crear un centro de alta complejidad en un contexto con grandes carencias de atención de salud. Este proyecto ha sido un éxito, un orgullo, y es parte del capital simbólico de lo que los argentinos somos capaces de hacer para mejorar nuestros problemas”. Tajer afirmó que El Cruce, además de resolver los problemas de los pacientes de la zona, “es un centro de referencia nacional. Cerca del 30 por ciento de los pacientes vienen de todos los sitios del país a recibir prestaciones que no se hacen en otros lados: trasplantes cardíacos, trasplantes hepáticos, cirugías de epilepsia, trasplantes de médula ósea y atención de alta complejidad en diferentes especialidades”.
Frente al anuncio de las autoridades sobre el recorte presupuestario, sostuvo: “Nosotros estamos defendiendo claramente el concepto de equidad en la salud pública, que una persona humilde pueda tener acceso a la mejor tecnología y a las mejores condiciones de salud. Lamentablemente, si recortamos el presupuesto del hospital y si tendemos a achicar las prestaciones, vamos a tener que decir ‘no, no hay camas, no hay elementos, no hay insumos’ y eso es algo que no queremos”.
Silvia Kochen, investigadora del Conicet y directora de Unidad Ejecutora de Estudios en Neurociencias y Sistemas Complejos (ENyS), cerró la conferencia: “Todos los que estamos aquí seguramente compartimos la misma premisa: la salud es un derecho humano. Por lo tanto, la salud no se negocia. La salud no se toca. En salud, las restricciones presupuestarias equivalen a la muerte”. Y concluyó, sobre la importancia que se da en El Cruce a la investigación: “Nosotros, como investigadores del Conicet, pero también como trabajadores de la salud, estamos orgullosos de poder trabajar acá, porque lo que nosotros investigamos inmediatamente se puede trasladar a mejorar la calidad de vida de nuestros pacientes”.
Cerrada la conferencia, los profesionales, pacientes y vecinos dieron la vuelta al hospital entonando “Olé olé, olé olá / Basta de ajuste al hospital / porque es del pueblo y nadie lo va a destrozar”. En medio de la multitud estaba Yemina, de 32 años, con su bebé de 6 meses y otros familiares. Tenían pañuelos y remeras en los que habían impreso: “Salvemos al Hospital El Cruce. #YoBancoLaSaludPública”. “Mi bebé nació con una válvula pulmonar tapada. Nació en otro hospital y al tercer día nos trasladaron acá y le hicieron un cateterismo. Así que estoy muy agradecida con el hospital y lo vengo a apoyar por ella, más que nada. Yo estuve 22 días internada acá con la bebé y es impresionante cómo te atienden. La calidad humana de los médicos, de los enfermeros. Mi hija a los 15 días se descompensó, hizo una crisis hipertensiva, estuvo al borde de la muerte, y acá le salvaron la vida. No tengo más que agradecerle al hospital y a los médicos”, dijo Yemina con su hija en brazos.
El diputado nacional Felipe Solá acompañó el reclamo: “Si hay un lugar en donde hay que poner toda la plata es en un hospital”, destacó y sostuvo que “el Gobierno perdió la conciencia de la necesidad de la gente, de lo que sufren los que menos tienen”.
Mientras la multitud llegaba al final del abrazo, algunos médicos que se pararon sobre la pared bajita que rodea al hospital filmaban sorprendidos por la cantidad de gente y gritaban “gracias a todos, gracias por venir”. Al llegar a la entrada, sobre la avenida Calchaquí, los trabajadores posaron para la foto con la bandera argentina y cerraron con el clásico “Unidad, de los trabajadores. Y al que no le gusta, se jode, se jode”.
Informe: Azul Tejada.