13 de julio de 2014. Estadio Maracaná. Minuto 31. Su compañero Christoph Kramer no puede seguir tras un codazo de Ezequiel Garay, y tras diez minutos de deambular por la cancha y de hasta proponerle cambiar de puesto a Manuel Neuer, pide el cambio. En su lugar entra un hombre que no solo fue de lo más peligroso en una Alemania que no puede encontrarle la vuelta al partido. Argentina está jugando su mejor partido del Mundial, justo en la final, y el equipo que viene de sacudir al mundo un par de días atrás goleando a Brasil 7-1, no le encuentra la vuelta. El cuarto árbitro levanta el cartel y anuncia el cambio: Sale el 23 y entra el 9. Salió Kramer y entró André Schurrle, ese rubio que cumple con todos los requisitos del estereotipo alemán y será actor secundario que quedará para la posteridad…

Minuto 113. El por entonces jugador del Chelsea agarra la pelota en la mitad de la cancha, tras un pase de Toni Kroos, y corre como si no hubiera un mañana. Encara con la velocidad que la genética le dio y casi sin esfuerzo desborda a Gago y a Mascherano para llegar al fondo. Sin pensar mete un centro que le cambiaría la vida. A él, a su país, y a cuarenta millones de argentinos. La pelota cayó entre los dos centrales y le quedó a Mario Götze, quien después de pararla de pecho nos quitaba la ilusión a todos. Su pase fue un poco más importante que la famosa “asistencia” del Negro Enrique a Maradona en el mítico gol de todos los tiempos. Su pase fue el que le permitió conseguir a Alemania su cuarta estrella y a él cumplir su sueño. 

Enganche viajó a Alemania, invitado por Adidas, a un evento previo al Mundial. Estamos en Herzogenaurach, un pueblo situado al sur, en Baviera, de apenas 24.000 habitantes, que tiene su centro de operaciones más grande del mundo. Ahí, del otro lado del mostrador, con un botín nuevo modelo en la mano, está el mismo hombre que cuando fue niño tuvo que aprender a las malas lo que su papá Joachim y su mamá Luise le enseñaron. 

-¿Cuál es el primer recuerdo que tenés del fútbol?

-Tengo varios recuerdos, pero quizás el primero que se me viene a la cabeza fue el día que vinieron a buscarme varios equipos de la Bundesliga y mis papás no quisieron saber nada. Mainz, Hoffenheim y Kaiserslautern quisieron sumarme, pero me terminé quedado en el equipo amateur en el que jugaba, Ludwigshafener SC. Ellos querían que yo me quedara en casa y que fuera a la escuela. Además, nunca lo voy a olvidar, me dijeron "Ellos volverán más adelante". Y no se equivocaron. 

-¿Qué tiene de diferente jugar un Mundial?

-No hay nada igual. Hinchas de todos lados que se juntan en un país lejano para ver a su equipo en un Mundial. No creo que haya hecho similar en el deporte. Los fanáticos de Latinoamérica son más pasionales y te lo hacen sentir. Nos pasó en 2014, con Brasil y con Argentina, partidos en los que nos hicieron sentir que éramos visitantes. Pero suele pasar y ya estamos acostumbrados. A mí en particular me gusta jugar con la gente en contra, me hace crecer, porque al final de todo no deja de ser un juego. 

-Después de llegar a ser campeón del mundo como jugador, lo máximo a lo que se aspira, ¿qué es lo que lo te motiva a seguir?

-No es algo sencillo la verdad. En cada aspecto de la vida en lo que uno aspira lo máximo que se propone el paso siguiente es mucho más difícil. La verdad que los días posteriores a que se te pasa la euforia por levantar la Copa del mundo, y te das cuenta que todo cambió para siempre, no encontrás la motivación necesaria para armar el bolso y arrancar la próxima temporada. Después de Brasil 2014 sufrí un bajón en mi juega estando en Chelsea y eso hizo que busque nuevos horizontes en Wolsfurgo. Jugar la final, ese partido, la tensión que vivis, el tener la Copa en tus manos, te hace perder el hambre. Pero despues del sacudón todo se va encausando y volvés al camino de siempre. 

-¿Cón que se compara tener la Copa del Mundo en las manos?

-Tenerla hace que se te mezclen un montón de sensaciones. Lloré y me reí con unos segundos de diferencia. Eso indica que es un gran momento de tu vida, porque solo algo que realmente te moviliza puede conseguir eso. No tuve un sentimiento similar en mi vida. Ni cerca. 

-¿Cómo es entrar en una final? Estar en el banco esperando y que el DT te diga "entrás". 

-Cuando estas en el banco uno puede estar enojado porque no juega o concentrado viendo lo que pasa en el partido analizando que le puede aportar con su juego al equipo si le toca entrar. Si estás en una final del mundo tienes que estar pensando siempre en tus compañeros, en alentarnos y en estar alerta por cualquier situación que se produzca. Si estás desmotivado en el banco es muy difícil que entre bien en el juego. 

-En ese panorama que planteas de la motivación, ¿cómo haces para estar todo el tiempo arriba?

-Necesitas cambiar constantemente. Necesitas buscar mejorar en los aspectos en los que estas bajo y mejorar los que están ayudandote a jugar mejor. Porque el equipo en el que juegas seguramente se renueva cada año y tu no sabrás que puede pasarte en esa temporada. Si el equipo cambia y tu no irás perdiendo el lugar que ya habías ganado. Porque a nadie lo importa lo que hiciste ayer, aunque lo hayas hecho mal.

-¿Y Alemania como hace?

-La clave es darle la continuidad a una idea, sin basarte en los resultados finales. En sumar gente nueva y joven todo el tiempo para que no te pase una renovación brutal de un proceso a otro. El acostumbrarse de a poco a lo que significa jugar en Alemania hace que cuando te toca un papel principal en algún momento determinado estes preparado para hacerlo. La juventud y la experiencia dentro del mismo plantel hacen que todo sea mucho más fácil de adaptar. Ese creo que es el secreto que hemos tenido en nuestra historia. Confiar en lo que creemos. 

-¿Disfrutás siendo futbolista en el alto rendimiento?

-No es fácil disfrutar. Es un trabajo y siempre te exigen al máximo. Siempre hay que intentar estar en la cima de sus posibilidades. Cuando arrancas y te sorprendes por todo lo que te pasa. Tuve la suerte de debutar joven en la Bundesliga y un par de años después hacerlo en la Selección. Hay que adaptarse a que todo el mundo te ame, te busque para pedirte una foto o un autógrafo, aún cuando estes en un momento con tu familia. Pero es divertido, no pienso en la presión del afuera, solo llego me pongo los botines y salgo al campo a hacer lo que se. Es un trabajo que te exige mucho trabajo, mucha exposición en los medios, que por cierto te lo hacen todo más difícil.

La charla en el centro de convenciones va llegando a su fin porque, bien al estilo alemán, el tiempo predeterminado para la entrevista se está terminando. En el último minuto las preguntas son entonces a quemarropa, un ping pong para conocer más a uno de los pocos futbolistas del planeta puede tocar la copa del mundo. 

-Lionel Messi.

-El mejor jugador del mundo

-Cristiano

-Un delantero increíble

-Argentina

-Messi

-¿Un ídolo?

-Michael Ballack.

-Götze

-Un amigo muy cercano y muy bueno. 

-Mourinho

-Un entrenador muy duro. 

-Brasil

-Muy buen equipo

-El 7-1

-El partido más increíble que jugué en mi vida.

-¿Qué le diría el Schurrle de hoy al pequeño André hoy?

-Que no le preste atención a lo que rodea al juego y que solo intente mejorar en los fundamentos que lo harán mejor. Que se divierta, a pesar de que deberá acostumbrarse a que tendrá una presión enorme de la prensa y de la gente.