En la sede porteña del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) lo esperan varios veteranos militantes, como Maruja, que le muestra un póster con su cara y le pide sacarse una foto. El ex mandatario José Luis Rodríguez Zapatero, vestido de traje azul, los saluda por unos minutos y accede a un breve diálogo con PáginaI12 y la TV Pública, antes de reunirse con la ejecutiva del partido en Buenos Aires. En unas horas estará viajando a Madrid. Y quién sabe cuánto tiempo pase para que tome un avión a Caracas, ya que Rodríguez Zapatero lleva los últimos tres años como mediador entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición. Ha viajado 33 veces a Venezuela y 10 a República Dominicana.
El líder socialista español se define a sí mismo como “testigo incómodo” y sostiene que está convencido de que el diálogo es la solución al conflicto, a la vez que critica a los países que buscan aislar a Venezuela. “Discrepo de la posición de una parte de la comunidad internacional que desconoce el proceso electoral. Hay un hostigamiento, unas sanciones económicas que están bloqueando no sólo al gobierno sino al pueblo, al no poder importar productos básicos y medicinas. La comunidad internacional debería cooperar y no buscar la implosión de la situación”.
–Después de la espiral de violencia, de los muertos de ambos lados, de las detenciones de manifestantes, de la realización de elecciones presidenciales que una parte de la oposición no reconoció: ¿el diálogo en Venezuela está en punto muerto?
– En Venezuela tenemos un conflicto de 20 años entre el chavismo y la oposición. En 2002 hubo un intento de golpe contra Chávez. No se puede entender lo que pasa ahora sin atender a ese momento. Porque el gobierno de Maduro tiene la sensación de que vive en amenaza permanente de golpe de Estado. No se explicaría el tema de los presos, yo trabajo para que estén en libertad -en las últimas tres semanas se liberaron a 142 personas–. También hay policías encarcelados. Vi cómo se quemaban vivas a personas por su ideología. El diálogo no solo es un método, un camino, sino que es un fin en sí mismo. Hay que mantener siempre la expectativa de diálogo. Los que no quieren reconocer al presidente, no lo hacen ni con Cuba ni con Corea del Norte, eso se llama tener doble vara.
–En las últimas elecciones en las que fue reelecto Maduro Henry Falcón fue el único candidato de la Mesa de la Unidad Democrática que se postuló.
–(interrumpe) ¿Sabe usted por qué?. Porque la oposición rechazó firmar el acuerdo para realizar los comicios. Pregúntele al gobierno de República Dominicana, estábamos allí. Si Venezuela está mal, ayúdele. Esa es mi visión de las relaciones internacionales. Todos los conflictos tienen que tener una salida pacífica y negociada. En Venezuela hay que refundar el diálogo, unos tienen que reconocer a los otros. Un enfrentamiento civil sería muy desestabilizador para la región.
–La región ha dado un giro a la derecha. En Argentina y Brasil las políticas económicas que se aplican están dando un efecto muy negativo para las mayorías.
–La democracia es cíclica, pero cada país tiene su propia dinámica. Más que girar a la izquierda o a la derecha, lo importante para Latinoamérica es que gire para unirse. Lo estamos viendo en Argentina: si hubiera una unión latinoamericana seguramente no hubiéramos tenido que contemplar y pedir recursos externos, porque hoy un país mediano o pequeño en la globalización de los mercados tiene muy poca capacidad de defensa. Con la crisis financiera en Europa si no hubiese sido por la unión de los europeos, con un Banco Central Europeo poderoso, habríamos tenido problemas quizá irresolubles. Yo quiero ver que haya un cambio a favor de la unión latinoamericana y caminar hacia una unión política, como sería un parlamento latinoamericano, con una unión económica y comercial.
–Hoy encontramos un Mercosur estancado y una Unasur dividida…
–Vivimos en un tiempo de aceleración y de sorpresas. Puede pasar cualquier cosa. Voy a confesar algo: nadie esperaba una semana antes lo que pasó con Argentina y la crisis de los mercados. Al revés, había un clima favorable, por lo menos es lo que yo percibía en la comunidad financiera internacional.
–¿Y ahora que percibe?
– Yo confío más en Argentina que en los mercados. Ahora otra vez se ha levantado la sospecha, y cuesta recuperarse.
–En Argentina se dio media sanción a la ley de despenalización del aborto. España sirve como antecedente, siendo que la norma fue aprobada durante su gobierno. ¿Qué puede decir al respecto?
–Después de ocho años de aprobación de la ley, el balance es muy positivo, porque se ha reducido notablemente el número de interrupciones voluntarias del embarazo. Porque hay más educación, más información. La legalidad de las cosas es siempre el camino para que mejoren. Es poner legalidad y normalidad donde hay ilegalidad y riesgo.