Miles de personas se concentraron ayer frente a la Casa Blanca en Washington para exigir al Gobierno de Donald Trump que reúna a las familias de indocumentados separadas como resultado de sus medidas, y que acabe con la política de “tolerancia cero” que criminaliza a los inmigrantes sin papeles. La cantante Alicia Keys, la actriz America Ferrera y el dramaturgo de origen puertorriqueño Lin-Manuel Miranda lideraron desde el escenario una manifestación que, según sus organizadores, reunió a más de 30.000 personas en el centro de Washington, mientras otras 750 ciudades en todo Estados Unidos organizaban marchas similares. “Nuestra democracia está en juego. Nuestra humanidad está en juego. Estamos aquí para salvar el alma de nuestra nación”, dijo Keys en un emotivo discurso. Keys y Ferrera, que es descendiente de inmigrantes hondureños, leyeron las historias reales de una madre separada de su hijo y un abuelo cuya petición de acoger y cuidar de su propia nieta fue rechazada por las autoridades estadounidenses. Bajo el lema “Families Belong Together” (“Las familias deben estar unidas”), los manifestantes pedían reunificar a los más de 2.500 niños separados de sus familiares desde abril, como resultado de la política de procesar con cargos criminales a quienes crucen irregularmente la frontera sur.
A su turno el presidente estadounidense Donald Trump insistió ayer en que se debería deportar inmediatamente a los inmigrantes que entran ilegalmente al país sin darles oportunidad de exponer su situación ante un juez, a pesar de que eso supondría una violación del principio de debido proceso. “Cuando la gente entra ilegalmente en nuestro país, debemos inmediatamente devolverlos afuera sin pasar por años de maniobras legales. Nuestras leyes son las más tontas de todo el mundo”, escribió Trump en Twitter poco después de finalizadas las marchas, sobre las que no hizo comentario alguno.