Claudio Tapia está convencido de que avanza una conspiración del gobierno nacional en su contra. Que tarde o temprano irán por su cabeza desde la Casa Rosada. Se lo repite a los dirigentes más cercanos. Recela de Daniel Angelici, quien llegó a Rusia justo para ver la eliminación. El presidente de Boca le pide que no hable con los medios y menos para criticarlos, como hizo el 24 de junio en una conferencia de prensa. Pero su presunta debilidad no es lo que aparenta. La FIFA es su principal respaldo. El empresario Guillermo Tofoni la conoce por dentro muy bien. Es agente oficial de partidos, sabe cómo funcionan los negocios a su alrededor y dice muy seguro de sí mismo: “En el fútbol es más poderoso Infantino que Macri”. O lo que es muy parecido: “Con la FIFA, pierde Macri”.
Uno los directivos más afines al Chiqui Tapia rebobina y explica que “todo empezó después del partido que se canceló en Israel, comenzaron a publicarse un montón de cosas”. Fue cuando el presidente de la Nación quedó desairado por una decisión deportiva de aquel que también podía leerse en clave política. ¿Se ubicará ahí el origen de este conflicto, en vías de profundizarse por la salida de la Copa del Mundo?
El amistoso en Jerusalén era funcional a la alianza con un gobierno de ideas afines: el de Benjamin Netanyahu. Desde ese momento la AFA, la Selección nacional y el técnico Jorge Sampaoli quedaron envueltos en un mar de denuncias (recuérdese aquella contra el DT por acoso sexual, luego desmentida). No fueron ajenos a ellas el poder mediático concentrado del grupo Clarín y su socio estratégico en los derechos de TV: la omnipresente productora Torneos y Competencias. Un par de contratos que no les renovaría Tapia en 2019 serían la explicación.
TyC aclaró antes de que oscureciera. Cuando nadie le había pedido un descargo, su CEO Ignacio Galarza se apuró a decir en Ronnitsy, Rusia: “Es probable que los que promueven estas acusaciones sean quienes sí tienen reales intereses políticos, ya que han vertido terribles críticas a Tapia en el pasado. Nosotros apoyamos y continuaremos apoyando a la AFA, a su Presidente y a los jugadores como hemos hecho siempre”. Según cuentan sus íntimos “el Chiqui se la va a bancar”. La mayoría lo acompañó en la Copa del Mundo. El único de sus fieles que se quedó en Buenos Aires es Pablo Toviggino. Hoy conduce el Consejo Federal que agrupa a las 207 ligas del interior. Sus presidentes difundieron su “apoyo total a las políticas deportivas e institucionales” de Tapia desde que asumió al frente de la AFA. Lo hicieron en una asamblea el jueves pasado. Un mensaje para los presuntos desestabilizadores.
Los ataques a Tapia tienen una misma matriz económica. En ella se reconocen los embates del macrismo y del Grupo Clarín, que acaba de obtener lo que el prestigioso especialista en medios, Martín Becerra, definió como “una concentración inédita en Latinoamérica”. Se refiere a la suma de Cablevisión y Telecom y su posición dominante en el mercado. Del gobierno que favorece los intereses oligopólicos se puede esperar lo peor. Desde el desguace de Télam con despidos salvajes incluidos, a la asfixia del fútbol y sus naves nodrizas, los clubes. Mientras duró la alianza con sordina que el gobierno llevaba adelante con Hugo Moyano en el fútbol, el presidente de la AFA fue un aliado circunstancial, por conveniencia. Ya no lo necesitan. Ahora es una piedra en el zapato de Angelici, o sea, del jefe de Estado al que responde de manera incondicional.
Como en un festival de boxeo, los combates preliminares son por un par de contratos entre la asociación que encabeza Tapia y la entente TyC-Clarín, vinculados en la señal de cable TyC Sports. Una fuente de esta última compañía le confió a Página/12 que “hay una negociación en marcha en la que el presidente de la AFA nos pidió 200 millones de pesos por los derechos de la B Nacional y la Primera B”. Esos acuerdos vencen recién en 2019. Como otro que tiene la productora sobre la Selección nacional. “Nada tiene que ver con esto la Copa Argentina, porque los derechos son nuestros por unos años más”, agregó el informante. Desmentía así una versión sobre quién televisaría al más federal de los torneos.
Los medios que son socios de Clarín le bajan el precio a un rumor cuya autoría atribuyen a Tapia. Consiste en que ESPN habría realizado una oferta superadora de la que presentaron ellos. Dicen que esa propuesta no existe y que el dirigente la utiliza para sacar una mejor tajada de los contratos sujetos a discusión. Como fuere, que el presidente de la AFA goce del respaldo de Gianni Infantino –distanciado de Macri desde la gestión de la comisión normalizadora– no significa que pueda dormirse en los laureles. Además, tiene al gobierno respirándole en la nuca. La diputada oficialista Graciela Ocaña lo denunció en la Justicia por su papel en la Ceamse y por incompatibilidad de funciones, ya que trabaja en Impsa, empresa de transporte de residuos peligrosos. La legisladora que lo acusó está imputada a su vez por enriquecimiento ilícito en una causa que le inició Gustavo Vera con el patrocinio de Daniel Llermanos, el abogado del camionero Moyano. O sea, el suegro de Tapia.
En el festival de boxeo la pelea de fondo la protagonizan el gobierno y el presidente de Independiente. Las esquirlas alcanzan a su yerno, cuyo futuro quedó más condicionado por la eliminación del seleccionado en el Mundial de Rusia. El se recostó sobre su relación con Lionel Messi, de quien se siente cercano, mucho más de lo que puede sentirse cualquier otro dirigente.
El presidente de la AFA “va a resistir”, dice uno de sus pares que nació como dirigente en el fútbol del Ascenso igual que él. “Infantino no lo va a permitir”, repite Tofoni sobre una eventual salida de Tapia que no entra en su cabeza. Esta grieta del fútbol estaba disimulada por la conveniente sociedad para los dos que mantenían Tapia y Angelici con el objetivo de frenar las aspiraciones presidenciales de Marcelo Tinelli en la AFA. Pero ahora que se quebró y varios de sus protagonistas sospechan que les pincharon los teléfonos, puede pasar cualquier cosa.
La información es un insumo vital para anticiparse a la jugada del oponente. Macri lo sabe muy bien. Estuvo procesado por mandar a pinchar teléfonos y zafó de esa causa apenas ocupó la Casa Rosada. Lo sobreseyó el juez Sebastián Casanello. Carlos Ávila fue una de las víctimas de esa práctica tan común a los servicios de inteligencia que desde la AFI conduce Gustavo Arribas. El empresario que fundó Torneos y Competencias era escuchado por el espía Ciro James, contratado por el gobierno porteño. Este antecedente demuestra que ni el fútbol está a salvo de la sociedad del control que imaginó Orwell en 1984. Aunque se trate de la cosa más importante de las cosas menos importantes, según Jorge Valdano. Podría estar pasando ahora, como sugirió Javier Mascherano después de la derrota con Croacia y cuando el sueño argentino en el Mundial empezaba a desmoronarse.