Madres de la Plaza 25 de mayo, el cielo las abraza. Como el pueblo. Así la habrán recibido ayer sus compañeras a Marta Claverie de Hernández Larguía, que falleció a los 95 años. Profesora de literatura, escribía poesía, que llegó a publicar en 2007. Su hijo, Juan Sebastián Hernández Larguía, fue asesinado a los 19 años. A él le decían "Canche". Marta le escribió un soneto: "De mis sueños dulcísimo habitante,/ obstinado inquilino de mi sombra./ Tu voz me llama pero no me nombra/ y tu sonrisa se tornó distante.// Merodeas los días y la suerte/ de mi dolor, en tierna marejada./ Con aire de partida y de llegada/ me llevas en la vida por la muerte.// Pájaro silenciado en alto vuelo,/ insumisa gaviota desvelada,/ tu residencia terrenal truncada// le dejé a mi porfiado desconsuelo,/ una lumbre de amor en llamarada/ que incendia la ternura de mi vuelo".
Egresada en la Universidad Nacional de Córdoba, Marta se casó con Juan Jorge Hernández Larguía, un reconocido abogado de Rosario. La literatura fue importante en su vida, ya que era una de las asistentes al taller de escritura de Alma Maritano. En 2007 se publicó el libro Todo te sobrevive, que reúne poemas de Elena Lucas de Belmont y de Marta, ambas madres de la Plaza 25 de Mayo.
Canche, su hijo jugaba al rugby, integraba la Unión de Estudiantes Secundarios de Rosario y Montoneros. Tenía 19 años cuando participó del ataque al Regimiento de Infantería 29 de Monte, en Formosa, el 5 de octubre de 1975. Juan Sebastián Hernández fue uno de los 13 combatientes asesinados.
En los últimos dos meses, murieron Norma Vermeulen, el 6 de mayo pasado, y Elsa "Chiche" Massa, el 20 de junio. La mayoría de las mujeres que se calzaron el pañuelo blanco en la ciudad para reclamar por sus hijos ya no están, pero el grupo Ronda de la Plaza mantiene la cita cada jueves.
El velorio de Marta se realiza en la sala Caramuto (Córdoba 2936) y la despedida terminará a partir de las 9, cuando la trasladen al cementerio El Prado.
* Mariana Hernández Larguía, histórica militante de derechos humanos de la ciudad y sobrina de Marta, la despidió: "Hace unas pocas horas murió Marta, Martucha para sus hijas y nuestra familia. Luchadora pertinaz y silenciosa, en ese aspecto parecida a mi madre como en tantas otras cosas, nunca dejaste de luchar, contribuiste a salvar vidas de compañeros sin tener en cuenta riesgos ni peligros, si hay algo que te engrandece es eso, tu silencio.
En estos días de charlas y de esperas hablábamos entre tantas cosas de cómo nuestros padres nos dejaron el legado de amarnos incondicionalmente, como hermanos.
Vivimos casi toda la vida calle de por medio, de ahí que nos dijéramos mutuamente los "Hernández de enfrente". Durante la dictadura nos quedamos un buen tiempo solas, sin familia, vos, el tío Juancho, la Soyu y yo, fueron tiempos difíciles en los que nos apoyamos con todo nuestro amor. Tengo mil recuerdos de tanta vida cotidiana compartida, pero voy a elegir uno en el que, como en tantos otros, además fuimos compañeras. Sin esfuerzo puedo vernos a las dos con los pesos en billetes que tuviéramos, sentadas en la mesa y escribiendo consignas con birone en cada uno de ellos.
Ya sé que es lógica tu partida, estos días entre las cosas que hablábamos, nos decíamos que nos quedábamos sin viejos y que ahora los viejos en la familia éramos nosotros. Espero que como tales estemos a la altura del ejemplo que ustedes nos dejaron.
Te quiero y te admiro profundamente tía Martucha, compañera".