Es cierto que falta mucho, pero estos procesos, como ocurre y ocurrió en otros ríos del mundo, llevan tiempo, y tal vez sea demasiado para algunas ansiedades e injusticias, sobre todo si las cosas quieren hacerse bien, sin recetas mágicas.
Diez años pueden parecer poco, comparados con los más de doscientos años de la historia de contaminación de este río. Pero sería interesante compararlos con los ríos europeos.
La gestión gubernamental saliente ha dejado avances dignos, como la obra más importante para el saneamiento del agua desde la creación de Obras Sanitarias de la Nación, el Colector Margen Izquierdo.
Casi el 80 por ciento de la contaminación de este río se debe a los líquidos cloacales domiciliarios. Esta obra implica duplicar la capacidad de procesamiento de la red cloacal del área y beneficiará a 4,5 millones de personas.
Cinco años de ejecución es el lapso que se debería tener para terminar de poner en caja a las industrias.
Es visible la mejora de las riberas y la limpieza de basuras sobrenadantes en sus aguas. Así como la remoción de todos aquellos objetos voluminosos que se hallaban en su cauce, entiéndanse barcos, automóviles y un sinfín de electrodomésticos.
Han vuelto las aves y algunas especies del agua han empezado a recuperarse. La naturaleza también hace su trabajo.
Un legislador fue demonizado cuando dijo que había peces en el río. La primera publicación de la actual gestión, revista Cuenca, en julio del 2016, le dio la razón.
Del Polo Petroquímico de Dock Sud fueron relocalizadas 12 empresas químicas, menos una, también intimada a irse de dicho lugar. Significa un cambio absoluto en la salud de la población.
El abordaje integral en salud ahora sabemos que dejará de hacerse. Fue un operativo que dotó a los 14 municipios de centros de salud especializados, de laboratorios, un hospital regional y tráileres sanitarios que recorrían la cuenca en forma permanente.
Más de 2 millones de personas accedieron al agua potable, así como muchísimos niños se educaron en temas ambientales, teniendo a su río como objeto de estudio.
Nuevas vialidades recorren la cuenca por sus orillas generando mayor conectividad.
Se han recuperado los puentes, como el Transbordador Nicolás Avellaneda, que une La Boca con Avellaneda, un emblema de la zona restaurado pero todavía sin funcionar, algo inexplicable.
También sigue sin terminar el edificio de Ciencias Ambientales de la Universidad de Avellaneda, pero ya sabemos qué piensa la gobernadora de esas universidades.
Del lado de la Provincia fueron mudadas todas las personas que vivían en las riberas. En la Ciudad de Buenos Aires recién ahora se mudó a los habitantes de Villa 26; y se acordó un plan de mudanza, debidamente consensuado con los vecinos y aprobado en la Legislatura local, por unanimidad, para la villa 21-24.
A un mes de asumir, el nuevo presidente de Acumar debió renunciar y se entró en un interregno de unos tres meses en los cuales no quedaba claro quiénes eran las autoridades. Más allá de lo institucional, que no es menor, se continuaron algunas obras. Y el Presidente Macri inauguró plantas de potabilización en Marcos Paz y de tratamiento en Lanús (obras ya inaugurada por CFK), muestras de la pesada herencia.
Hubo distintas Audiencias Públicas convocadas por Acumar y la Corte Suprema, donde fue muy criticado el nuevo Plan Integral de Saneamiento (PISA). La Corte Suprema de Justicia de la Nación también conminó a Acumar a explicar los avances del Plan de Saneamiento. Y lo que se vio fue un total desentendimiento de la problemática a encarar.
Porque fue en el río donde los grados de pobreza y desocupación se hicieron visibles en su faz más inhumana en las sucesivas crisis incluyendo la del 2001. Desde el 2003, la Cuenca recuperó y mejoró sus estándares de vida, ¿o no es un ejemplo de esto que miles de personas se conectaran al agua potable?
Es cierto que está Acumar pero hay que decirlo clarito: esta cuenca se empezó a recuperar porque el país tuvo un proyecto de desarrollo, explicitado en cada apertura de las Sesiones Ordinarias del Congreso Nacional por la ex Presidenta Cristina Fernández, que siempre nombró el tema del Matanza Riachuelo en sus discursos, un hecho inédito.
Un ejemplo de lo que ocurre hoy bien lo puede graficar la instalación de una planta para quemar basura que el Gobierno de la Ciudad quiere instalar en el Cauce Viejo del Riachuelo. ¿Y qué dice la Acumar sobre esto? ¿Qué dice la Corte Suprema de Justicia? ¿Por qué la Ciudad pone en el sur lo que el norte rechaza? ¿No se había ordenado, sanear el agua el aire y el suelo de toda la Cuenca? ¿Qué dice Acumar de volver a la incineración, de desalentar la separación en origen, de dejar sin trabajo a miles de recicladores urbanos?
A la luz de los hechos es hora de evaluar con seriedad cómo seguir.
* Ex vicepresidente de Acumar durante la gestión de Cristina Kirchner.