“Los maestros volvemos a estar bajo la línea de pobreza. En las escuelas del conurbano vemos que los papás se quedan sin trabajo, las mamás traen otra vez a sus chicos al comedor. Los pibes llegan con hambre. Como nos decían en una reunión de Ctera los otros días: llegan con hambre a las 8 de la mañana. En este contexto, la gobernación de María Eugenia Vidal quiere sacar los equipos de orientación escolar, y en la Ciudad de Buenos Aires –el distrito con el PBI per cápita más alto del país– Horacio Rodríguez Larreta quita el pan del menú con el argumento obsceno de prevenir la obesidad. En Chubut y Corrientes reprimieron a los compañeros que reclamaban por salarios. Eso es el ajuste: maestros reprimidos y pibes con hambre en las escuelas”, describió Sonia Alesso, titular de Ctera, en la masiva movilización docente que ayer cerró, frente al Ministerio de Educación, el quinto paro nacional de los maestros en lo que va del año. En una jornada que afectó el dictado de clases en las escuelas estatales y privadas, los gremios reclamaron que el Gobierno restablezca la paritaria federal y dé respaldo económico a las provincias para solucionar los conflictos abiertos en nueve distritos. También adelantaron que, de no haber paritaria nacional y resoluciones de las paritarias provinciales, las medidas de fuerza continuarán tras las vacaciones de invierno.
El grado de acatamiento de la huelga convocada por Ctera y Sadop fue motivo de cruces. Los dirigentes gremiales hablaron de un 90 por ciento de adhesión; desde el Gobierno aseguraron que no superó el 35.
El escenario principal de la protesta fue una marcha que salió del Congreso para ir hasta el Palacio Sarmiento. Preparada desde la semana pasada, uno de sus objetivos fue difundir la crítica situación de Chubut, donde docentes y estatales fueron reprimidos en medio de un conflicto que lleva 108 días de acampe frente a la gobernación e incluye tomas de ministerios y la virtual paralización del Estado provincial. Así, viajó a la Capital una delegación de la provincia. También llegaron docentes de Corrientes, Santa Fe y Entre Ríos, que se sumaron a las columnas de maestros porteños y bonaerenses.
Con un chaleco de la Asociación de Trabajadores de la Educación de Chubut (Atech), Noelia Dellape explicó por qué rechazaron la última oferta de la gobernación. “Significaría un aumento de 1200 pesos, es decir un 14 por ciento de mejora salarial, sobre sueldos de 8.400 pesos, cuando la canasta básica de Chubut es de 28 mil pesos”.
El contingente patagónico estuvo liderado por Santiago Goodman (Atech) y Carolina Rubio (Sadop). “El gobernador (Mariano) Arcioni, aliado de Macri, tiene un único plan, que es el ajuste. Lo único que quiere es garantizarles al gobierno nacional y sus amigos los negocios de la megaminería”, acusó Goodman desde el escenario. También adelantó que el aumento fijado por decreto no solucionará el conflicto.
Otro de los oradores que cargó duro contra el gobierno nacional fue Fernando Ramírez, dirigente del Sindicato de Trabajadores de la Educación de Corrientes (Suteco). Los maestros de esa provincia, donde el Presidente abrió este ciclo lectivo, fueron reprimidos durante el paro nacional del 25 de junio. “Desde lo más profundo del ser correntino agradecemos la solidaridad de todas las organizaciones y argentinos bien nacidos que le dicen no a la represión y el hambre”, dijo. “Nuestra provincia, históricamente desigual, donde los latifundios todavía existen, con gobiernos aliados al poder unitario, había logrado con la paritaria nacional y la tenacidad de la lucha docente tener un piso tecnológico, acceder a computadoras; el derecho a la educación estaba a la vuelta de la esquina. Hoy, en cambio, reabrimos comedores porque se profundiza la pobreza. En 2019 hay que sacarlos a las patadas, con el voto popular, de la Casa de Gobierno”.
A cargo del cierre, Alesso planteó al Gobierno que “el límite es la represión” y exigió: “Queremos dialogar, con paritaria federal y paritarias provinciales”.
Un espacio del acto fue ofrecido a los despedidos de Télam, y antes de la desconcentración, los docentes fueron llamados a marchar hasta la agencia de noticias para apoyar el reclamo por sus reincorporaciones.
Entre los manifestantes no faltó cierto humor amargo. “Me sobra mucho mes al final del sueldo”, anunciaba el cartel colgado del cuello de una mujer con guardapolvos. Otro: “Mi protesta colapsa el tránsito, tu indiferencia colapsa el país”.