Todo al revés le salió ayer al oficialismo porteño y en particular a los legisladores del Pro que responden a Horacio Rodríguez Larreta: como respuesta a un proyecto que pretenden convertir en ley y que agravaría las penalizaciones por “ruidos molestos” a músicos callejeros y otros artistas ambulantes, estos montaron un gran y ruidoso festival en la puerta de la Legislatura porteña para dejar en claro que rechazan “las políticas restrictivas del espacio público” y para pedir por “los derechos laborales de los artistas” que trabajan en la calle, que en la ciudad son cerca de tres mil. Desde pasadas las 14 no sólo hubo música en vivo sobre la calle Perú, sino también conjuntos de murga, malabaristas, payasos y payasas, serigrafistas, actores y actrices, mimos y otros trabajadores de la cultura, que encima fueron acompañados por otros sectores en disputa con el partido gobernante.
La protesta tiene su origen en la iniciativa parlamentaria 1664-J-18, impulsada por el gobierno de Larreta para reformar el Código Contravencional de la Ciudad. Entre los cambios que propone está que las denuncias por “ruidos molestos” (entre los que ahora se incluirían a los músicos callejeros) ya no deban necesariamente ser con nombre y apellido, lo que para los artistas multiplicará las falsas denuncias, y también que las fuerzas de seguridad tengan más facultades para detener, demorar, multar y decomisarles a los artistas callejeros sus instrumentos, algo que ya viene sucediendo de hecho pero que podría empeorar.
“La reforma de todo el código, pero puntualmente del artículo 85, para nosotros implicaría algo gravísimo. Nos podrán imponer multas y perseguir aún más, y encima por denuncias anónimas, que estarían legitimadas”, detalló a PáginaI12 diario Alejandro Cabrera, referente del Frente de Artistas Ambulantes Organizados (FAAO), una de las organizaciones convocantes de la jornada de ayer. “Este festival es para demostrar la amplia y profunda preocupación de todos los que trabajamos en la calle, que rechazamos el proyecto del oficialismo y nos llamamos a estado asambleario”, dijo el también músico, que precisó que en la actualidad los artistas callejeros son casi 2800, bastantes más que en 2016, cuando un censo arrojó que eran 2000.
Entre las agrupaciones convocantes a la jornada artística estuvieron Músicos Organizados, Circo Abierto, Cirqueras organizadas, Actores en movimiento (AeM), Trabajadores de la cultura ambulante (T.C.A), Hablemos de violencia sin carpa, Circo Fuaa!, Payasos con memoria, Unión de Artistas Independientes (U.D.A.I) y Serigrafistas Queer. Mientras repartían los ya clásicos pañuelos verdes (“hay que articular las luchas”, dijeron), trabajadoras de este último colectivo dijeron a este diario que “si el arte no puede estar en la calle, entonces no queda nada”, y que “lo que pasa con los artistas es un indicio de lo que está pasando en el espacio público en general”. “No sólo cierran los espacios cerrados en los que podemos trabajar, como centros culturales y teatros, sino que ahora también nos quieren sacar de la calle. Y no es casual, porque ese es nuestro espacio de intercambiar lazos comunitarios y de sembrar un pensamiento crítico en la sociedad”, sentenciaron.
Para ponerle música a la tarde, la banda Cambio de frente montó un escenario frente a la puerta central del recinto y tocó un repertorio de canciones de géneros varios. Antes de irse, los músicos invitaron a su colega y también periodista Pablo Marchetti, que cantó un tango y se despidió resaltando que “(a los presentes) nos convoca una medida de mierda pero está buenísimo estar acá, porque este festival es alucinante”. Antes, durante y después, decenas de malabaristas y payasos se pasearon por los costados del escenario, en lo que fue un verdadero espectáculo callejero.
No es la primera vez que los artistas callejeros se unen para defender su trabajo. Como contó este diario, desde fines de 2015 el Pro intenta mediante una serie de proyectos de ley restringir las posibilidades de los trabajadores ambulantes, en consonancia con toda su política de espacio público, como la expulsión de los mal llamados manteros. Pero, si bien no es nuevo, ahora que el oficialismo tiene mayoría automática en la Legislatura porteña la preocupación es mayor. El próximo martes, un poco más temprano que ayer, los artistas y su público volverán a las calles con un formato similar, sólo que esta vez la actividad dentro del recinto será otra: ese día se tratará formalmente el proyecto en la comisión de Justicia, por lo cual los trabajadores de la cultura planean que su presencia mida el pulso de la discusión, para poder torcer el proyecto. “Vamos a venir hasta que lo retiren. No a la criminalización de los artistas callejeros”, dijeron por micrófono.