Los usuarios de la distribuidora Gas Natural Fenosa se desa- yunaron con una sorpresa, al encontrar junto a su boleta de gas del mes pasado una publicidad de créditos personales de hasta 20 mil pesos “en sólo 15 minutos” al lado de un cartel que advierte que ahora la boleta se puede pagar directamente en las sucursales de la financiera. Como consecuencia, una diputada nacional de Cambiemos presentó un proyecto de ley para evitar ese tipo de publicidades y desde la empresa de gas dijeron que de ahora en más evitarán que aparezcan propagandas de financieras en las facturas. El hecho refleja el estado de situación de los hogares en relación a la carga de los servicios públicos en el presupuesto. Se llegó al extremo de que una empresa tenga que ofrecer créditos para pagar el gas. Pese a ello, el ministro de Energía, Javier Iguacel, confirmó que en septiembre y octubre habrá nuevas subas del gas y de la luz, de acuerdo al cronograma oficial de eliminación de subsidios, ahora más presionado por la devaluación (que encarece los costos en pesos) y por la lapicera roja del FMI que sobrevuela las cuentas públicas.
“Debemos seguir con la corrección”, dijo el funcionario en un programa televisivo. “La luz y el gas tienen tres componentes en la factura. Uno que es la energía en sí misma, el otro es el transporte y el otro la distribución. Del transporte y la distribución, que es la mitad de la boleta, las tarifas ya están corregidas. Ya no hay más aumento salvo la corrección por inflación. La otra mitad de la boleta está compuesta por el costo de generación y ahí todavía tenemos un costo muy grande porque seguimos importando. La diferencia entre lo que nos cuesta y pagamos es de 2 a 1. Nos cuesta el doble de lo que estamos pagando”, dijo Iguacel. Según ese cálculo, todavía la mitad de la boleta tiene que duplicarse, por lo cual resta un aumento del 50 por ciento sin contar la actualización por inflación, que se descuenta el Gobierno aplicará.
“El Presidente nos dijo que hay que mantener las reglas de juego y estar integrados al mundo. Generar competencia y que haya una economía sana. Pero también que nos aseguremos de que la gente y las pymes puedan afrontar las tarifas”, agregó Iguacel. La insuficiente respuesta oficial abrió la cancha para avivadas. Es que la dificultad de los hogares para pagar las tarifas es tan evidente que los empresarios descubrieron un nuevo nicho de mercado. El mes pasado, la boleta de gas de la bonaerense Gas Natural Fenosa estuvo acompañada por una publicidad de Credifácil. “Obtené hasta 20 mil pesos. Ahora podés pagar todas tus facturas de servicios en nuestras sucursales!!! Así de Rápido, así de Fácil”, dice en volante (ver facsímil).
Hasta el oficialismo pidió bajar un cambio. La diputada nacional Paula Oliveto Lago (Coalición Cívica-ARI Cambiemos) presentó un proyecto de ley en el cual se prohíbe la incorporación de cualquier tipo de publicidad comercial en las facturas de servicios públicos, con excepción de aquellas comunicaciones de carácter puramente institucional por parte de quien emite la factura. “Es inadmisible el aprovechamiento de esa situación –en relación al “reordenamiento tarifario”– por parte de empresas que buscan el lucro mediante el otorgamiento de crédito rápido a tasas usurarias”, señaló la legisladora. Desde la empresa indicaron a este diario que “nos pareció razonable pedirle a la comercializadora que no utilice más publicidades de crédito”.
Las financieras ven la oportunidad de mercado porque las boletas de luz y gas son lo último que deja de pagar el usuario y la desesperación puede llevar a soportar tasas altísimas con tal de que las distribuidoras no corten el servicio. Ante este panorama, el Gobierno propuso que hasta una cuarta parte de la boleta de gas de este invierno se pueda pagar en las facturas que se emitirán entre noviembre y abril, con una tasa de interés de hasta el 1,5 por ciento mensual. Es decir que las boletas de gas del invierno, cuando más se consume, se pagarán prácticamente todo el año (desde julio hasta abril).
Según los cálculos del CEPA, la electricidad acumula desde principios de 2016 un aumento del 1394 por ciento, que alcanzaría el 1768 por ciento a fin de año. Eso implica que una boleta de 50 pesos pasó a 747 pesos y rozará los 1000 pesos a fin de año. En el gas, el incremento es del 1195 por ciento y alcanzará el 1519 por ciento a fin de año. Es decir que una factura de 90 pesos en 2015 está ahora en 1165 pesos. “Hay empresas distribuidoras que están dispuestas a hacer una corrección más baja que la inflación”, dijo Iguacel en relación a la suba tarifaria del segundo semestre, aunque no adelantó cuál sería el aumento. Incluso si el Gobierno quisiera moderar las subas para no seguir deteriorando su imagen, el escenario le juega muy en contra porque la fuerte devaluación del peso elevó sensiblemente la cuenta de los subsidios.
“No hay cambio de hábito de consumo ni mayor selectividad del consumidor sino una mera resignación de derechos. La gente no va a dejar de pagar el gas o la luz sino que no consume otras cosas”, consideró Roberto Daoud, de la entidad de consumidores Deuco.