Tiraría a la hoguera el culto exacerbado a la juventud y hermosura, para que se vuelva a cultivar la belleza interior y se rescate la sabiduría de la vejez. Arrojaría al fuego también el estereotipo de la nueva heroína de la modernidad construido para tapar los baches de la desigualdad entre el hombre y la mujer: la “súper woman”, dícese de aquella que es profesional, tiene cuerpo de modelo, es madre de al menos dos hijos (si solo tiene uno se la juzga), excelente esposa y amante. No me olvidaría de que ardieran también aquellos espacios en medios masivos de comunicación en los que la mujer, a través de su cuerpo, es tratada como un objeto.

* Abogada y autora de la novela El ciudadano (Ediciones Del Dragón).