“La sororidad, además de dar apoyo emocional, también es compartir información y análisis de problemas: no ser mezquina”, plantea Jazmín Varela mientras repasa con el NO las páginas de Tengo unas flores con tu nombre (guía práctica de sororidad), que editó hace poco Maten al Mensajero y es un excelente reflejo de época. La ilustradora rosarina no pretende bajar línea teórica ni pontificar postura. Lo que hace es retratar pequeños instantes cotidianos en los que la hermandad entre mujeres se puede poner en práctica: acompañarse, esperarse, sostenerse, informarse.
En las páginas de Tengo unas flores... hay retratos de amigas de Varela, pero también de colegas, de referentes del movimiento feminista (como Srta. Bimbo, María Riot o Susy Shock) con las que quizás la ilustradora no coincidió físicamente, pero cuyas palabras la marcaron. Cada página es un retrato y una frase corta pero contundente. Quizás la más larga sea la que dio origen al libro.
“Estás contenta de que no soy un chabón, ¿no?”, le preguntó una taxista a Jazmín tras una salida. Y sí, claro, la aliviaba. “Me contó situaciones que había sufrido ella arriba del taxi, yo le conté de algunas que me habían pasado en la calle, y cuando me bajé me dijo ‘te espero hasta que entres’”, recuerda la rosarina. Ese encuentro y el constante “llamá cuando llegues” que intercambia con sus amigas al terminar la noche la impulsaron a dibujar. “En un primer momento fue para agradecer a amigas y gente alrededor por esas actitudes y después fue tomando este sentido de guía de sororidad”, explica.
“En los meses que hice estos retratos, que aparecían en mi tiempo libre, tenía el radar prendido para estas situaciones y muchas veces no era una conocida la que ponía en práctica la sororidad. Era algo más indirecto, como información que ponía a circular alguien que yo no conocía, desde cierto lugar de empatía y de compartir. Eso también es sororo”, plantea la autora.
Varela forma parte del innegable crecimiento de las mujeres en la escena historietística y, en sentido más amplio, de la ilustración. Los colectivos de chicas dibujantes se multiplican (en Rosario, destaca a Cuadrilla feminista y Línea peluda). Los eventos organizados por ellas también crecen y además se las ve movilizadas por los temas fundamentales en discusión hoy. No es casualidad esa mayor visibilidad: “Creo que estamos teniendo mucho más espacio para contar, para expresarnos y decir cosas con las que estamos comprometidas. Se nos visibliza mucho más y lo estamos aprovechando”, asegura.
“Nos sabemos juntas y organizadas y eso genera cosas en cada ámbito”, reflexiona a propósito del crecimiento de los movimientos de mujeres. “El movimiento feminista nos atraviesa a todas las mujeres e identidades disidentes, más allá de dibujar o no, y la masividad de las redes sociales nos permitieron organizarnos de manera transversal.”