“La estabilidad y la competitividad del sector penden de un hilo”, alertaron ayer desde la entidad Fadeeac, que agrupa a las compañías transportistas. Los empresarios se quejan del impacto de la devaluación sobre los costos, en especial de la suba de la nafta.
“La actividad debe ser declarada en emergencia, ya que al agravante del congelamiento de la actividad se suma que el sector debe lidiar con el constante peso fiscal, que alcanza el 40 por ciento de la tarifa final del flete”, indicaron en un comunicado desde Fadeeac. Una de las causas de la caída del nivel de actividad de los transportistas es la sequía, que redujo la cosecha gruesa.
En junio, el transporte de mercadería por carretera sufrió una suba de costos del 3,8 por ciento. El incremento supera el 15,0 por ciento para el primer semestre y asciende a un 34,3 por ciento si se consideran los últimos doce meses. El primer factor que empuja la suba de costos en el sector es la evolución del combustible. Precisamente, esta semana se concretó una nueva de la nafta por parte de YPF, Shell y Axion. En la petrolera estatal, la nafta súper pasó en el área metropolitana de 26,50 a 27,83 pesos por litro, un incremento del 5 por ciento. El mismo porcentaje aumentó el gasoil, al pasar de 23,05 a 24,20 pesos. En tanto, las versiones premium de nafta y gasoil saltaron 8 por ciento. El alza acumulada en los combustibles es del 33,7 por ciento desde octubre del año pasado, cuando el Gobierno decidió la liberación total del mercado.
Por otro lado, la fuerte devaluación del peso encareció otros costos para la actividad del transporte, como el material rodante y la reparación de equipos, junto a lubricantes, neumáticos y seguros. El aumento de los precios del transporte impacta prácticamente sobre la ecuación de costos de toda la economía.