El uso de la capacidad instalada de la industria se ubicó en el 65,1 por ciento en mayo, informó ayer el Indec, algo por debajo del año pasado y en línea con el dato de 2016. La leve baja se explica por un relativo buen primer cuatrimestre, antes de la crisis cambiaria y el cambio en el escenario económico. En mayo, la abrupta suba del dólar afectó a la industria pero no tuvo tal impacto sobre la tendencia acumulada. Se espera que a medida que avance el año los datos industriales sigan empeorando en línea con el deterioro de la demanda interna y las altas tasas de interés. Los sectores con mayores caídas son alimentos y bebidas y metalmecánica.
La utilización de la capacidad instalada evoluciona a corto plazo de manera conjunta a la producción. Cuando sube el nivel de actividad industrial avanza la utilización de las máquinas y equipos, siempre que no haya nuevas inversiones. En cambio, cuando cae la actividad se reduce la utilización del equipamiento, o lo que es lo mismo, es mayor la capacidad ociosa. A medida que baja la utilización de las máquinas, se aceleran las suspensiones de personal, retiros voluntarios y los despidos.
En mayo, la utilización de la capacidad instalada se ubicó en los niveles de 2016. Esto es congruente con el dato difundido días atrás por parte del Ministerio de Trabajo, que detectó en su encuesta mensual un deterioro en las expectativas empresarias. La caída de la proyección de contrataciones equiparan la situación actual con el punto más bajo registrado en la gestión Cambiemos, en mayo de 2016. En efecto, las chances de contratar más personal se reducen cuando hay mucha capacidad ociosa en las fábricas.
En alimentos y bebidas, la utilización de la capacidad cayó en mayo un 5,4 por ciento al 61,5. “Hay una retracción del consumo de alimentos y esto hace que las fábricas estén trabajando como máximo al 60 por ciento de su capacidad instalada. Evidentemente el momento es complicado”, consideró el presidente de la Copal, Daniel Funes de Rioja.
La utilización de la capacidad en la industria metalmecánica cayó en mayo un 6,6 por ciento. El informe mensual de Adimra advierte que más de la mitad de las empresas metalúrgicas redujeron horas extras. La principal baja se verificó en el subsector de maquinaria agrícola, por el impacto de la sequía, seguido de equipamiento médico y bienes de capital. También cayó la utilización en refinación de petróleo, caucho y plástico y textiles, y en menor medida en sustancias y productos químicos y papel y cartón.
Uno de los sectores cuya utilización avanzó en mayo es la siderurgia. Si bien los datos interanuales siguen estando en terreno positivo para el sector, el análisis mensual muestra señales de debilitamiento en línea con el freno a la obra pública aplicada por el Gobierno en el marco del ajuste fiscal. La producción de acero registra un alza interanual del 11,2 por ciento en mayo pero frente a abril hay una caída del 5,4 por ciento. En tanto, el sector de materiales de la construcción quedó parejo frente al año pasado, con una utilización del 72,9 por ciento. En textiles, la capacidad instalada es del 59,9 por ciento, por debajo del dato del año pasado y casi 20 por ciento menos que en 2016. Buena parte del cierre de plantas y despido de trabajadores en el último tiempo se produjo en el sector textil, calzado y marroquinería, afectados por la caída del consumo, apertura de importaciones, tarifazos y altas tasas de interés.