Como nunca antes, la pésima relación que Elisa Carrió y la UCR mantienen escondida desde hace décadas salió traumáticamente a la luz. El fuerte enfrentamiento entre los socios de Cambiemos se disparó en uno de los peores momentos para el gobierno de Mauricio Macri, que no logra salir de la crisis económica ni retomar la iniciativa política. En una semana abigarrada de exabruptos, la líder de la Coalición Cívica recurrió a sus ya habituales comentarios ofensivos enchapados en humor. Dijo que ella “los maneja desde afuera” y que ese es su “castigo por misóginos”. En general, los epítetos de la chaqueña quedaban en la nada porque en la UCR elegían no responder o bajarles el tono. Esta vez no fue el caso. La reacción abarcó desde el gobernador Gerardo Morales hasta Ricardo Alfonsín, pasando por un comunicado formal del Comité Nacional del partido, presidido por Alfredo Cornejo. “Que nos diga Carrió cuánto aporta hoy a Cambiemos y a las políticas del Gobierno Nacional. Seguramente sea menos que las propinas que deja”, le disparó el gobernador de Mendoza. Lejos de moderarse, Carrió se desligó de sus agresiones y le lanzó un dardo venenoso a Cornejo: le recordó su alianza con el kirchnerismo cuando era uno de los hombres más cercanos a Julio Cobos.
La historia de enemistad entre Carrió y los principales dirigentes del radicalismo lleva más de dos décadas. Algunos todavía recuerdan que Raúl Alfonsín la padeció cuando durante la convención constituyente de 1994 votó en contra del núcleo de coincidencias básicas que el ex presidente había consensuado con Carlos Menem. Durante el cierre de campaña de la Alianza fue la oradora principal antes de Carlos “Chacho” Álvarez y Fernando De la Rúa. Menos de dos años después renunció al bloque radical y al poco tiempo creó su propio partido para competir contra la UCR en las elecciones de 2003. Desde entonces su relación con el radicalismo fue fluctuante. Compartieron varias alianzas, sin éxito, como el Acuerdo Cívico y Social o el Frente Amplio Unen, que nació y murió sin llegar si quiera a medirse en una elección.
Ayer, durante un foro empresario en Paraná, Carrió eligió volver a caminar por la cornisa. En realidad intentó apoyar al diputado radical Atilio Benedetti en su carrera por la gobernación de Entre Ríos. “Yo no quiero cargos. Y nadie puede vencer al que no quiere nada. Si yo tuviera interés, habría una interna y no tengo interés en ningún cargo. En consecuencia, la alianza (Cambiemos) está asegurada. Y los radicales harán lo que nosotros digamos, ¿no es así Benedetti?”, dijo la chaqueña, en una suerte de guiño para el diputado. Mientras el público se reía, Carrió siguió: “Al final, los radicales tienen que reconocer que están con una ex miembro que los maneja desde afuera. Es divino. Es el mayor castigo por misóginos. Nos mandaban a las convenciones a servir empanadas y ahora los manejo yo desde afuera”, completó.
Benedetti fue uno de los primeros en rechazar sus dichos, aunque optó también por restarles importancia. “No lo considero ni una cosa seria ni importante”, afirmó. También habló de la “personalidad contradictoria” de Lilita y luego la exculpó: “Son sus exabruptos a los que nos tiene acostumbrados”. Ricardo Alfonsín, un dirigente opositor a la jefatura radical aprovechó para exigirle a Cornejo que se haga cargo y le responda: “Carrió se referirá a la conducción nacional porque el radicalismo es muy horizontal y democrático. Que responda Cornejo si se deja manejar y que aclare por qué dicen esto”, señaló.
Desde que asumió al frente del Comité Nacional, el gobernador de Mendoza dio varias señales que le hacen honor a su fama de persona de carácter bravo. Lapidó al ex ministro de Energía, Juan José Aranguren, quien luego lo señaló como uno de los responsables de su expulsión. A diferencia de sus antecesores Ernesto Sanz y José Corral, que soportaban a Carrió sin salirle al cruce, Cornejo difundió una respuesta oficial haciendo públicas varias apreciaciones compartidas por toda la plana mayor del partido: “Somos un partido político soberano en sus decisiones y democrático hacia adentro, no un proyecto personal ni un liderazgo mesiánico. La frivolidad discursiva alimenta de manera peligrosa a la oposición. Los argentinos necesitan seriedad, no un stand up permanente”, asegura el texto en el que le reclama que “se abstenga de continuar con esta serie de declaraciones desafortunadas”.
El anteúltimo párrafo del comunicado pareció dirigido al macrismo, que suele adoptar una actitud comprensiva cada vez que Carrió suelta sus declaraciones. “La respuesta no puede ser ‘ya sabemos cómo es Carrió’. La respuesta es respetar, de una buena vez, a los socios de la coalición de Gobierno que ella pretende destruir”. En el remate, Cornejo ironizó sobre su pedido para que la clase media de “propinas”: “Que nos diga Carrió, realmente, cuánto aporta hoy a Cambiemos y a las políticas del Gobierno nacional. Seguramente sea menos que las propina que deja”. El mozo contó , y ella admitió, que le había dado 5 pesos.
Carrió no dejó el asunto ahí y volvió a utilizar su cuenta de twitter para responder: “Mil disculpas Cornejo, es una vieja broma que hago hace 20 años, que hace reir a la gente, sólo que quizás no la recordás porque en esa época estabas en el kirchnerismo”, escribió sin reparar que hace 20 años el kirchnerismo ni siquiera existía. De todas maneras, fue una advertencia para el jefe de la UCR de que sacaría a la luz sus vínculos con Néstor Kirchner. Cornejo fue uno de los operadores políticos de Cobos y uno de los armadores de la Concertación Plural en 2007.
“Tu agravio al radicalismo no me causa ninguna gracia @elisacarrio, lo repudio. Es una irresponsabilidad política de tu parte denostar a un miembro de Cambiemos debilitando la coalición de gobierno en momentos difíciles para el país”, contraatacó ayer Morales, quien supo ser uno de los dirigentes de mejor relación con la chaqueña. La réplica del jujeño fue también una demostración de unidad del radicalismo. Aunque se mantiene recluido en su provincia, su figura sigue siendo una de las de mayor peso político en la UCR junto con la de Cornejo y la del diputado Mario Negri.
Consciente de que más pronto que tarde necesitará reunir los votos del interbloque Cambiemos, Negri fue el más conciliador. “Realizó una broma –ella misma lo reconoció–, que lamentablemente hirió la sensibilidad de la UCR. Ella sabe más que nadie que sin la UCR no existiría Cambiemos”, escribió el cordobés vía Twitter. El macrismo, por ahora, prefirió el silencio.