A base de acuarelas y con un gusto casi obsesivo por el detalle, las ilustraciones de Rao Pingru no acompañan, sino que parecen contar la misma historia que el texto, sólo que más enfocadas, como poniendo por delante cosas que la escritura, o ese otro modo de escritura, no puede albergar. Va así de los recuerdos de niñez, pasando por sus días en la batalla, las indicaciones para sobrevivir en el campo de reeducación o el retrato de sus últimos días con Meitang.
1. Página 20: La madre de Pingru le enseña a lavarse la cara.
“Mamá no permitía que me marchara hasta haberme lavado bien ‘detrás de las orejas y el cuello’. También me enseñó a escurrir la toalla: los chicos tenían que retorcerla en el sentido de las agujas del reloj y las chicas en el inverso. Conservo pocos recuerdos nítidos de las cosas que me decía mi madre, pero esa advertencia me sigue resonando en la cabeza”.
2. Página 84: Primer muerto visto en la batalla de Changde, noviembre de 1943.
“Hubo intercambios intensos de disparos, que no cesaron hasta las cuatro o cinco de la tarde. Después, el cocinero encargado del avituallamiento de nuestra sección, al ver que todo estaba tranquilo, asomó la cabeza fuera de nuestro puesto para reconocer las líneas enemigas. Se oyó un disparo: un francotirador emboscado lo había abatido con una bala en plena cabeza. Solo recuerdo su apellido: Ren”.
3. Página 263: Pequeños inventos para sobrevivir en el campo de reeducación.
“Calcetín largo todavía nuevo. El mismo calcetín, agujereado. Calcetín remendado con un trozo de tejido grueso. El calcetín remendado vuelve a agujerearse. Corto la parte estropeada y coso la abertura. Se convierte en un calcetín de altura media. El calcetín se agujerea una vez más. Vuelvo a cortarlo y a coserlo. Se convierte en un calcetín corto. El calcetín está para tirar”.
4. Página 297: Diálisis peritoneal en casa
“La insuficiencia renal exigía que Meitang se sometiera a una diálisis peritoneal diaria. Después de ir al hospital para que me explicaran cómo realizarla y comprar el equipo necesario, seguimos el tratamiento en casa todos los días durante cuatro años. Por motivos de higiene, decidí convertir el cuarto de baño de nuestra habitación en nuestra ‘sala de diálisis’”.
5. Página 313: “La última lágrima”.
Meitang fallece el 19 de marzo de 2008, debido a complicaciones renales que afectaron con tratamientos continuos sus últimos años. Pingru saluda y recuerda, con sus últimos dibujos, a la compañera de toda su vida. Y también pone en evidencia que, sin ella, yo no hay nada más que contar. En ideogramas chinos, se lee aquí “la última lágrima”.