Un economista sugiere al presidente Macri que cierre el Banco Central y dolarice la economía, en un reciente artículo publicado en la revista norteamericana Forbes. “Argentina debería desechar el peso y dolarizar” se titula la nota escrita por Steve Hanke, un liberal que carga en su foja de antecedentes con haber promovido la convertibilidad en el primer gobierno de Menem y, tras su crisis, la dolarización en el marco de la campaña por su tercera presidencia. Para el miembro del CATO Institute, una usina del pensamiento neoliberal fundada en 1974 por el multimillonario Charles Koch que consta con sucursales locales como la fundación Libertad y progreso, los problemas de la economía argentina empezaron en 1935 con la creación del Banco Central, institución a la que también responsabiliza de la actual corrida cambiaria.
Las bases para acusar al Banco Central de todos los males es un gráfico que compara el Producto por habitante de Argentina con el de Estados Unidos desde 1875 hasta la actualidad. Vale destacar que Argentina no cuenta con datos del PIB tan antiguos y que utiliza una “estimación” de Angus Madison, basada en suponer un crecimiento anual entre 1870 y 1900 idéntico al estimado por la Cepal para 1900-1913, es decir, un dibujo. Aun así, la diferencia que registra Estados Unidos entre 1935 y 1945 no es un problema exclusivo de Argentina, sino que se repite con casi todas las economías del mundo, ya que evidencia el desarrollo estadounidense en el marco de la Segunda Guerra Mundial. Quitando ese efecto, el gráfico muestra que ambas economías crecieron a tasas similares hasta 1975, cuando Argentina declina por aplicar políticas neoliberales como las promovidas por Koch, y recién acorta la brecha en el siglo XXI cuando abandona ese rumbo tras la crisis de la convertibilidad.
Hanke acusa a la expansión de los créditos indexados y a la acumulación de reservas, esterilizando su impacto monetario con las Lebac, de ser fuente de la actual inflación y crisis cambiaria. Dos argumentos poco convincentes para quien propone dolarizar, ya que bajo ese esquema podrían haberse producido ambos fenómenos. Un esquema de dolarización hubiera permitido la expansión de créditos al eliminar el riesgo sobre una desvalorización del capital, en forma similar a los UVA. También hubiera permitido el financiamiento del déficit público con deuda externa, que fue la fuente de divisas que acumuló el Banco Central cuyo efecto monetario esterilizó vía Lebac.
La propuesta de dolarización tampoco salvaría a la Argentina de la crisis económica en curso, ya que no resolvería el problema externo que torna insustentable el endeudamiento. La principal diferencia sería que ante la crisis, reduciría las herramientas que tiene el gobierno para reactivar la producción y el empleo, y/o financiar políticas sociales que amortigüen su impacto sobre los más humildes. Una autolimitación que luce totalmente injustificada ante los escasos beneficios de la propuesta de Hanke, que podrían reducirse sustituir el ajuste vía devaluación por el ajuste vía contracción nominal de los gastos.
@AndresAsiain