Desde Samara
Inglaterra regresó a una semifinal de un Mundial de fútbol después de 28 años de frustraciones al vencer ayer por 2-0 a Suecia en Samara y el miércoles buscará su lugar en la final de Rusia 2018 el estadio Luzhniki ante Croacia, vencedora ayer en los penales frente a Rusia.
El equipo de Gareth Southgate se impuso en el Cosmos Arena con sendos cabezazos de Harry Maguire a los 30 minutos y Dele Alli a los 59 para sacudirse varias toneladas más de presión y continuar su reconciliación con la historia.
Es la tercera vez que Inglaterra accede a una semifinal del máximo torneo del fútbol: en 1966 ganó el título en casa y en Italia 1990 cayó en la penúltima ronda ante Alemania. Un día antes, Francia y Bélgica se enfrentarán en la primera semifinal en San Petersburgo.
De esta manera, las semifinales del imprevisible Mundial de Rusia tendrán dos campeones del mundo: la propia Inglaterra y Francia. Y también cuatro equipos europeos, aunque eso ya se sabía tras las derrotas el viernes de Brasil y Uruguay.
El futurista Cosmos Arena de Samara, una ciudad ubicada unos 1.000 kilómetros al sudeste de Moscú que es considerada la capital aeroespacial de Rusia, fue el escenario en el que Inglaterra vivió su mayor alegría futbolística en casi tres décadas. Es cierto que en 1996 alcanzó la semifinal de la Eurocopa, aunque aquello fue en casa y en un torneo continental.
Así lo entendieron sus pocos pero ruidosos hinchas, no más de 2.000, que ocuparon la grada detrás de uno de los arcos. Felices, acabaron cantando el “God Save the Queen” y otras canciones mientras agitaban sus banderas, saltaban y golpeaban los tambores.
La victoria lleva el nombre de Maguire y Alli, pero también de Jordan Pickford, el joven arquero del Everton que hoy volvió a lucirse con tres paradas a puro reflejo. Pickford, que ya había sido el héroe en la victoria por penales ante Colombia cuatro días atrás, ratificó en el Cosmos Arena que está siendo uno de los porteros del Mundial.
El duelo fue, como se esperaba, muy táctico y con pocos espacios. El equipo de Janne Andersson, que llegó a Rusia después de haber dejado sin Mundial a Italia en la repesca europea, intentó presionar alto y cortar los circuitos del conjunto inglés.
Lo consiguió durante la primera media hora de partido, en la que apenas un disparo alto del sueco Viktor Claesson y un remate desviado de Harry Kane sacudieron la tranquilidad de la tarde.
La nueva Inglaterra de Southgate, con muchos jóvenes talentos, apuesta por el juego de toque y la posesión del balón, pero el gol llegó por la clásica vía británica: el juego aéreo. Ashley Young lanzó un córner y el robusto Maguire aprovechó sus 193 centímetros para ganar de arriba y lanzar un cabezazo de pique al suelo que no pudo contener Robin Olsen.
El gol soltó a Inglaterra, que comenzó a merodear con más frecuencia el área con la movilidad de Raheem Sterling, Jesse Lingard, Alli y compañía. Pudo haber ampliado ventajas Sterling en el final del primer tiempo, pero el jugador del Manchester City demoró demasiado en definir cuando había quedado solo frente a Olsen.
Suecia salió a buscar el empate en el comienzo del segundo tiempo y lo tuvo Marcus Berg a los 47 con un cabezazo que Pickford desvió con reflejos felinos. Sin embargo, Inglaterra frenó el impulso con un cabezazo de Alli, que recibió solitario de Lingard para sentenciar la historia.
La última media hora sólo sirvió para que Pickford se luzca con un par de tapadas más que estarán seguramente entre las mejores del Mundial. También Inglaterra, que dispuso de mayores espacios, falló las ocasiones que tuvo para lograr un marcador aún mayor.
No pudo anotar Kane, el máximo goleador del Mundial con seis tantos, pero eso poco importa a los “Three Lions”. Después de largo tiempo, su selección vuelve a estar en la elite del fútbol.