Entablar una comunicación con México puede convertirse en una tarea tan titánica como dar con el paradero de la madre de Luis Miguel. “Marcela está bien, en alguna parte”, asegurará misterioso Pablo Cruz cuando la tecnología se apiada y la llamada con el productor de Luis Miguel, la serie se concreta. Del otro lado de la línea se encuentra el responsable del mayor fenómeno en materia de series de la corriente temporada. Por estos días se realizan fiestas temáticas sobre el cantante de la sonrisa gigante y melena dorada, la entrega es charla obligada en trabajos y reuniones, incluso se han programado eventos especiales para este domingo cuando culmine la biopic dispuesta por Netflix y producida junto a Telemundo.
¿Las razones del suceso? La primera es lo que destila el personaje en cuestión. A mediados de los ‘90, Carlos Monsivais señaló que a este cantante no se lo iba a escuchar, se lo iba a ver. “Su voz arrebata, él se mueve copularmente y cada uno de sus gestos –si así dicen, así debe ser– desatan el canibalismo visual”, escribió en “La noche bonita de Luis Miguel”. El cronista mexicano, a su vez, definió al melodrama como el género latinoamericano definitivo, el molde sobre el cual se había impreso la identidad de la región. Así que se habría hecho un festín con esta serie que se propuso indagar sobre su vida. Son varios sus méritos además de lo que imanta su imagen. Es una producción de alto nivel y que apuntó mucho más allá del público fan (derrotando los prejuicios de parte de su audiencia); su honestidad kitsch en el retrato del artista y su entorno; la mezcla de varios géneros (incluso por episodio); la narrativa en dos tiempos nunca resultó esquemática; el modelo de emisión a la vieja usanza pero amoldada a tiempos digitales (tras cada proyección comienzan a aparecer memes, clips y artículos analizando cada aspecto contado). O quizá todo sea mucho más simple y se trate de una novela sui generis, con un chico doliente, el amor entre “Luismi” (Diego Boneta) y su madre desaparecida (Anna Favella) junto con un villano antológico como Luisito Rey (Oscar Jaenada). El fenómeno televisivo nació en una cena de amigos donde Pablo Cruz lanzó su idea. “Siempre había querido hacerlo. Es una vida fabulosa, maravillosa, increíble, como está a la vista”, dice el realizador.
–¿Cómo se gestó el proyecto?
–Es uno de esos proyectos que llevas como en una bolsa todo el tiempo y nunca sabes cuándo va a salir porque las circunstancias nunca se apuntan. Fui un apasionado de su vida, de lo poco que se sabía de su madre, algo que es fascinante con el trasfondo de que es uno de los artistas musicales más importantes del mercado en español. Todo se encauzó de manera increíble. Tuvimos una reunión con Miguel Alemán, un gran amigo de Luis Miguel. Le llaman y él da el ok. Todos los puntos se conectan. Se suma el productor Mark Burnett y Carla González. De repente sucede. Estamos filmando. Luego saliendo al aire. Estoy muy orgulloso por cómo se dio todo y porque además, si bien es un cantante muy famoso, no todos conocían estos aspectos de su vida. El origen es la misma vida del astro.
–Dado lo reservado que es Luis Miguel, ¿por qué cree que se dio todo tan fácil?, ¿fue realmente así?
–Fueron muchas reuniones en las que nos contaba su vida. Nos hablaba de períodos, anécdotas y de lugares a los que podíamos acceder o no. Así que fuimos construyendo con él toda la serie de eventos y datos que son relevantes en la historia. Algunos están puramente ficcionalizados. Hay varios que son bastantes conocidos, o sea, cosas sobre las que se han hecho libros. De hecho nos basamos en uno que usamos como guía. Fue a partir de esa conjunción que pudimos reconstruir su vida.
–A la serie se la puede describir como un melodrama pero toca varios géneros al mismo tiempo: biopic, thriller, espionaje, persecución de automóviles y más. ¿Esa búsqueda fue intencional?
–Eso es muy interesante como análisis pero no fue así. Son momentos de la vida de Luis Miguel que por momentos se parecen a más de un género. Quizás el tratamiento de edición puede recargar un poco más eso. Coincido en que hay momentos que parecen de Hitchcock, sobre todo con el gran misterio a descubrir sobre el paradero de Marcela. Pero su vida es la que está llena de situaciones complejas que se asemejan a los géneros, sean de un thriller o un policial. Claramente el melodrama es inevitable en la vida de cualquier persona. Ahí está el centro de la serie. La vida de este hombre contó de diversos colores y narrativas que pudimos usar como para que haya tantos adictos a la serie.
–También está el componente retro. ¿Cree que para el público latino tiene una veta especial? ¿En cierto sentido, los ‘80 fueron más Luis Miguel, la serie que Stranger Things?
–Concuerdo en un ciento cincuenta por ciento. Así es. Hay algo paradójico en el hecho de que México, de todos los países latinoamericanos, es el que está más cerca de los Estados Unidos. Estoy diciendo una obviedad. Dentro de nuestro crecimiento, de nuestra madurez, y cosa ochentera, está desde Star Wars a los programas de tevé de ese país con sus fórmulas. Creo que eso está presente como una cosa aspiracional, como una fantasía, y se ve en este hombre perfecto, que cantaba perfecto, de un cuerpo perfecto, un Frank Sinatra para la juventud que hablaba de amores y desamores. Luis Miguel es el soundtrack de nuestras vidas.
–La voracidad con la que se buscan datos en la web, los virales y memes, acompañan el fenómeno de la serie. ¿Estamos ante una nueva de forma de consumo audiovisual? ¿Fue pensado por la producción?
–En parte sí y en parte no. Sabíamos que contábamos con ciertos momentos y personas que habían sido importantes en la vida de este hombre. A partir de esto, la gente quiere chequear cuanto de lo que mostramos es real o no. Obviamente hay una reproducción y contamos con la ayuda de esa fuente que es Internet. Entonces sabíamos que algo se iba a generar, tuvimos cuidado con que tal actriz o actor representase a tal personaje, el vestuario y la puesta en escena, pero hay otros que nos exceden y tienen que ver con esta repercusión maravillosa que ha generado la serie.
–Hay mucho más por indagar en la vida de Luis Miguel. ¿Va a haber una segunda temporada?
–Ah, los astros todavía lo tienen que decidir.