Los incendios que se desataron en el centro del país y quemaron más de 1.400.000 hectáreas fueron controlados, pero no extinguidos, por personal de Bomberos, Defensa Civil, Gendarmería y el Sistema Nacional de Manejo del Fuego. En la jornada de ayer, se apaciguaron las ráfagas de viento en las provincias de La Pampa, Buenos Aires y Río Negro, lo que permitió un mejor manejo sobre los focos de incendios, aunque hasta el cierre de esta edición los siniestros no fueron completamente extinguidos. El distrito de La Adela, en La Pampa, sigue siendo la zona más afectada: “Desde noviembre se registraron 650.000 hectáreas quemadas en la provincia. La Adela es el municipio más castigado, calculamos que hay arruinadas 20.000 hectáreas”, informó a este diario Damián Bollack, subdirector de Defensa Civil de La Pampa.

“El único fuego activo se ubica al sur de la Ruta Nacional 22, en La Adela, donde los bomberos le pelean en varios frentes al fuego. Por suerte, el viento calmó y eso permitió trabajar al personal. Pero aún no se puede dar precisiones acerca de cuándo se extinguirán todas las llamas”, explicó Bollack a PáginaI12.

El fuego sigue azotando la región sudoeste de La Pampa. Si bien los principales focos ya están controlados y se restableció el tránsito en las rutas nacionales y provinciales, hace semanas que las llamas arrasan con pastizales, cultivos y ganado. Más de 650 mil hectáreas se quemaron a causa de los siniestros.  

Consultado sobre las causas de incendios, Bollack aseguró que “el fuego puede originarse por múltiples factores: colillas de cigarrillos, algún carbón mal apagado, o cualquier otra negligencia humana. Sin embargo, para esta seguidilla de incendios, el principal factor fueron las tormentas eléctricas secas que se sucedieron en la provincia”.

Por otra parte, las localidades de Carmen de Patagones, Villarino, Puan y Coronel Dorrego –ubicadas al sur de la provincia de Buenos Aires– tampoco estuvieron ajenas a las llamas. El partido de Villarino, que agrupa a pequeños pueblos y balnearios bonaerenses, debió combatir el fuego iniciado en Algarrobo. Allí, ráfagas de más de 50 kilómetros por hora dificultaron la tarea de los bomberos. Sin embargo, cuando la situación climática cambió y el vendaval se aquietó, el foco de incendio fue rápidamente controlado. Mario Vidal, director de Defensa Civil de Villarino, aseguró que “todo el partido se movilizó para combatir el fuego. Participaron bomberos de los pueblos de Médanos, Algarrobo, Ingeniero White, Puan y Pedro Luro. Incluso voluntarios ofrecían alojamiento, abrigo y alimentos a los damnificados”.

“A fines del año pasado, tuvimos varias tormentas eléctricas secas, que no descargaron agua, como consecuencia se prendieron fuego los campos. Nosotros todos los años recorremos la región y evaluamos el grado de peligrosidad de incendio. Lo comparamos también con el índice verde y comprobamos que el mayor riesgo estaba al norte del río Negro”. Así explicó Daniel Bolla, integrante de la sede Valle Inferior del Río Negro del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), los siniestros que sucedieron en aquella provincia. Si bien en las últimas horas no se contabilizaron nuevos focos de incendios en Río Negro, la región padeció el desastre ígneo: aproximadamente 500.000 hectáreas se quemaron en estos últimos dos meses.