La distribución del ingreso continuó empeorando en el tercer trimestre de 2016, según se desprende de una serie de cuadros estadísticos publicados ayer por le Indec. Al cierre de septiembre, el 10 por ciento más rico de los individuos embolsó el 31,5 por ciento de los ingresos de la economía, cuando el 10 por ciento más pobre se quedó con 1,2 por ciento. En junio, al cerrar la primera mitad del año, el decil más acomodado explicaba el 31,3 por ciento de los ingresos, mientras que el más pobre capturaba el 1,4. En lo que refiere al ingreso familiar, se registró que en el tercer trimestre de 2016 los hogares más ricos ganaron 20 veces más que los hogares de menores recursos.
La nueva información del centro de estadística oficial no puede contrastarse contra el tercer trimestre de 2015, debido al apagón estadístico implementado por Jorge Todesca, director del Indec. No se publicaron datos para el período septiembre 2015 a marzo de este año. Cuando se revisa la distribución del ingreso contra el segundo trimestre del 2015, las consecuencias regresivas de la política ortodoxa de Macri no resultan menores. El 10 por ciento de los individuos más ricos registraba en ese entonces el 28,2 por ciento de los ingresos, mientras que el 10 más pobre computaba el 1,5. En un año y medio, los más ricos concentraron 3,3 puntos más del ingreso.
La devaluación implementada por el equipo económico de Macri fue una de las principales medidas que alteraron la distribución del ingreso en forma regresiva, puesto que los sectores asalariados y de mayor vulnerabilidad de la sociedad tienen ingresos fijos y no pudieron compensar en forma total el aumento de los precios del último año. Los segmentos acomodados de la sociedad, en cambio, no sólo se beneficiaron de medidas como la quita de retenciones sino que en muchos casos consiguieron aumentar sus ingresos en línea con la inflación (algunos individuos lo hicieron incluso por encima). Entre junio de 2015 y septiembre de 2016, el ingreso del 10 por ciento más acomodado de la sociedad anotó un incremento del 89,3 por ciento, cuando el ingreso del 10 por ciento más pobre lo hizo en 38,2 por ciento.
“Hoy la distribución del ingreso volvió a niveles de 2010 o 2011. Hubo un retroceso de casi cinco años en términos de mejoras distributivas. La baja de los impuestos progresivos es uno de los elementos centrales para explicar esta situación. Por ejemplo, la devolución en el impuesto a las ganancias, que beneficia a los deciles de ingresos 9 y 10. En 2017 con la Ley de Reparación Histórica va a seguir empeorando la distribución, porque los jubilados con haberes más elevados recibirán mejores aumentos que los jubilados con la mínima”, dijo a este diario el sociólogo Daniel Schteingart. Mencionó que uno de los elementos importantes para resaltar del nuevo informe del Indec es que no sólo empeoró la distribución del conjunto de la población sino que lo hizo hacia dentro de cada subgrupo de la sociedad. “Subió la desigualdad entre los comerciantes, los jubilados y los propios trabajadores. Los que menos tienen siempre perdieron en términos relativos contra los que están arriba en la pirámide”, afirmó. Entre los asalariados, según Schteingart, uno de los fenómenos más relevantes fue la pérdida de empleo formal y el pasaje al cuentapropismo, lo cual afectó ingresos del sector.
El informe del Indec publicó además la distribución de los ingresos por hogar. El promedio de ingreso per cápita familiar en el tercer trimestre de 2016 fue de 26.771 pesos en el decil más elevado, mientras que se ubicó en 1350 pesos en el más pobre. Otro dato relevante del informe fue que el 20 por ciento de la población concentró el 48 por ciento de los ingresos declarados y relevados a través de la Encuesta Permanente de Hogares.