La Organización Mundial del Comercio (OMC) envió un mensaje al G-20 para que en la próxima cumbre de Buenos Aires, a fines de este año, que estará presidida por Mauricio Macri, se emita una declaración de rechazo al incremento en las medidas de restricción comercial. El organismo multilateral difundió un informe en el cual alerta sobre el incremento en la aplicación de medidas de restricción de comercio exterior por parte de los miembros del G-20. La publicación de este documento se da en un contexto global que para muchos analistas es la antesala de una guerra comercial desatada por la administración de Donald Trump. A pesar de este escenario complejo, el gobierno de Macri prosigue con su estrategia de apertura comercial bajo la idea retórica de que “el mundo nos espera con las puertas abiertas”. Esto se refleja en el continuo incremento de las importaciones de bienes de consumo en un mercado interno planchado e incluso recesivo. Argentina logró evitar temporariamente las medidas de restricción de los Estados Unidos en acero y aluminio y negocia junto con sus pares del Mercosur el acuerdo de libre comercio con la Unión Europea.
“El marcado incremento en las nuevas medidas restrictivas entre las economías del G-20 debería ser de mucha preocupación para la comunidad internacional. Medidas restrictivas adicionales anunciadas durante la elaboración de este reporte implican que el deterioro de las relaciones comerciales puede ser incluso mayor que lo retratado en este documento. Esta escalada de medidas implica una seria amenaza al crecimiento y a la recuperación. Insto a los líderes del G-20 a demostrar rechazo a la aplicación de nuevas medidas y a urgentemente revertir esta situación”, indicó el director de la OMC, Roberto Azevedo. A fines de este año se realiza la cumbre del G-20 en Buenos Aires bajo la presidencia de Macri.
Según la medición de la OMC, entre octubre de 2017 y mayo de 2018 se registraron seis medidas de comercio restrictivas en promedio por mes, el doble del número verificado entre mayo y octubre de 2017 y en línea con la medición de 2014. También se verificaron siete medidas por mes de facilitación del comercio, con un impacto calculado en 82,7 mil millones, por encima de los 74,1 mil millones que quedaron bajo impacto de las medidas restrictivas. Sin embargo, en relación al año pasado el impacto en dólares de las medidas de facilitación bajaron un 50 por ciento, mientras que las de restricción subieron un 57 por ciento. El mundo sigue siendo liberal, pero menos que antes, se podría concluir a partir del informe.
Entre octubre de 2017 y mayo de este año se aplicaron un total de 39 nuevas medidas restrictivas de comercio entre aumento de aranceles de exportación e importación, procedimientos de Aduana más estrictos y la imposición de impuestos y otros gravámenes a las exportaciones.
Un factor central del incremento de las medidas restrictivas es la postura de Estados Unidos bajo al administración de Donald Trump. De hecho, el viernes pasado China acusó a Estados Unidos de comenzar “la mayor guerra comercial en la historia económica”, ya que ambas partes impusieron nuevos aranceles sobre exportaciones. Trump aplicó aranceles del 25 por ciento de sobre más de 800 productos chinos por valor de 34 mil millones de dólares en maquinaria industrial, dispositivos médicos y repuestos de automóviles. China respondió con aranceles sobre automóviles, soja y la carne.
La disputa se reproduce en las negociaciones internacionales. La cumbre de la OMC del año pasado en Buenos Aires fue muestra de ello, ya que a partir de la negativa de los Estados Unidos no se pudo alcanzar ningún acuerdo. La cumbre del G-20 que va a estar presidida por Macri pinta como para reproducir el mismo esquema de tensión entre la presión por la mayor liberalización comercial motivada por la Unión Europea y el juego de los Estados Unidos. Macri quedará inmerso entre ambas posturas en una suerte de equilibrio complejo.