PáginaI12 En rusia

Desde San Petersburgo

La Marsellesa volverá a sonar por séptima vez en este Mundial de Rusia. Francia lo hará posible el domingo próximo, cuando su seleccionado se presente a jugar la final del mundo en el estadio Olímpico Luzhniki de Moscú. El conjunto europeo cumplió con su condición de aspirante serio a obtener la Copa del Mundo, y ese día tendrá la última prueba para concretarlo. Los franceses no pudieron brillar como en otras presentaciones, pero le alcanzó para superar a Bélgica, y participará del encuentro decisivo por tercera vez en los últimos veinte años, con la obtención del título en 1998 incluida. 

Los equipos que logran protagonismo suelen ser los que adquieren la premisa de tener el control de la pelota. Con ella, el juego puede ser desplegado de acuerdo con sus capacidades y virtudes, y al mismo tiempo se protege de lo que pueda ejercer su rival. Y los encuentros en donde los dos conjuntos apuestan a lo mismo, las diferencias aparecen de manera mínima a favor de uno u otro. Francia y Bélgica llegaron a una de las semifinales ofreciendo ese sistema, y a ambos le costó ejercer supremacía sobre su adversario.

Los encargados de manejar el funcionamiento del equipo son los de mayor capacidad técnica, y a partir de ellos el resto se va sumando al andamiaje. En ese sentido, Francia tiene varios jugadores con esas características, y volcó la balanza hacia su lado levemente en ese aspecto. 

El ejemplo más claro fue el gol de Umtiti a los seis minutos del segundo tiempo. El defensor del Barcelona fue a cabecear en un tiro de esquina y convirtió ubicando la pelota en el primer palo, luego de superar la marca de Fellaini. Lo que habían hecho los dos en todo ese tiempo había sido equilibrado, con una pequeña ventaja hacia el lado francés. 

Con esa ventaja, el partido cambió su desarrollo, debido a que Bélgica tuvo que posicionarse en el campo rival para tratar de llegar a la igualdad. Francia sacó ventaja de esa situación, y aprovechó la velocidad de su máxima estrella, Mbappé, que a pura potencia encaraba los contrataques y trataba de aprovechar los espacios que dejaban los belgas. En una de esas acciones, el joven de 19 años habilitó de manera magistral a Giroud, y éste no pudo rematar con comodidad.

El técnico español de Bélgica, Roberto Martínez, insistió con la inclusión de jugadores para tener mayor tenencia de la pelota, y se la quitó a Francia ampliamente, con los ingresos de Mertens y Carrasco. Los nombres de Hazard y De Bruyne eran los más activos en el armado, pero de todas maneras el equipo no podía encontrar la profundidad necesaria en el área de Lloris. El volante Witsel fue uno de los que estuvo más cerca de convertir, con un remate desde lejos que encontró bien ubicado al arquero.

REP

Bélgica realizó lo mismo que hizo Brasil en el duelo de cuartos de final, con la diferencia que ellos no pudieron crear las mismas opciones que los brasileños. Y si no fuera por su arquero, Francia hubiera aumentado la ventaja a través de Griezmann y el ingresado Tolisso. El que sobresalió en ese contexto fue Pogba, que cuidó la pelota con sabiduría y con ello le daba respiro a sus compañeros.

El tiempo fue pasando y a Bélgica se le agotó la energía para lograr la igualdad, y así poder extender la definición. El más buscado para llegar al gol fue Lukaku, pero estuvo demasiado contenido entre los centrales Varane y Umtiti. En ese aspecto, la defensa francesa es de las mejores, ya que sólo recibió cuatro goles: tres de Argentina y uno de Australia. 

Bélgica se despidió como uno de los que mejor juego exhibió en esta Copa del Mundo, con jugadores que ya se sumaron a la elite mundial. El consuelo de lograr el tercer puesto ante el perdedor de la otra semifinal sólo servirá para acceder al mejor lugar de su historia, después del cuarto sitio alcanzado en 1986.

Los franceses vienen respondiendo a la categoría de candidato con la que comenzaron este torneo, y tendrán por delante ahora el último escalón para llegar a la cima del planeta futbolístico.