Fue el anochecer de un día radical. Es decir, un día a pura interna. El presidente Mauricio Macri compartió una cena con los gobernadores de la UCR Alfredo Cornejo (Mendoza), Gustavo Valdés (Corrientes) y Gerardo Morales (Jujuy), quienes fueron acompañados por los jefes de bloque Mario Negri y Angel Rozas. El convite fue el final de una jornada de reuniones con los correligionarios para bajar el nivel de peleas públicas de los últimos días con Elisa Carrió. Antes de la cena, los recibió el jefe de Gabinete, Marcos Peña. Los radicales le aclararon que no venían a hablar de Carrió, sino del rumbo de la economía. También volvieron a plantear problemas de funcionamiento en la toma de decisiones de Cambiemos: pidieron que se simplifique el esquema de distintas mesas. No está claro si Peña los tomará en cuenta o si lo anotó en su máquina de escribir invisible.
Lo cierto es que Peña fue el encargado de salir antes del encuentro a pedir un alto en las hostilidades entre Carrió y los radicales. “Es natural que haya diferencias, tenemos que ser respetuosos, no decir cosas que pueden herir susceptibilidades”, sostuvo el jefe de Gabinete. Los correligionarios interpretaron que estaba respondiendo a un pedido de ellos, durante las innumerables conversaciones que tuvieron las autoridades del radicalismo y los funcionarios macristas durante el fin de semana largo. “Básicamente, le pedimos al macrismo que le diga a Carrió que sume otro Alplax al que se suele tomar habitualmente”, chicaneaban en el radicalismo.
Por su parte, Carrió salió a tranquilizar a sus aliados: “Es fundamental que consolidemos Cambiemos para dar previsibilidad y cuidar la República. Esto no se va a romper”, dijo tras un encuentro en la Bolsa de Comercio de Córdoba.
Peña se cuidó de tomar partido. Reiteró algunos conceptos que había planteado el presidente en la reunión de gabinete previa a su aparición ante la prensa: “Cambiemos es la principal fuente de esperanza de los argentinos. Hay que cuidarla. Esa es una tarea de la que todos los dirigentes son conscientes”, dijo. “El Presidente destacó hoy el orgullo que siente por lo que es la fortaleza y la construcción de Cambiemos como espacio político, que se sustenta a partir de la diversidad de orígenes”, remarcó Peña.
Según trascendió (o, más bien, dejaron trascender), en la reunión de gabinete Macri culpó al peronismo por la desconfianza hacia la Argentina de los inversionistas, indicó que Cambiemos es la única garantía de que no vuelva el populismo y comentó que fue felicitado por un banquero por no implementar medidas que restringieran los capitales durante la corrida cambiaria. También aseguró que no llamó a un gran acuerdo nacional porque la oposición carece de un líder. Fueron todas frases para la campaña 2019.
Luego de que Carrió asegurara que manejaba desde afuera a los radicales por “misóginos” y desde la UCR le contestaran con lo magro de sus propinas, para el oficialismo fue un fin de semana de intentar que las internas no sigan exteriorizándose en medio de una situación económica difícil. Fatigaron los teléfonos tanto el presidente de la Cámara baja, Emilio Monzó, y el ministro de Interior, Rogelio Frigerio, además de Peña. Los tres quedaron a cargo de la reunión con los tres gobernadores radicales ayer en la Casa Rosada. Además, Macri los invitó a cenar a la Quinta de Olivos, como otro gesto de distensión. A esos encuentros, a los que inicialmente iban a asistir solo los gobernadores, se sumaron luego Negri, Rozas y el ex titular de la UCR Ernesto Sanz.
No obstante, la audiencia había sido solicitada por el radicalismo antes del affaire Carrió. Lo hicieron como reacción a una serie de reuniones con los gobernadores peronistas. Una de ellas, en San Isidro habría reunido a María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta y Peña con Juan Schiaretti (Córdoba), Juan Manuel Urtubey (Salta), el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, y el jefe del bloque de senadores peronistas, Miguel Angel Pichetto. En el oficialismIo siguen negando que este encuentro haya existido.
No obstante, como reacción a la difusión de esta y otras reuniones con el peronismo “racional”, los radicales –que, una vez más, no fueron consultados– pidieron el encuentro de ayer: “Nosotros también queremos una bilateral”, fue, en esencia, el reclamo. Los radicales tuvieron una reunión antes de ir a la Rosada en el hotel NH. Allí se juntaron Cornejo, Sanz, Valdes, Morales, Negri, Morales, Rozas y Luis Naidenoff, quien luego se retiró dado que atraviesa una difícil situación personal. Según algunos de los participantes, la previa al encuentro de Peña no estuvo atravesada por Carrió (hubo breves menciones), sino por las preocupaciones por el rumbo económico. La conclusión fue que lo central era hablar de la situación del país y no de la aliada cívica. Sobre los cambios en el gabinete, los correligionarios en general están conformes con el cambio que se dio en el ministerio de Producción. No así por el reemplazante de Juan José Aranguren, un ministro al que hace tiempo que no tragaban. Tampoco parece que habrá mucha simpatía hacia Javier Iguacel.
También comentaron un planteo que le vienen llevando diversos diputados y senadores: la necesidad que ven los radicales de que se simplifique el esquema de mesas que creó el Gobierno (mesa chica, mesa política, mesa de coordinación, mesa de Cambiemos nacional, etcétera). La propuesta es que el Gobierno unifique esas mesas. En definitiva, se trata del clásico pedido de la UCR –que viene repiqueteando desde 2016– de que Macri los considere para las decisiones de la alianza de Gobierno. Ya hay voces en la Convención radical que sostiene que no existe esa alianza y que Cambiemos ya no tiene sentido (ver recuadro).
Los radicales luego se trasladaron al encuentro con los funcionarios macristas, que comenzó cerca de las 17.30 y se extendió por varias horas de revisar la situación de la alianza y del país, ambas en un momento más que complejo. Luego los gobernadores radicales, Negri, Sanz, Rozas, junto a Frigerio y Peña cenaron con el presidente.