Durante algo mas de cinco horas, lo que duró la primera audiencia informativa sobre legalización del aborto, ante senadoras y senadores hablaron dieciocho expositores, más varones (diez) que mujeres (ocho), para exponer razones en favor y en contra del proyecto que ya obtuvo sanción en Diputados. El plenario de comisiones de Salud, Justicia y Asuntos penales, y Asuntos constitucionales, presididas por Mario Fiad (que preside, además, las reuniones, porque Salud es la cabecera del tratamiento), Pedro Guastavino y Dalmacio Mera respectivamente, inició poco después de las 14 un encuentro en el que participaron, entre otros, médicos, religiosos, abogados (entre ellos, un asesor de Cecilia Pando), y referentes de la Campaña por el Derecho al Aborto. La segunda audiencia informativa será hoy a las 10, y está previsto que expongan más de veinte oradores (ver aparte).
Trece de los dieciocho expositores que se dieron cita ayer en Senado ante el plenario habían participado como oradores ante el plenario de comisiones en Diputados, aunque no en todos los casos repitieron argumentación. Al comenzar, una de las históricas de la Campaña, Martha Rosenberg, interpeló a los senadores con palabras que el constitucionalista Andrés Gil Domínguez había dirigido, semanas atrás, a los diputados: “ustedes tienen la posibilidad de superar el dolor y transformarlo en derecho, de eso se trata ser legislador”. Rosenberg advirtió que los antiderechos tratan a las mujeres “como si fuéramos reproductoras de una cabaña ganadera”. Al cabo de la intervención, la senadora tucumana Silvia Elías de Pérez (quien, junto con la salteña Cristina Fiore, llevó al plenario las preguntas que condecían con argumentos de sectores antiderechos) recordó que Rosenberg había dicho ante diputadas y diputados que “el embrión no es un sujeto, lo que humaniza es el deseo materno que quiere que se desarrolle en su hijo”. “¿Usted considera que la humanidad es un deseo materno?”, inquirió. “Ese proceso que se da en cuerpo de la mujer toma dimensión de integración en la cultura cuando esa mujer desea que se convierta en un hijo propio y lo instala en la vida de esa manera: como un hijo del que quiere ser madre”, respondió Rosenberg. Se trata, amplió, de “un pronunciamiento. Esto es un hijo, tiene que decir (la mujer). No ‘es un atraso, una pérdida, me quiero morir, dio positivo el evatest’. La mujer tiene que decir ‘este evatest positivo es un hijo’”.
Poco antes, el plenario había generado, quizá por azar, un contrapunto entre profesionales de la salud: el director ejecutivo de la Fundación Huésped, Pedro Cahn, y un colega suyo de la ONG antiderechos “Médicos por la vida” que habló en nombre de “prácticamente la totalidad de los médicos del país”, Fernando Secin. De delantal blanco con su nombre bordado en azul a la derecha y una escarapela a la izquierda, Secin dijo que el misoprostol puede tener un componente que haga daño “a la gente alérgica a la aspirina”, que el sistema de salud carece de los ecógrafos necesarios y los costos de internaciones e insumos volverían demasiado costosa la práctica. Como haría luego otro médico –el especialista en fertilización asistida Edgardo Young– pidió “adopción intrauterina, padrinazgo” para los embriones. Secin, además, comparó el aborto legal a la desaparición forzada de personas, algo que luego le valió una dura crítica del rionegrino Miguel Angel Pichetto, que siguió la exposición de pie ante la pantalla en la que desfilaban los cuadros del powerpoint, mientras, de tanto en tanto, reiteraba su gesto habitual de tomarse la cabeza. Poco después, Cahn subía al atril; “lamento la aparición de colegas en medios festejando que no se van a realizar abortos”, dijo, acto seguido aclaró que, aunque es uno de los más de 215 mil médicos del país, Secin no lo representaba. El director de Huésped recordó que ejerce la medicina desde 1971, y que antes de dedicarse a Infectología trabajó casi una década en terapia intensiva, donde vio “morir decenas de mujeres por complicaciones por abortos inseguros”. Recordó: “a comienzos de los 80 mi carrera profesional se vio absolutamente trastocada con la aparición de los primeros casos de lo que después supimos era la epidemia del HIV/sida. Ambos temas, el HIV y el aborto, están vinculados a los derechos y a la sexualidad. Porque, finalmente, de eso se trata este debate: de qué nos pasa como sociedad cuando debemos discutir sobre la sexualidad y los derechos”.
La veta antiderechos según la cual la lucha por la legalización del aborto es correlato de un presunto plan imperialista y colonial para diezmar poblaciones de países en vías de desarrollo encontró aliados como Elías de Pérez, que en al menos dos ocasiones (a la médica e investigadora del Cedes Mariana Romero y a Cahn) inquirió acerca de si recibían financiamiento de la ONG norteamericana dedicada a los derechos sexuales Planned Parenthood Federation of America.
La legalización es “desigualdad de género, porque la mitad de quien aporta los cromosomas no se considera” en el proyecto ni en la decisión, reclamó el abogado Hernán Munilla Lacasa, socio del estudio de Roberto Durrieu (cercano a Pando y subsecretario de Justicia de la dictadura militar durante la gestión de Jorge Rafael Videla). Señaló, además, que “la vida humana no puede depender solo del deseo de las mujeres embarazadas”. Un poco más en el biologismo puro y duro, y menos en el ámbito del derecho, abundó la abogada María Angélica Gelli, mientras desde la calle llegaba el cántico “abajo el patriarcado, se va a caer, se va a caer”. Gelli protestó por la prohibición de la objeción de conciencia institucional (el reclamo sobre esa prohibición como autoritaria había sido desbaratado antes por Martín Farrell: “una institución son papeles, no tiene conciencia”). Evaluó luego, en relación al fallo FAL, por el cual la Corte ordenó que el ministerio de Salud estableciera protocolos de aborto no punibles: “¿Hasta dónde estamos dispuestos a proteger la vida naciente y, al mismo tiempo, la de la mujer o la de la niña? Diría que el punto es que si alguien está embarazado es porque el cuerpo está maduro para ese embarazo”.