Daniel Lagostena fue encontrado culpable por el femicidio de su pareja, Erica Soriano, desaparecida desde el 20 agosto 2010. Mañana, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) número 8 de Lomas de Zamora dará los fundamentos de la sentencia y la cantidad de años de prisión que recibirá el condenado.
“Me siento bien, tranquila, confiada”, le dijo María Esther Romero, madre de Erica, a PáginaI12. “Realmente yo no esperaba nada. Estoy contenta, satisfecha con que lo hayan condenado”, expresó. Respecto a los años de prisión que recibiría Lagostena, Esther afirmó que espera que le den “la pena máxima”, los 25 años que pidió la fiscal del caso, Mariana Rocovich. “Ojalá que le den 25 años. No por una cuestión de venganza por lo que le hizo a mi hija, eso ya no se puede cambiar, sino para que no le haga daño a nadie más. Esta persona tiene 54 años y cuando salga en 25 años va a ser alguien indefenso”, sostuvo Esther. Además, opinó que “ahora algo está cambiando” y que ella y su familia tienen que “seguir adelante”. “Espero que las cosas sean diferentes para otras personas de aquí en más”.
El tribunal integrado por los jueces Darío Bellucci, Juan Manuel Rial y Victoria Ballvé resolvió por unanimidad la culpabilidad de Lagostena en el femicidio de Soriano. Tanto la fiscal Rocovich como el abogado de la familia Soriano, Marcelo Mazzeo, pidieron 25 años de prisión. El juicio a Lagostena, quien permanecía detenido desde mayo de 2016, inició en julio de este año bajo la carátula “homicidio simple en concurso real con aborto en contexto de violencia de género”.
Al momento de su desaparición en 2010, Soriano estaba embarazada y fue vista por última vez el 20 de agosto en el partido bonaerense de Lanús. “No sabemos cómo la mató, ni con qué la mató, pero sí que la mató”, resaltó Mazzeo, abogado de la familia de la víctima. Además, sostuvo que Lagostena incurrió en “violación contra los derechos de la mujer, destruyó el cuerpo de Erica y ocultó pruebas”. Por su parte, la fiscal Rocovich afirmó que el acusado mató e hizo desaparecer a su pareja con la complicidad de personas vinculadas a casas crematorias. La familia de Lagostena tenía una casa velatoria y sospechan que utilizó esos contactos para deshacerse del cuerpo.
“Tiene que haber un nuevo juicio; acá hay cómplices y una mafia detrás de los crematorios”, denunció Verónica Soriano, hermana de Erica. Aseguró que ni ella ni su familia perdieron la esperanza en ningún momento. “Lagostena es un psicópata”, sostuvo y dijo que espera que le den 25 años de prisión y que haya “una pena ejemplar para que un tipo lo piense dos veces antes de ser violento con una mujer y que antes vaya a ver un psicólogo”.
En paralelo, se desarrolla una investigación para encontrar a los cómplices de Lagostena que lo ayudaron a desaparecer el cuerpo de la víctima. “Hay una causa paralela que se armó a partir de lo que pasó con Erica. Eso no va a depender de mí, de eso se va encargar la Justicia”, le contó Esther Romero a este medio.
El 20 de agosto de 2010, día de la desaparición de Erica Soriano, ella y Lagostena habían ido al ginecólogo y regresaron a la noche a su casa en Lanús. Durante el juicio, una amiga de la víctima dijo que habló con ella por teléfono mientras regresaban a su hogar y se percató de que la pareja estaba discutiendo en el auto. También se estableció que en la casa de Lanús había una tercera persona que la Justicia no pudo identificar y que, cerca de la medianoche, Lagostena intercambió varios mensajes de texto con su sobrino Diego Poublán, de 25 años.
Luego, registraron seis llamadas cerca de las 5:00 entre Lagostena y el teléfono de su madre, primero ubicado en la Costanera Norte y luego en Lanús. A la mañana, los familiares de Soriano intentaron comunicarse con ella y no obtuvieron respuesta. Lagostena les dijo que se había marchado hacia la casa de ellos, en Villa Adelina. Sin embargo, la familia, sabiendo de la mala relación de la pareja, decidieron ir a la casa de Lanús con la policía. Ahí encontraron la ropa que, según Lagostena, Soriano tenía puesta al momento de salir, junto con el ácido fólico que tomaba por su embarazo y todas sus pertenencias, con excepción del celular.
Informe: Ludmila Ferrer.