El Gobierno no descartó que próximamente haya nuevas subas en el boleto de colectivo y de tren. “Estamos viendo si hay alguna necesidad de variación tarifaria”, admitió ayer el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, según consignó el diario Clarín. La quita de subsidios que derivaría en el incremento tarifario se justificaría según el argumento oficial por el impacto de la suba del gasoil y de los aumentos salariales sobre la estructura de costos de las empresas transportistas. Las tarifas del transporte público, uno de los precios más sensibles para los sectores de menores ingresos, subieron en tres oportunidades este año, empujando hacia arriba a la inflación general. Por decisión del Gobierno nacional, el boleto mínimo de colectivo acumula en 2018 un alza del 66 por ciento.
La corrida cambiaria que elevó el precio del dólar en más de un 50 por ciento en pocos meses sigue mostrando impactos colaterales. La incidencia del dólar no sólo se registra entre los bienes y servicios producidos por empresas privadas, que son difíciles de controlar y por eso los gobiernos suelen tomar ese efecto inflacionario prácticamente como “dado”. En este caso, el Gobierno nacional también reproduce el efecto rebote de la suba del dólar. En la nafta, hubo un amague por controlar los precios pero el ministro de Energía, Javier Iguacel, confirmó la idea inicial de no intervenir en ese mercado. También se esperan más subas en las tarifas de electricidad, gas y agua conforme al nuevo escenario inflacionario.
Guillermo Dietrich ayer sugirió que el transporte público también podría acompañar a los demás precios. “Estamos viendo cómo termina de impactar la pauta salarial y el tema del aumento del combustible. Siempre hay una oportunidad (para revisar los subsidios). Hay un esfuerzo de las empresas para bajar costos, pero lo estamos estudiando”, señaló el funcionario. Se trataría del cuarto aumento en el transporte público en lo que va del año.
El primer incremento del año se produjo en febrero, cuando el boleto más barato de colectivo pasó de 6 a 8 pesos y la tarifa media, de 6,50 pesos, subió a 8,50. En tanto, el tramo más económico de las líneas Mitre, Sarmiento y San Martín avanzó de 4 a 5,50 pesos. En abril, el boleto mínimo del autotransporte avanzó hasta los 9 pesos y el promedio, a 9,50, mientras que el ticket mínimo de las líneas Mitre, Sarmiento y San Martín avanzó hasta los 6,25 pesos. El tercer aumento del transporte fue en junio, cuando el boleto de 9 subió a 10 pesos y el de 9,50 hasta 10,75 pesos. En tanto, el pasaje de tren mencionado antes lo hizo de 6,25 a 6,75 pesos. En conclusión, el boleto de colectivo acumula un alza del 66 por ciento y el tren, un 68 por ciento. Sobre ese incremento se montaría el alza que deslizó ayer Dietrich.
Uno de los argumentos utilizados para justificar el nuevo retoque del transporte es la evolución de los combustibles. Desde que se desreguló el mercado en octubre del año pasado y con el ajuste de los últimos días, los combustibles que comercializa la estatal YPF treparon hasta un 50 por ciento y todavía permanecen por lo menos un 20 por ciento por debajo de la paridad de importación, lo que hace prever nuevos incrementos aun si el dólar y el crudo se mantienen estables durante las próximas semanas. Por otra parte, la UTA reclamó la reapertura de la paritaria que cerró en el 15 por ciento. Busca un avance adicional de 11 puntos, hasta un total del 26 por ciento.