La Unión Industrial Argentina (UIA) aseguró que la destrucción de empleo asalariado registrado se profundizará. El diagnóstico fue realizado por el Director Ejecutivo de la cámara empresaria, Diego Coatz. Durante un evento en Córdoba, el representante de la UIA aseguró que los niveles de ocupación “van a seguir cayendo lentamente, no a la velocidad de hace un año pero no se va a recuperar”. Los datos del Ministerio de Trabajo muestran que, a partir de diciembre de 2015, la industria pasó a ser el sector que más empleo destruyó. Sobre 29 meses de gobierno de Mauricio Macri, el empleo en las fábricas cayó en 27. Durante los primeros cuatro meses de 2018, las actividades fabriles perdieron 10.300 puestos registrados que representa una caída de 0,9 puntos frente al mismo período del año pasado. Cuando se lo compara con la estructura laboral a fines del kirchnerismo, las cifras evidencian la pérdida acumulada de 73.800 puestos, o una caída total de 5,9 por ciento.
“Habrá una pérdida por goteo en unos sectores y en otros dejará de crecer”, consideró Coatz. “La actividad se va a resentir por tres o cuatro meses, lo que no puede saberse es cuánto”, expresó el especialista de la UIA ayer en Córdoba. Optimista, el economista consideró que “si se hacen tres o cuatro políticas para las pyme y para alentar el consumo, es probable que la recesión no sea tan grande”. El deterioro en la estructura laboral que ahora comenzó a ser reconocido por las cámaras industriales es complementado por un empeoramiento en la calidad de las ocupaciones y la sostenida contracción en la capacidad de compra de los salarios. La aceleración de la inflación, el salto en el tipo de cambio, los aumentos de tarifas y la imposición de techos para las paritarias impacta de lleno sobre el poder adquisitivo.
Desde el Cifra, que depende de la CTA, advierten que la evolución de las remuneraciones de los trabajadores del sector público registraba en abril de 2018 una contracción del 11,2 por ciento frente a los valores de noviembre de 2015. “En el marco del acuerdo con el FMI y la intención del gobierno de implementar un fuerte ajuste fiscal que sea en parte absorbido por las provincias, resulta importante la activación sindical para evitar la pérdida del poder adquisitivo de los estatales”, sostienen los investigadores. La caída es menor en el sector privado, donde la pérdida acumulada llega al 4,2 por ciento. No obstante, los investigadores del centro coordinado por la economista Mariana González y el sociólogo Pablo Manzanelli estima que la caída del poder adquisitivo entre los asalariados privados oscilará entre 4 y 12 por ciento al finalizar el año.
Sin embargo, los ingresos que registran las mayores caídas son, según el Cifra-CTA, las jubilaciones y el salario mínimo vital y móvil (SMVM). La actualización de las prestaciones de la seguridad social a partir de la fórmula aprobada en diciembre pasado arroja una pérdida en la capacidad de compra de las jubilaciones que asciende hasta el 4,2 por ciento. “La fórmula no garantiza ni siquiera el mantenimiento del poder de compra de las jubilaciones”, cuestionan los investigadores en el informe sobre la situación del mercado de trabajo publicado ayer. La caída en la capacidad de compra de los haberes se conjuga con el desmantelamiento de las distintas prestaciones y beneficios ofrecidos por el PAMI.
“Las pérdidas de poder adquisitivo se vuelven dramáticas en el caso del salario mínimo, vital y móvil, ante la decisión que tuvo el gobierno en 2017 de fijar un aumento muy bajo por Decreto y romper la negociación en el ámbito del Consejo del Salario”, advierten desde el Cifra-CTA. Con la llegada del SMVM a los 10.000 pesos, la pérdida real interanual de ese piso legal de ingresos alcanza al 14,6 por ciento. “Resulta urgente que se convoque a la reunión del Consejo del Salario para proteger las remuneraciones de quienes menos ganan”, sostiene le documento.
En un mercado de trabajo donde la desocupación se mantiene en valores elevados desde 2016, el Cifra-CTA comenzó a observar el deterioro de otros indicadores. De acuerdo a los investigadores, el tiempo de búsqueda de empleo sin conseguirlo se incrementó entre los desocupados. Durante el primer trimestre del año, el 39,4 por ciento de quienes no tenían trabajo llevaban más de un año buscando. Esa proporción era 32,1 por ciento durante el mismo período de 2017.