Croacia está en la final del mundo. Le dio vuelta el partido ayer a la favorita Inglaterra con un gol de Mandzukic en el alargue para poner el 2-1 y se medirá con Francia el próximo domingo, en Moscú. Curiosamente, los dos equipos que protagonizarán el último partido de la Copa son quienes vencieron a la Argentina de Messi en Rusia (3-0 croata en primera fase y 4-3 francés en octavos de final).

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Desde antes de iniciado el encuentro, el DT Dalic dejó vislumbrar sus intenciones con la inclusión del volante defensivo Brezovic en el once titular. Como contra Argentina y Dinamarca, el entrenador optó por romper el doble cinco de Modric-Rakitic, adelantar al de Real Madrid e inyectarle una dosis de recuperación al mediocampo balcánico ante rivales que le disputarían más la pelota. Frente a equipos más defensivos como Rusia, Islandia y Nigeria, el titular había sido Kramaric, volante de corte ofensivo que, con su ingreso, retrasaba a Modric. Fue así que ayer el capitán croata jugó más de espaldas y tuvo menor contacto con la pelota.

Del otro lado, no era ningún secreto que la pelota parada había sido el principal arma británica durante la Copa. A partir de la contundencia goleadora de dos de sus defensores, Stones y Maguire; junto a la precisa pegada de los ejecutantes Young y Trippier, el elenco de Southgate se había hecho muy fuerte en el juego aéreo. A pesar de saberlo, los balcánicos no tuvieron pruritos en cortar de manera constante con faltas y permitir a los ingleses poner en práctica lo trabajado durante la semana. Fue así que, ya a los cuatro minutos, una infracción en la puerta del área le dio la oportunidad a Trippier de ejecutar un buen tiro libre que encontró al arquero croata Subasic algo estático y se convirtió en el 1-0. Croacia tardó en reaccionar, los ingleses se hicieron de la pelota y casi encuentran el segundo gol. Pero Kane definió displicentemente por duplicado frente a Subasic, que le ahogó sus intenciones.

Ante la imposibilidad de crear fútbol por el medio, la receta croata fue abrir la cancha con unos muy activos Vrsalkjo y Stranic por los laterales y Rebic y Perisic como extremos, quienes mandarían centros a Mandzukic. En total, tiraron 15 en el primer tiempo: un festín para la defensa inglesa.

En la segunda parte, a pesar de ya haberse mostrado ineficaz, Croacia mantuvo las formas. A los 68, sin embargo, su insistencia tuvo recompensa. En una de sus incontables subidas, Vrsaljko mandó el centro desde la derecha en búsqueda de algún receptor. Mientras, desde el lado opuesto, casi desde el banderín izquierdo, partió Perisic, quien primero superó a Trippier y luego anticipó a Walker en su intento de despejar de palomita, y con sus tapones conectó la pelota para poner el empate. La mejor jugada de peligro croata podría haber terminado en jugada peligrosa, pero fue el 1-1.

Alguno podrá decir, una vez consumado el empate, que Inglaterra se mostró demasiado cómodo con la mínima ventaja de la que disponía y dio por terminado el partido mucho antes de los 90. Cierto o no, lo que sucedió después fue todo para los croatas, que se adueñaron del partido tanto anímica como futbolísticamente. Tal fue el desconcierto inglés que hasta falló la impoluta comunicación que Pickford y sus defensores mostraron durante toda la Copa. Que si voy, que si vengo, parecieron debatirse entre los ingleses y la pelota le quedó nuevamente a Perisic, que remató al palo.

La historia fue al tiempo extra. Tercer alargue consecutivo para Croacia y segundo en tres partidos para Inglaterra. El cansancio se hacía evidente y hasta a Modric se le escapaba una pelota por abajo del botín. La más clara la tuvo primero Inglaterra, pero Vrsaljko salvó en la línea un cabezazo de Stones que se metía. Luego, Mandzukic tuvo la suya tras un pase de Perisic, pero se encontró con Pickford encima y definió al bulto. El delantero se quedó unos minutos en el piso porque el inglés, además, se lo llevó puesto.

Se ve que aquel tiempo le sirvió de reflexión al de Juventus porque, a los 109, la pelota le cayó nuevamente frente al arquero y, esta vez, con un zurdazo lo tradujo en el festejo croata del 2-1. La última línea inglesa se mostró nuevamente un tiempo más lenta y tardó en reaccionar tras un cabezazo de Perisic --que estuvo en todas--, quien terminó por habilitar al goleador croata, más despierto a la segunda jugada que los ingleses.

Croacia siguió corriendo, metió cambios para demorar un poco y no tuvo más que observar hasta el final cómo su arquero Subasic se quedaba con los desesperados centros de los ingleses. Los balcánicos están en la final, enfrentarán a Francia en Moscú y habrá que esperar hasta el domingo para saber cómo terminará el cuento de la Cenicienta de este Mundial.