A Juampa Camarda le está yendo razonablemente bien. Aunque le costó entenderlo, cuenta. Tiene dos libros publicados y otros tantos en camino. El último que apareció, Guía para el fracaso, reúne tiras publicadas en la revista digital Nik, de Ediciones Noviembre, y tiene un costado autobiográfico fuerte. Al protagonista le salen las cosas, pero no necesariamente las que quiere o del modo como le gustaría que pasaran. “Me di cuenta después de varios capítulos que era la típica persona de 30 años que dice ‘no me sale ni una’ cuando en realidad sí le salen; es el gran enrosque de mi generación”, plantea.
“No paramos la pelota y decimos ‘Ey, conseguí todo esto’, siempre pensamos en lo que nos falta”, distingue Camarda. Y reflexiona que, a la larga, eso lleva a no disfrutar ni los procesos ni la obra terminada, y a que uno se vuelva dependiente de los likes en las redes sociales. Un poco de terapia –que empezó por otros motivos, aclara– lo ayudó a destrabar ese libro y enfocarse en su siguiente proyecto, una historieta sobre los ataques de pánico basada en la experiencia de su pareja.
Pero su laburo tuvo un plot twist inesperado. Salió la última temporada de Black Mirror, que no le gustó nada, y descargó su crítica en una tira de cuatro viñetas. Así nació, sin planearlo, El gordo sin remera, el chiste diario que sube a las redes sociales y que, asegura, literalmente se comió su año y será su próximo libro. ¿Es una reivindicación del ñoño no-cool? Según Camarda, él mismo es un ñoño no-cool. “El primer chiste era sobre la nueva temporada de Black Mirror, que me pareció horrible. De repente me di cuenta de que la tira funcionó. Al día siguiente me dieron ganas de hacer otra con la misma mecánica. Y me gustó. En un momento me di cuenta de que llevaba dos semanas subiendo todos los días un dibujo del gordo sin remera”, comenta. Los ataques de pánico quedaron en pausa.
A su nuevo personaje, mitad ficticio y mitad autobiográfico, el dibujante mendocino prefiere encuadrarlo en el género del slice of life. “Soy uno de los más grandes aplaudidores de Historietas reales”, señala sobre el influyente portal colectivo. “Creo que la historieta autobiográfica es maravillosa cuando no es el autor mirándose el ombligo todo el tiempo”, considera. Además, advierte que el género suele ser más visitado por chicas que por varones. “No siempre está bien visto el slice of life del hombre. Uno está acostumbrado, quizás por una heteronormatividad, a una tira de chicas contando su vida, sea porque queda choto que el hombre cuente ‘Ay, qué lindo estar rodeado de gatitos’, o porque no le creés porque pensás que es un hijo de puta que se quiere levantar minas.”
Camarda se declara “muy fan” de ese género. “Me gusta leerlo, pero muchos se van al lado del drama y unos pocos juegan con la cultura pop, los videojuegos. Entonces, ¿qué pasa si hago esto? O sea, si hago lo que hacen todas las mujeres, pero además pudiendo salir en tetas y ellas no. Esa fue la primera premisa y me gusta que ahora nadie repara en que está sin remera. Después de la cuarta tira, dejó de ser gracioso. De repente me encontré divirtiéndome y con que la gente se divertía; conseguí lectores nuevos, cosa que hace mucho que no me pasaba; y se comió mi 2018.”