La estadounidense Serena Williams avanzó ayer a la final del torneo de tenis de Wimbledon al vencer a la alemana Julia Görges y buscará mañana el título ante la también germana Angelique Kerber, en una reedición de la definición de 2016. La siete veces campeona de Wimbledon, necesitó una hora y diez minutos para vencer a Görges por 6-2 y 6-4 y clasificarse así a la definición en su primera participación en el All England después de haber sido madre en septiembre del año pasado.
Preclasificada de manera excepcional en la posición 25, Williams dominó el partido con claridad, con dos quiebres en el primer set para adelantarse en el marcador. En el segundo parcial, la campeona de 23 títulos grandes se colocó 5-2 y sacó para partido en el juego siguiente, pero Görges reaccionó con un quiebre para colocarse 5-4. Sin embargo, la menor de las hermanas Williams volvió a romper el saque de la alemana para sellar su boleto para la final.
“Estoy feliz de haber podido jugar de esta manera. De lo contrario no hubiera podido ganar”, explicó Williams tras clasificarse por décima vez a la final de Wimbledon. “Tuve que levantar mi nivel porque la había visto jugar mucho y nunca ha jugado así, con tan pocos errores no forzados, con tantos tiros ganadores, tan agresiva y moviéndose muy bien”.
“Siempre llevo a que la gente rinda al máximo, ya sabes. Siempre tengo que superarme”, resaltó Williams, de 36 años, que comenzó el torneo en el puesto 188 del ranking mundial y ya se aseguró regresar al menos al top 30, con la posibilidad de ser top 20 si gana el certamen.
Como en 2016, cuando se consagró por última vez en la hierba londinense, su rival será Kerber, a la que en aquella ocasión batió en sets corridos.
Kerber podría convertirse en la primera campeona de Wimbledon alemana desde la legendaria Steffi Graf, después de clasificarse a la final al imponerse por 6-3 y 6-3 a la letona Jelena Ostapenko.
La tenista de 30 años se impuso en 68 minutos de juego gracias a su constancia, paciencia y experiencia frente a la potencia algo descontrolada de su rival, campeona el año pasado en Roland Garros.
La victoria de la ex número uno del mundo pudo incluso darse unos minutos antes, cuando dispuso de un match point con ventaja de 5-1 en el segundo set, pero la letona no se rindió, levantó la situación y ganó dos juegos seguidos, para ponerle un poco de suspenso al desenlace. Sin embargo, en la segunda oportunidad que tuvo, la germana ya no la dejó pasar.
“Es una gran sensación estar de vuelta en una final. Estoy muy emocionada, estoy feliz de haberlo logrado”, explicó una eufórica Kerber, que después de un fantástico 2016 con los títulos del Abierto de Australia y del US Open, vivió un 2017 llenó de frustraciones, con los octavos de final de Australia y Wimbledon como mejores actuaciones. “Estoy orgullosa de haber vuelto a la final de un Grand Slam. He estado trabajando para esto desde la infancia”, explicó la alemana, la quinta jugadora de su país en acceder a la final en el All England. Además de Graf, Sabine Lisicki lo consiguió en 2013, mientras que Cecily Aussem y Hilde Krahwinkel lo lograron en la definición de 1931.