El abrazo a la Biblioteca Nacional es tan simbólico como necesario. Después de la renuncia del director Alberto Manguel por problemas de salud, el temor a que haya despidos masivos persiste, en un contexto de profundización del ajuste que está realizando el gobierno nacional. Más allá de la amenaza de que se vuelva a repetir el envío de un aluvión de telegramas, como sucedió en 2016, las trabajadoras y los trabajadores de la BN han declarado la emergencia cultural por los cambios y recortes que está padeciendo el organismo. En la explanada de la BN hay pañuelos verdes y pañuelos blancos; carteles que se unen y condensan, en un puñado de frases, el cuadro de situación del país: “Ni un despido en la Biblioteca Nacional”, “No a los despidos en Télam”; jóvenes que se reúnen para continuar de pie, denunciando, luchando y resistiendo las políticas neoliberales, con el cuerpo y la palabra. Hay “locas” ejemplares, las Madres de Plaza de Mayo, Nora Cortiñas y Taty Almeida; y están la socióloga combativa Alcira Argumedo y el periodista de PáginaI12 Luis Bruschtein.
Julia Narcy, de la junta interna de ATE Biblioteca Nacional, reconoció que no saben hacia dónde va la BN. “Tenemos mucho miedo de que se vuelva a repetir la situación de 2016, cuando tuvimos 240 despedidos, que pudimos revertir en una parte. No vamos a aceptar ni un despido más en la Biblioteca Nacional ni en ningún otro organismo estatal. Estamos de pie y estamos exigiendo poder seguir trabajando. No sobran trabajadoras ni trabajadores; faltan políticas públicas”, dijo Narcy, y convocó al poeta y periodista Juan Rapacioli, uno de los 357 trabajadores despedidos de la agencia de noticias Télam. “Las autoridades se borraron, no aparecieron nunca más por el edificio. Se dijo que éramos ñoquis, vagos, que no teníamos el perfil ideológico, que éramos militantes. La respuesta ante todo esto es estar juntos y fortalecernos, más allá de las diferencias individuales. Lo único que se puede hacer es un frente colectivo para evitar que vengan por todo y vacíen todas las áreas culturales del Estado”, aseguró Rapacioli. No fue el único escritor que puso el cuerpo en el abrazo; también acompañaron la poeta Cecilia Romana, y el narrador y ensayista Martín Kohan.
Diego Martínez, delegado general de ATE Biblioteca Nacional, recordó que en una reunión con Manguel, el entonces director les garantizó que renunciaría si el gobierno intentaba avanzar con un nuevo ajuste en la BN. “Manguel adujo problemas de salud; noso- tros tenemos el derecho a la duda –planteó Martínez–. El Estado en general se va a convertir en una gran Télam si no nos organizamos, si no rechazamos de plano el ajuste. Estamos en pie de lucha, este gobierno no nos va a llevar puestos”. Cada vez que habla, Nora Cortiñas se transforma en una guerrera de un metro noventa de altura. Nunca baja la guardia, está siempre en estado de alerta y movilización. “Este gobierno parece que tuviera los ojos en la nuca. Estamos orgullosos de los trabajadores. No sobra nadie”, subrayó Cortiñas, y advirtió que estarán acompañando a los trabajadores de la BN y de otros organismos del Estado todas las veces que sea necesario. “No importa cuántos seamos, salgamos a la calle, tenemos que decir no a los despidos, no al ajuste, no a todo lo que está pasando”.
Alcira Argumedo, compañera de viejas luchas de los trabajadores de la BN, afirmó que las políticas neoliberales están haciendo crisis también en los países centrales. “Por eso hoy (Donald) Trump se pelea con (Angela) Merkel, que a su vez se pelea con los chinos, porque el 20 por ciento de la población más rica concentra el 95.5 de la riqueza. El 80 por ciento controla el otro 4.5 por ciento. Esto es inviable”, explicó la socióloga e investigadora del Conicet. “Les quitaron 70 mil millones de pesos a los jubilados, a los que reciben asignación universal por hijo, a los discapacitados y a los veteranos de Malvinas, y como eso va todo a consumo afecta a los comercios y a las pequeñas y medianas empresas. El Correo Argentino, empresa de la corporación Macri, hace quince años no paga lo que le debe al Estado: 70 mil millones de pesos, que es lo que le sacaran a los que menos tienen”, comparó Argumedo.
Taty Almeida comentó que desde que está Cambiemos en el gobierno todas las marchas, concentraciones y reuniones son para denunciar violaciones a los derechos humanos. “Cada vez somos más los que resistimos el horror y la injusticia que se está cometiendo en estos momentos. Tenemos que seguir más unidos que nunca, poner el cuerpo; hay que comprometerse. No hay que tenerle miedo a la palabra militancia”, precisó Almeida. “Es importante que no bajen los brazos y que no se desilusionen. Cuando estén un poquito caídos, tienen que decir muy fuerte: si las Madres pudieron, por qué no nosotros. La posta la vamos pasando a los jóvenes de a poquito. Hay una juventud con una polenta maravillosa. A pesar de los bastones y las sillas de ruedas, las locas seguimos de pie”, concluyó la referente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Luis Bruschtein repasó la seguidilla de abrazos a la Televisión Pública y a la agencia Télam en las que participó. “Estamos abrazando a todos estos lugares que el neoliberalismo ha elegido para destruir; son lugares donde circula el conocimiento, donde se difunde información, donde se garantiza la diversidad y el acceso a la información para todo el mundo. Además de estar defendiendo fuentes de trabajo, estamos defendiendo un país democrático. Estos que nos vinieron a enseñar lo que es la democracia, porque decían que nosotros no valoramos la democracia, son los que están atacando a la democracia –destacó Bruschtein–. Dar acceso a la información, al conocimiento, hacer que la información circule también es distribución de la renta, también es justicia social. Por eso estamos defendiendo a Télam, a la Televisión Pública y a la Biblioteca Nacional”.
Finalmente, Luciano Fernández, secretario gremial de ATE Capital, señaló que hay que ocupar los espacios públicos y los edificios para hacer asambleas y organizarse. “Este es un gobierno agonizante porque es un gobierno inviable. No puede ser viable un país en donde no se controle el dólar. Esta pelea con el neoliberalismo en toda la región la ganan los pueblos. No hay otra manera de pelear que no sea con el pueblo movilizado, defendiendo la democracia”.