Página 12 en Rusia
Desde Moscú
Francia es favorita en la consideración general de los críticos y también en las casas de apuestas. Por cada euro pagan 1.48 por el triunfo de los bleus y 2.65 si gana su rival. Es una diferencia importante que se sustenta en los antecedentes históricos (tercera final contra primera de los croatas, una sola vez se midieron en Copas el Mundo y fue victoria de los franceses por 2 a 1 con dos goles de Thuram) y en la imagen que dejaron en general los bleus en todo el torneo. Francia jugó muy bien en la segunda fase y ganó los tres mano a mano sin necesidad de recurrir al alargue o a los penales: bajó a Argentina por 4 a 3 en octavos un partido atípico, superó a Uruguay por 2 a 0 en cuartos y atravesó la semifinal contra Bélgica con una victoria por 1 a 0. Tres jugados, tres ganados en 180 minutos de juego contra los 270 que disputaron los croatas que en dos de esos tres partidos largos se impusieron por penales. En la zona de clasificación había vencido a Australia por 2 a 1, a Perú por 1 a 0 y ya clasificada había empatado sin goles con Dinamarca, el único cero a cero del campeonato.
Los méritos de Francia para llegar a esta instancia no son pocos. Sus principales virtudes son el ordenamiento defensivo y la precisión en velocidad para salir en contraataque. En el fondo se sostienen con la firmeza de la dupla central Umtiti, del Barcelona, y Varane, del Real Madrid, quienes tienen mucha solidez en el juego aéreo y cubren con sus cruces a los laterales. De los dos que juegan por los costados el más flojo parece ser Hernández. Pavard compensa alguna debilidad en la marca, con sus apariciones ofensivas. Los argentinos lo padecieron en el zapatazo impresionante del segundo gol. Contra Bélgica estuvo a punto de marcar un gol en una espectacular entrada a fondo.
El principal bastón de la línea de cuatro es el más bajito del equipo Kanté (1.68) que recupera muchísimas pelotas en cada partido, y además se las entrega redondita a los que más saben. Algo parecido hace Matuidi, que también juega como volante defensivo. Más abierto Pogba hace valer su talento para meter pelotas punzantes, y aparecer por sorpresa en posiciones ofensivas y juntarse con Griezmann, Mbappé y Giroud, que es el referente de área. Los ataques franceses se iluminan cuando aparece en la escena Mbappé, rápido como un rayo, hábil con el balón en los pies e inteligente para ganar la espalda a los defensores o meterse en diagonal. Los dos goles que liquidaron el partido que se había puesto difícil contra Argentina deslumbraron a todo el mundo. Si gana Francia y él juega en el nivel de los partidos anteriores, será número puesto para la consagración como el mejor jugador del campeonato.
La rapidez de Mbappé les quita proyección a los defensores rivales y los pone en permanente alerta. El joven, hijo de un camerunés, de apenas 19 años, es la carta ganadora, pero no la única porque Griezmann tiene gol, y porque los centrales suben a cabecear con polenta y ganan (gol de Varane contra Uruguay, gol de Umtiti en la semifinal).
Francia llega bien, más descansado, tranquilo, seguro de su juego y con hambre de gloria. Umtiti y Matuidi coincidieron ayer en sus declaraciones en que es muy importante lo que lograron hasta ahora, pero no hay nada para festejar si no se gana en la final de mañana.