Desde Londres
El culebrón empezó el jueves por la noche cuando comenzó a filtrarse la entrevista que el diario The Sun publicó ayer. Las siete páginas del The Sun torpedeaban una precaria tregua en torno al plan que guiará la negociación con la Unión Europea entre el campo más moderado de los Brexit “duros” y los Brexit “leves” que quieren mantener el máximo nivel de relación con la Unión Europea. El plan había llevado a la renuncia de dos ministros y un secretario de Estado y a un tormentoso debate en la Cámara de los Comunes el jueves que dejó en claro que hay una rebelión interna conservadora en marcha (ver aparte).
Con los noticieros y las radios y las redes inflamadas por las inoportunas declaraciones del visitante menos deseado, con medio Partido Conservador saliendo a opinar, explicar, defender y atacar el plan acordado, Theresa May recibió a Trump en la casa de campo de la primer ministro, lejos de Londres donde decenas de miles de personas protestaban contra la visita.
En la conferencia de prensa posterior, Trump dijo que era todo “fake news”, que jamás había criticado a la primera ministra. “Esto no es así. La respeto muchísimo. La historia publicada estaba en general bien, pero no ponía lo que dije. Por eso grabamos las cosas. Son fake news. Nosotros queremos comerciar con el Reino Unido y el Reino Unido con nosotros, podemos triplicar, cuadruplicar el comercio. Después de hablar con la primera ministra y con especialistas, pienso que se puede lograr esta expansión de nuestra relación comercial”, dijo Trump.
En Bruselas hizo lo mismo el miércoles, y el jueves en la reunión de la OTAN. El miércoles Trump había atacado abiertamente a la canciller Angela Merkel, por quien parece sentir una enemistad personal, y había criticado a los otros 28 miembros por su escasa participación en el presupuesto de la organización. El jueves dejó plantados a los primeros ministros de Rumania, Azerbaijan, Georgia y Ucrania con quienes tenía sendas reuniones bilaterales a las que no concurrió. Más tarde dijo que los miembros de la OTAN deberían contribuir un cuatro por ciento de su PBI (se habían comprometido a un dos por ciento y hasta ahora solo cinco países lo han conseguido) y que quería una respuesta para enero del año próximo, dejando flotar la idea de que Estados Unidos podía abandonar la OTAN si esto no ocurría.
Pero el momento más Trump llegó después con su inevitable twitt. En el twitt publicado un poco después de dejar Bruselas, incluía un video con los momentos principales de la cumbre de la OTAN que podía pasar por un film turístico con final feliz: banderas, caravanas de coches oficiales, afectuosos saludos con otros líderes, amigables discusiones y un saludo alegre a final de la conferencia de prensa. Junto al video @Nato2018” (NATO es la sigla en inglés de OTAN).