La justicia es hoy un poco más justa en el sur argentino. Una mujer travesti-transexual que había sido despedida por cambiar de género en su DNI deberá ser reincorporada a su trabajo. Las organizaciones que acompañaron el proceso celebraron la medida aunque van por más. “Si bien se ha ganado la inclusión de trabajo, no deja de ser un trabajo jornal, en el cual es contratada eventualmente. Necesitamos trabajar el cupo legal trans”, apuntó Erika Moreno, coordinadora de la Red Diversa Positiva provincial de Tierra del Fuego.

L. llevaba más de seis años trabajando como estibadora de los pesqueros que amarran en Ushuaia para Trasmar SRL, hasta que en septiembre del año pasado la “desvincularon”. Nadie ponía en duda su idoneidad. El problema surgió cuando se presentó con su nuevo DNI con la identidad de género femenina. La empresa argumentó que no podía seguir trabajando porque no contrataban personal femenino. Desde entonces reclamaba que la reintegraran por considerar su despido discriminatorio por transfobia. Por eso había presentado una acción de amparo contra la cartera laboral, por su omisión, y contra la empresa Trasmar SRL, por su accionar discriminatorio.

Según surge del amparo, en 2017 L. trabajó normalmente “hasta el mes de mayo para la empresa Trasmar SRL. Desde dicho mes hasta agosto, el trabajo en la estiba de barcos estuvo parado; recién en el mes de septiembre de 2017 me presenté en la empresa, y el capataz, (Sr. Manuel), al ver mi Documento Nacional de Identidad –donde se encontraba inscripta mi identidad ya autopercibida anteriormente– dijo que no podía anotarme para la estiba manifestando: ‘en la empresa no contratamos mujeres’”.

Desde que la despidieron, L. fue a todas las dependencias públicas: formuló denuncia ante el Inadi por discriminación laboral, fue asistida por la Secretaría de la Mujer y la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia también denunció la situación. Finalmente, la Dirección de Políticas de Género provincial denunció el caso ante el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, solicitó la nulidad del despido y exigió la reinstalación de L. en su puesto. El Ministerio de Trabajo no dictó ninguna resolución. 

El juez de Primera Instancia del Trabajo del Distrito Judicial Sur, Guillermo Penza, citó a las partes a una audiencia el jueves pasado. Allí se presentaron el Ministerio de Trabajo, la empresa, el Puerto, la trabajadora y su abogada, y la Red Diversa Positiva provincial de Tierra del Fuego. “Se escuchó a las partes y se aclaró la situación respecto de la inexistencia de normativa que impide contratar mujeres en el puerto, el juez quiso dejar establecida esta cuestión”, explica Solange Verón, la abogada patrocinante de L. Finalmente se llegó a un acuerdo “en el cual la empresa se compromete a recontratar a la trabajadora hasta fin de año de forma permanente en el sentido de que cada barco pesquero que llegue a Ushuaia en el que la empresa trabaje deberá contratarla y luego el año próximo deberá seguir en la modalidad habitual”.

L. tiene una sensación encontrada. Por un lado, percibe como un logro que la reincorporen porque “no quiero darles el gusto de irme discriminada”, dice. Por otro lado, es conciente de que “el puerto es un lugar muy machista”. “Vos no sabés lo que es el puerto”, remarca. L quisiera que se capacite en cuestiones de género en el Puerto y que el Sindicato Unidos Portuarios Argentinos del Atlántico Sur (SUPAAS) apoye este tipo de causas. L había planteado su caso en SPAAS y “no le dieron importancia, me dijeron que busque un abogado”. 

L. cuenta, y se dice, que debería conseguir un trabajo mejor, algo en administración, más cómodo. Pero, por supuesto, no es fácil. “La situación de la estibadora se enmarca en la temática de las personas trans, para ellas el tema del trabajo es fundamental. En este caso era vital recuperar la fuente laboral aunque vamos a seguir acompañándola para que pueda tener una situación laboral realmente estable que la pueda dignificar y de la cual pueda vivir”, aclara Verón.

Para Erika Moreno “todas estas cosas suceden porque socioculturalmente no estamos a la altura de las leyes, falta trabajar mucho más la ley de identidad de género, hacer talleres, dictar charlas. Estar más a tono con esto. Es importante educar a la sociedad para que no se cometan más estos errores”. Moreno es una mujer trans y fue despedida en diciembre de 2015 por el gobierno de Rosana Bertone junto a otros/as trabajadores/as. “La situación de vulnerabilidad a la que me llevó esta decisión política fue abismal y dura. Las feminidades y masculinidades trans necesitamos acompañamiento e inclusión”, dice.