De pronto, una nube de sospechas enturbió la previa de la gran pelea entre Lucas Matthysse y Manny Pacquiao que tendrá lugar esta medianoche en la Axiata Arena de Kuala Lumpur, la capital de Singapur y que será televisado por la señal premium de TNT Sports. La inesperada decisión de la Federación Malaya de Boxeo de cambiar al árbitro, a dos de los jurados y al supervisor a 4 días del combate puso en alerta a quienes manejan al campeón argentino (Oscar de la Hoya y Mario Arano) y a las propias autoridades de la Asociación Mundial, cuyo título regular de los welters pondrá en juego Matthysse. El propio presidente de la entidad, el venezolano Gilberto Jesús Mendoza, negó todo tipo de incidencia en la modificación del marco de autoridades anunciado el 4 de julio pasado y dijo que ni siquiera fue informado oficialmente del mismo.
Por tal razón y en señal de protesta, Mendoza no estará hoy al borde del ring en Kuala Lumpur. Que el propio Pacquiao sea el promotor del combate a través de su empresa MP Promotions genera dudas acerca de una probable manipulación del fallo en su favor, más allá de que los nuevos oficiales de ring (el árbitro estadounidense Kenny Bayless y los jurados de la misma nacionalidad Glenn Feldmann y Derek Mildham quienes compartirán la tarea con el veterano sudafricano Stanley Christodoulou) han demostrado ser confiables en las peleas que les tocó trabajar.
A diferencia de aquellos dos duelos históricos entre Floyd Mayweather y Marcos Maidana en los que eran escasas las chances reales del argentino, Matthysse hoy puede ganar. Y por eso se entiende la inquietud. Más allá de su condición de visitante, su pegada poderosa está en condiciones de resolver el combate en cualquier momento de los 12 asaltos y sumar una definición categórica más a su récord de 39 triunfos (36 antes del límite) y 4 derrotas. Cuando ganó el título, el 27 de enero de este año al tailandés Tewa Kiram en el Forum de Inglewood (California), resolvió por nocaut en el 8° asalto una pelea que se le había enrevesado más por su lentitud y sus escasas variantes que por la real oposición que le había presentado su adversario. Esta noche deberá dar mucho más. En todo sentido.
A los 39 años, un registro de 59 victorias (38 por fuera de combate), 7 derrotas y 2 empates y en el ocaso de una carrera excepcional que lo ha llevado a lograr 8 títulos del mundo en 7 categorías diferentes en un rango de 20 kilos (de los 50 a los 70), Pacquiao ya no es aquel boxeador apabullante, veloz y potente que sacaba manos desde todas las posiciones. Sin la frescura y la determinación de sus mejores tiempos, aún le quedan resabios de su vieja clase mundial. Y a ellos recurrirá para ceñirse otra corona ante Matthysse en una noche de las más excitantes que haya tenido en mucho tiempo el glorioso boxeo argentino.