España volvió a liderar en 2017 el incremento en términos relativos de consumo de carbón en el mundo debido a la caída de la producción de electricidad con origen hidráulico por la falta de lluvias, una situación que forzó una mayor entrada en el mercado de generación de las centrales térmicas de carbón para garantizar el suministro. Esta situación disparó un 28,5 por ciento el consumo interanual de este mineral –más que en ningún otro país del mundo– y disparó en consecuencia las emisiones contaminantes de CO2 un 4,4 por ciento, su mayor incremento en 15 años. China lidera el ranking mundial con un consumo de 1892 millones de toneladas, equivalente al 50 por ciento de la cuota mundial. En Europa el ranking lo encabezan Alemania, Turquía y Polonia.