La tecnología lidera las transformaciones de la arquitectura financiera global y plantea enormes desafíos para instituciones tradicionales como los bancos. El cambio empieza a ser radical. Ni los negocios menos sofisticados, como las casas de apuesta, están fuera de peligro de ser reemplazadas por sistemas digitales autónomos en los que no hace falta confiar en un intermediario para garantizar los pagos. Este mes se lanzó uno de los sistemas más esperados en la comunidad de inversores que promueven esta descentralización. La aplicación se llama Augur y funciona en una computadora global a la que cualquiera puede acceder sin restricciones a través de internet. El proyecto se capitalizó por más de 100 millones de dólares.
La plataforma recibe dinero de usuarios que apuestan sobre un determinado evento. Por ejemplo, si el dólar superará los 30 pesos dentro de un mes. El sistema se encarga a los 30 días de validar si se superó o no la cifra y luego transfiere el dinero de quienes perdieron la apuesta hacia las cuentas de los ganadores. En el medio no hubo nada más que una máquina virtual que congeló los fondos por un tiempo y luego la distribuyó entre los participantes. La particularidad de esta máquina es que nadie puede alterar su funcionamiento: el dinero no puede viajar a cuentas de un individuo que no ganó ni puede manipularse los montos de la apuesta.
El desarrollo de los sistemas descentralizados está generando importantes inversiones en el mundo y muchos especulan con que la perspectiva de estos negocios es equivalente a la que ofreció internet en los ‘90. La Argentina empieza a ser una pionera en la región en el desarrollo de esas plataformas autónomas. La Red de Créditos Ripio es uno de los proyectos más prometedores en esta dirección a nivel internacional. Su fundador es Sebastián Serrano, programador patagónico que consiguió inversiones por 40 millones de dólares para lanzar este proyecto de préstamos. La esencia de la plataforma es que conecta sin necesidad de un banco (ni un intermediario) a las personas del mundo desarrollado con abundante capital con individuos de los países emergentes con necesidad de financiamiento. El sistema se diseño para disminuir la probabilidad de impago de los préstamos y permitir que el costo financiero sea accesible.
“Con esta red de créditos descentralizada empieza a pasar que un individuo en Corea del Sur le puede prestar plata a un argentino a tasas de interés moderadas”, explicó Serrano a Cash. El emprendedor aseguró que una de sus obsesiones es atacar el problema de la inclusión financiera y que la descentralización de los sistemas tecnológicos es clave para avanzar en este frente. “La región Latinoamericana tiene una enorme necesidad de bancarización. Los que acceden al crédito lo hacen con una tasa espantosa. Para los bancos el costo de ofrecer servicios a sectores de bajos recursos es mayor respecto del retorno que esperan por prestarles. Esto genera que la mitad de la población no esté bancarizada. Pero con la tecnología pueden reducirse los costos y ofrecer acceso financiero a cada vez más segmentos de la población”.
Serrano, quien maneja una de las casa de compraventa de criptomonedas más importante de Latinoamérica (cuenta con más de 200 mil usuarios minoristas y ahora empezó a sumar inversores institucionales), fue contundente respecto de las transformaciones que genera la innovación y la necesidad de readaptarse del sistema financiero tradicional. “La tecnología no va a solucionar todos los problemas sociales ni la estructura económica. Pero si puede reducir costos y el rol de la banca va a tener que cambiar. Lo que hoy hacen los bancos dejará de ser necesario. El modelo de negocios de recibir depósitos y prestarlos, es decir la caja negra de la intermediación de los créditos, no es sustentable. Deberán transformarlo para no desaparecer”, concluyó.