Y Mascherano le dice: ¿qué te pasa, pendejo? Cerrá el orto. Y Pavón, apenas dijo eso, ¡pum! Le dio una ñapi... ¿sabés la ñapi que le pegó? ¡No sale en ningún lado eso! Se arma un quilombo... Pavón es un wachiturro. La primera recomendación que le hago a la clase media y media alta es: dé propinas. Aunque le cueste, haga la changa. A veces cuando nos ajustamos dejamos de dar propina. Esto va cortando un círculo, me pasó con los cartoneros en 2001.
En Polémica en el bar Marcelo Iúdica presentaba a Caruso Lombardi como el hombre del día por su ficción pos 3-0 ante Croacia, que también incluía a Burruchaga con un serrucho y a Ruggeri sacándose el saco de conductor y poniéndose el pongo de ayudante de campo. A Caruso lo interpelaba el Mono Navarro Montoya, que le decía en la cara que no le creía nada, y eso ya es algo al lado del papel de alfombra roja que juega Morales Solá cuando recibe las visitas desparramantes de Lilita Carrió. Alguna vez Beatriz Sarlo, generosa bancadora de cualquier cosa anti CFK, la había definido como la dirigente política más creativa de la Argentina. “La teatralidad es importante”, le hace decir Tim Burton a Batman después del despliegue de algún truco, acaso una de esas bombas de humo tras las que aparece o desaparece.
–Noooo, no busquen los dólares. Es para evitar crisis. La gente no vaya a cambiar, va a quedar en 23, ahí va a estar.
–Yo no puedo contar una mentira. Nosotros somos tipos públicos. No podemos estar contando mentiras todo el tiempo. Yo nunca voy a hablar de algo que no sé, de eso quédate tranquilo. Se agarraron a piñas. Punto.
–Yo estoy muy tranquila. Lo que tiene que saber la sociedad es que Cambiemos está junto. El día que empezó la crisis yo estaba en la Casa Rosada. Yo estaba tranquilísima, y ustedes saben, que si estuviera preocupada, yo les diría. Yo no le miento a mi electorado.
¡Y funciona! O funcionó el año pasado: habrá que ver cómo sigue. La mitad de los porteños la votó en las últimas elecciones legislativas, aunque en las presidenciales de 2011 había sacado menos del dos por ciento de los votos. “Hay momentos en la historia en que los pueblos quieren cosas que le son concedidas, que los mismos pueblos se autoconceden”, dijo entonces, en la que fue su peor elección. En perspectiva el pueblo acaso aprecie mejor qué se autoconcedió con cada presidencia: para esta, Carrió le dio unos abrazos fundamentales a Macri, el ingenuo con el periplo para legalizar el aborto clandestino, las cuentas panameñas saltarinas, las escuchas del Fino Palacios, las fojas cero del Correo, la vuelta al FMI. Anteayer a los abrazos con Pino, hoy con Mauri: así siguiendo. Republiquita en la cama, montajes en su casa compartidos con Lanata, el invento de La Cámpora armada, los radicales misóginos que se manejan a control remoto. Plena noción del personaje y del espectáculo.
–Y habíamos ido a un modelo de ciudades inteligentes. Esto yo lo vi antes de la 125 y lo mató la 125. La política de Cristina. Pero ya veía que volvían los dentistas, etc. Además hay mucho avance tecnológico en el campo. Mucho avance del software, de esto, de lo otro. Estoy con los propulsores, los no propulsores, recorriendo la frontera, viendo dónde está el narco, dónde está la integración, viendo cómo vamos al Pacífico, cómo exportamos.
–El guacho me grabó desde abajo, ¿qué voy a hacer? Me la comí. Pero de este video, te lo juro por mis hijos, que no sabía. Lo fui a buscar al tipo y no estaba. Se me escapó. Y aparte, le voy a hacer una maldad: le voy a poner que el peor pescado podrido que venden adentro de ese sushi es el que tiene él. Y va a tener que cerrar el negocio. (risas) ¡Quedate bien tranquilo!
Caruso ha recordado que empezaron a tildarlo como vende humo en la época en que dirigía al Tigre de Sergio Massa. “Pero Massa me duplicó, él vende por toneladas, y yo vendía por latitas”. Caruso es un caradura y lo reivindica: sus logros, ha dicho, provienen en gran parte del humo. Dice que es un gran bailarín: “Tinelli me invita todos los años al Bailando por un sueño, ¿sabés como lo ganaría?” ¿Y qué tal una pareja con Carrió? A veces tengo ideas asfixiantes, ¡pero qué programón! Angelici y hormiguita Ocaña, parte del jurado; podrían incluirse un Bonelli, un Bullrich a elección, ¿un Moyano? “No es que yo no estoy en el recinto, le quiero explicar a la gente que yo estoy acostada en un sillón rojo, que está en un lugar, por un problema cardíaco –le dijo a Morales Solá–. Entonces no puedo estar permanentemente sentada en la sesión”. Lo primero es la salud, entonces, aunque Lilita dice que está mejor que nunca.
–¿Se acuerdan el presidente paraguayo, que tuvo tantos hijos? Porque era un orgullo entregarle la virginidad de una chica al obispo. Entonces si después puedo abortar, la verdad que queda impune el delito del abusador.
–¿Cómo no vas a ser argentino? ¿Tan mal hace decir “se pelearon”? No es algo tan grave. Una pelea la tiene cualquiera. Si Maradona pidió que se peleen en el vestuario, y Simeone dijo que se peleen en el vestuario, ¿porque yo dije que se pelearon, el malo de la película soy yo? Está bien, salen en un video los nombres. Pero uno lo dice para motivar un poquito, también.
Y hablando de teatralidad y del Batman de Tim Burton, ¡qué fabuloso aquel Guasón de Jack Nicholson! Aficionado a los humos, también. En un desfile por Gótica, “No me arrepiento de este amor” a toda volumen, meta baile los allegados, después de una repartija de dólares lanzados al aire, desde unos muñecos inflables gigantes empieza a salir una humareda tóxica: ¡veneno!
–Perdón, parece que estoy hablando sola, pero me gusta, porque también estoy hablando con la sociedad. Hay momentos en la vida en que uno tiene desesperanza. Pero es que la esperanza consiste precisamente en tener esperanza en la desesperanza. Esa es la dureza del desierto.