Sonríe y la voz surge bella, prístina, en compañía de una guitarra con la que dialoga de manera natural. Se trata de una relación inmanente, de toda la vida, seguramente tanto como lo supone el vínculo que Rosa Passos (Salvador, Estado de Bahía, 1952) ha trazado a lo largo de su vida y trayectoria entre la bossa nova y el jazz.

La insigne y extraordinaria cantante y guitarrista brasileña visitará la ciudad el próximo sábado, cuando se presente a las 21.30 en el teatro de Plataforma Lavardén (Sarmiento y Mendoza). Con ella estará su habitual compañero, Paulo Paulelli, en contrabajo. El show se propone intimista, con un recorrido musical que evocará ritmos y canciones de sus admirados Tom Jobim, Dorival Caymmi, Djavan, Ary Barroso, y fundamentalmente João Gilberto.

Si bien compositora –tarea desarrollada junto a Fernando de Oliveira-, Rosa Passos ha privilegiado con el tiempo la tarea de intérprete, como lugar desde el cual versionar y hacer comulgar entre bossa y jazz un repertorio que ha superado –desde Recriação (1979)– los veinte discos. El devenir la ha llevado a conocer musicalmente el mundo, desde Estados Unidos –en el Hollywood Bowl, el Carnegie Hall, el Blue Note– a España, Alemania, Suiza, Japón, Dinamarca, Noruega, Suecia, Colombia, Cuba, Uruguay. Ha grabado con Ron Carter, Yo-Yo Ma, Henri Salvador, Ivan Lins, Chico Buarque y Paquito D'Rivera.

De su presentación en 2006 en el Carnegie Hall, en Nueva York, Rosa Passos continúa siendo la única cantante brasileña que se presentó sola, con su voz y su guitarra, ante más de seis mil espectadores. En cuanto al contrabajista Paulelli, quien la acompaña desde hace varios años en las giras europeas, ha tocado con artistas renombrados como Arturo Sandoval, Hermeto Pascoal, Toninho Horta, Ivan Lins, Chico Buarque, João Donato, Carlinhos Brown, Caetano Veloso, Paquito d’ Rivera, Ed Motta y Lenine. Además es reconocido por su trabajo en el Trío Corrente (Grammy al Mejor álbum de jazz latino en 2014, por Song for Maura, con Paquito D’Rivera).

Se trata, en suma, de una de las más grandes músicas de referencia - doctorado Honoris Causa de la Berklee School of Music, en 2008-, sea para la música popular brasilera y/o el jazz. Porque, ¿dónde termina uno, dónde comienza el otro? “¡Para mí, la bossa nova y el jazz son primos! Es por eso que me siento a gusto al pasear por los dos estilos. Desde pequeña crecí escuchando jazz y la bossa nova ingresó en mi vida durante la adolescencia, cuando escuché a João Gilberto por primera vez”, responde vía mail Rosa Passos a Rosario/12.

- ¿Por qué elige al contrabajo como compañero de sus presentaciones más íntimas? ¿Qué pasa en ese diálogo sonoro? ¿Qué le aporta Paulo Paulelli?

- El trabajo en dueto con Paulo Paulelli surgió a partir de invitarlo a grabar en un CD mío, solista. Fue precioso, porque nuestra afinidad musical es maravillosa. Tenemos una relación personal de madre e hijo musical, del corazón, tanto es así que lo apodo “Cachorro” (Filhote). ¡Nuestro trabajo es bien brasileño, con swing, jazz, versatilidad y mucha complicidad musical! Para mí, Pablo Paulelli está entre los mejores contrabajistas del mundo.

- Entre Paulelli y usted hay también fraseos, sonidos vocales, de caja, que recuerdan las raíces de la misma bossa nova, también del jazz. Tal vez esto pueda relacionarse con lo que le preguntaba al inicio, sobre la relación natural entre jazz y bossa nova.

- ¡Exactamente! La bossa nova y el jazz están muy próximos. La música que hago con Paulo Paulelli es internacional pero al mismo tiempo brasileiríssima.

- Si le pido piense en su infancia, en la escucha musical que primero la impactó, ¿qué sonidos, cuáles canciones, le vienen a la memoria?

- Soy una persona musicalmente privilegiada, porque tuve un padre que colocó la música en nuestra educación. Desde los tres años de edad escuché los discos de jazz que mi padre coleccionaba, de cantantes, músicos instrumentistas, orquestas y Big Bands.

- ¿Qué significaron para usted Elis Regina, Astrud Gilberto y el gran João Gilberto?

- João Gilberto es mi ídolo; Elis Regina es una de mis cantantes brasileñas preferidas, porque también hay otras; y con Astrud Gilberto no guardo mucha afinidad.

- ¿Qué le ha aportado el diálogo con los músicos de otras latitudes?

- Por tener un trabajo brasileño de connotación jazzística, y por participar en varios festivales importantes de jazz en el mundo, conocí a muchos músicos de varios países, principalmente a músicos de jazz americanos, y nos hemos vuelto amigos.

- En el contexto actual, político, por el que atraviesa Brasil (también el mundo), ¿qué tiene para ofrecer la bossa nova, que no se deba olvidar?

- En cuanto a la situación política en Brasil y en el mundo, creo que cualquier música -sea bossa nova, tango, jazz, las canciones americanas, la música cubana- siempre calma los corazones, eleva los sentimientos, y transmite alegría, paz y amor.