Angelique Kerber logró ayer su primer título en Wimbledon al derrotar en la final por 6-3 y 6-3 a Serena Williams, tomándose revancha de la definición perdida en 2016. La tenista alemana, undécima favorita, jugó en un nivel fantástico y en los 65 minutos que duró la final no le dio opciones a la estadounidense, que buscaba su octavo título en el césped inglés.
La vencedora quebró tres veces el servicio de Williams en el set inicial y en otra ocasión en el segundo, contra una sola ruptura de la estadounidense. Además, en el primer match point que dispuso pudo cerrar el partido cuando la ex número uno del mundo dejó un revés en la red. Para Kerber fue la mejor manera de revertir un 2017 olvidable, en el que no pudo celebrar ningún título, después de haber ganado el Abierto de Australia y el US Open en 2016, además de haber llegado a la cima del ranking mundial durante esa temporada.
Con la victoria, la alemana regresará al top cinco, después de haberse caído del top ten la temporada pasada. Williams, en tanto, que arrancó el torneo en el puesto 188 y fue preclasificada 25 por una excepción del certamen, volverá a colocarse entre las 30 mejores del ranking.