Desde Londres
Trump lo hizo. No es fácil congregar cientos de miles de personas en Londres y otras ciudades del Reino Unido. Los británicos no se expresan con mucha frecuencia en las calles: lo dejan para las grandes ocasiones. Contra la guerra en Irak en 2003 salieron un millón de personas a la calle. Contra Donald Trump superaron las 200 mil, según el The Sun, así que bien podrían ser unos cuantos más dada la bajísima simpatía que el tabloide de Ruppert Murdoch siente por estas protestas.
El abanico de razones para salir a la calle era muy amplio y tenían al presidente estadounidense de denominador común. El laborismo, colectivos feministas, Amnistía Internacional, grupos latinos, antirracistas, ecologistas, gays, trans, organizaciones contra la tortura en Guantánamo y una inmensa multitud que fue por su cuenta enarbolaban pancartas a favor de una Palestina libre, contra el negacionismo climático, por los derechos humanos y de los niños, contra la Islamofobia y el racismo, contra el muro con México y su interferencia en la política interna de otros países, contra la misoginia y las fake news: Trump lo hizo.
En el cielo de Londres estaba el muñeco inflable de la discordia entre Donald Trump y el alcalde de Londres de origen musulmán, Sadiq Khan. El Bebé Trump naranja con pañal y un celular en la mano derecha sobrevoló el centro de la capital inglesa para disgusto de Trump que se ha cruzado públicamente varias veces con Khan: la condición de musulmán del alcalde seguramente no ayuda.
El líder del Laborismo, Jeremy Corbyn, su antecesor, Ed Miliband, dirigentes políticos y sindicales, Bianca Jagger en nombre de organizaciones de derechos humanos participaron de la protesta que partió a las dos de la tarde del edificio de la BBC, cerca de Oxford Street y se dirigió a Trafalgar Square mientras que grupos feministas tomaron la misma ruta, unas tres horas antes.
“Estoy en contra de todo lo que representa. El racismo, la falta de comprensión y empatía con otros países y gente, la idea de que es America First y nada más importa”, dijo Keith Watts del condado de Wiltshire, a 100 kilómetros de Londres. Una irlandesa, Lynn Cork, de unos 45 años, se centró en esa alquimia subjetiva que encarna la persona de Trump y sus políticas. “Su oposición a los derechos humanos, a inmigrantes, su tratamiento de mexicanos, ni qué hablar de su actitud ante las mujeres: es un personaje despreciable”. Un australiano que hace décadas vive en el Reino Unido, Peter, añadió a esta lista “cómo se concentra en el uno por ciento de los más ricos, es lo único que le importa, si yo fuera más joven estaría por una revolución”. Una mujer de origen indio, Mary, que vive en la bella ciudad pre-románica de Bath, tenía en su cartel todos los calificativos que le reprochaba al presidente: “racist, liar, troll, adulterer, pussy grabber”. “No tiene nada de lo que debería tener un líder. Es una vergüenza humana”, dijo a Pagina/12. Su marido, inglés, aprobaba con la cabeza.
Otros, como la musulmana británica Isha de “Campaign against Torture in Guantánamo”, recordaban que Trump representa una continuidad y una profundización de la política seguida por sus predecesores. “Pasaron más de 16 años y todavía hay 40 presos en Guantánamo. Estados Unidos no quiere llevarlos a juicio y mucho menos liberarlos porque muchos fueron tan salvajemente torturados que tienen miedo de que hagan una denuncia pública de lo que han hecho”, le dijo a PáginaI12.
La nutrida columna de los Latinx Bloc Against Trump congregaba 17 grupos latinoamericanos, entre ellos la Argentina Solidarity Campaign, Free Lula, el movimiento Ecuador en el Reino Unido y el Gran Polo Patriótico de Venezuela. “Estamos marchando contra las políticas migratorias, racistas, xenófobas, las intervenciones militares en América Latina, la extracción salvaje de nuestros bienes naturales, además del discurso y práctica misógina de Trump. Y queremos pronunciarnos contra el establecimiento de una base militar estadounidense en Neuquén disfrazada de base humanitaria”, dijo a PáginaI12 Martina Rodríguez de la Argentina Solidarity Campaign.
Otra organización de solidaridad con Argentina, la Action for Argentina, recientemente formada, se encontraba en la Trafalgar Square. “No nos podemos quedar con los brazos cruzados ante un presidente que no solo representa un país que se ha aprovechado de América Latina sino que sigue haciéndolo con políticas neoliberales y que piensa que es justificado meter a niños en jaulas”, señaló Hannah Brown de la Action for Argentina.
Entre el grupo, pero no parte de él, se encontraba Samuel Tarry, ex responsable de campañas de Jeremy Corbyn. “Estoy marchando con mi hijo que es mestizo porque estoy contra el racismo y el fascismo. No hay otra manera de describir la conducta de Trump cuando pone a niños en jaulas. La mayoría de los británicos estamos contra Trump y su racismo y misoginia”, dijo Tarry.