Dicen que lleva su cabeza al rape por Zidane, que es fanático del Real Madrid y que las paredes de su cuarto tienen posters de Cristiano Ronaldo, al que conoció a los 14 años. Declaró sentirse afortunado por haber tenido como compañero en Mónaco al colombiano Radamel Falcao García, al que admira por ser “trabajador”. Es aficionado al tenis, suele asistir a Roland Garros y el español Rafael Nadal es su favorito. Con apenas 19 años, así es Kylian Mbappé, el príncipe de los suburbios parisinos valuado en 180 millones de euros y uno de los 16 hijos de inmigrantes nacionalizados franceses sobre los 23 de un plantel que ayer en Luzhniki se coronó campeón. Aunque no es uno más: su madre aún lo acompaña a los entrenamientos. 

Es que antes de consagrarse campeón con “les bleus”, nombrado Mejor Jugador más Joven de un Mundial y de anotarse junto a Antoine Griezmann como máximo artillero del equipo de Didier Deschamps (4 goles cada uno), Mbappé fue destacado por sus antiguos vecinos de Bondy como un chico bien asentado y esforzado. “Su papá, Wilfried (de origen camerunés), es entrenador de fútbol y su mamá Faiza (argelina) fue jugadora profesional de handball. Ambos son excelentes pedagogos que han educado muy bien a Kylian”, afirmó Sylvine Thomassin, la alcaldesa de esa localidad del departamento de Seine Saint-Denis, uno de los más empobrecidos y marginales en Francia conocido como banlieue y estigmatizado como zona de violentos y delincuentes. 

Pero el chico con cara de travieso y piernas de pantera demostró ser solidario y donará las primas obtenidas en Rusia a la entidad Premiers de Cordée, que organiza actividades deportivas para niños hospitalizados y que también desarrolla un programa de concientización sobre la discapacidad.

“Un Mundial de fútbol es el mejor lugar para mostrarse como profesional”, declaró Mbappé, que con su doblete ante la Argentina en octavos alcanzó la marca de Pelé –quien en 1958 y con menos de 20 años anotó tres en Brasil 5-Francia 2–, hizo un lujo digno de fútbol champagne en la semifinal ante Bélgica y cerró la Copa del Mundo con un golazo de derecha que sentenció la final ante Croacia. Si el PSG pagó por 180 millones por el nuevo enfant terrible del fútbol antes de salir campeón con Francia, ¿cuánto valdrá hoy?