Los presidentes Donald Trump y Vladimir Putin prometieron ayer reencauzar las complejas relaciones entre las mayores potencias nucleares del mundo en su primera cumbre celebrada en Helsinki, donde el mandatario estadounidense se negó a condenar la supuesta injerencia rusa en las elecciones de su país, según las conclusiones de la CIA y el FBI.
De pie junto a Putin en una conferencia de prensa conjunta, Trump dijo que habían “pasado bastante tiempo hablando sobre” la supuesta injerencia de Moscú en los comicios de 2016 que ganó el magnate republicano. Evitó entrar en detalles o condenar explícitamente cualquier interferencia rusa, luego que 12 agentes rusos fueran acusados la semana pasada por este caso en Estados Unidos.
Cuando se le presionó sobre el veredicto de sus propios jefes de inteligencia, Trump enfatizó que Putin “fue extremadamente fuerte y contundente en su negativa hoy (por ayer) y lo que hizo fue una oferta increíble”, dijo el ocupante de la Casa Blanca. Agregó que la investigación del fiscal especial Robert Mueller había sido un “desastre” para Estados Unidos.
Trump volvió a negar cualquier tipo de colusión entre su campaña y el Kremlin, mientras Putin sostuvo: “El Estado ruso nunca ha interferido y no planea interferir en los asuntos internos de Estados Unidos”. Y Trump le cree, aunque le lluevan críticas desde su país (ver aparte).
Ya desde antes de comenzar la reunión, el presidente norteamericano había vinculado la pobreza en las relaciones con Moscú con las investigaciones llevadas adelante en su país. “Nuestra relación con Rusia NUNCA fue tan mala gracias a muchos años de tontería y estupidez estadounidense y ahora por la manipulada caza de brujas”, había escrito el mandatario en Twitter.
Los servicios secretos estadounidenses acusan al gobierno de Putin de un ataque cibernético durante la campaña presidencial de 2016 con el objetivo de ayudar a Trump y perjudicar a la candidata demócrata, Hillary Clinton.
En una nueva fase de la investigación, el viernes el Departamento de Justicia de Estados Unidos presentó acusaciones formales contra 12 miembros del servicio secreto militar ruso GRU de haber atacado computadoras de demócratas, así como de miembros del equipo de campaña de Clinton. Se trata de la primera vez que el Departamento de Justicia estadounidense señala al servicio secreto y, con ello, responsabiliza directamente a Rusia de los ciberataques.
Putin admitió que sí quería que el magnate republicano ganara las elecciones presidenciales con el argumento de que éste quería mejorar las relaciones con Rusia. En esta línea, Trump reforzó su postura. “Como presidente, no puedo tomar decisiones sobre política exterior en un intento inútil para complacer a los demócratas y a los medios de comunicación”, subrayó Trump en referencia al escepticismo que ha generado su relación con Putin en parte de su país. “Prefiero asumir un riesgo político en aras de la paz que arriesgar la paz en aras de la política”, indicó.
El mandatario ruso rechazó, además, que el Kremlin tuviese en su poder información comprometedora contra el presidente de Estados Unidos, como han publicado algunos medios de ese país. “Cuando el presidente Trump visitó Moscú, ni siquiera sabía que estaba allí”, señaló Putin.
El jefe del ejecutivo ruso dio una muestra de buena voluntad al proponerle a su par estadounidense permitirle a Washington interrogar a los agentes de inteligencia rusa acusados. “Tenemos un acuerdo entre Estados Unidos y Rusia que data de 1999 sobre la ayuda en los casos criminales y este acuerdo sigue en vigencia. En este marco, (la Fiscalía estadounidense) puede enviar una solicitud para realizar el interrogatorio a estas personas que son sospechosas”, declaró Putin.
En cuanto a los otros temas tratados, el ruso informó que durante la reunión había hecho propuestas para el control del armamento de cada país, como por ejemplo una ampliación del acuerdo START de armas estratégicas, y Trump, por su parte, volvió a recordar que entre los dos países tienen el 90 % de las armas nucleares en el planeta. “Como potencias nucleares, tenemos una responsabilidad especial” en la seguridad internacional, se limitó a decir Trump.
El líder ruso dijo que también habían hablado de la anexión rusa de Crimea: “La posición del presidente Trump sobre Crimea es conocida y la mantiene. Él habla de la ilegalidad de la reintegración de Crimea a Rusia. Nosotros tenemos otro punto de vista. Consideramos que se hizo un referéndum, de acuerdo a las leyes internacionales. Para nosotros es una cuestión cerrada”, señaló Putin.
Sobre la situación en Siria, el estadounidense reconoció que era compleja y que la cooperación entre ambos países tenía el potencial de salvar cientos de miles de vidas. En consecuencia, Trump aludió a que se utilizará el criterio de la asistencia humanitaria si, dijo, podían hacer algo para ayudar a la gente de Siria. El mandatario ruso estimó que su papel era más que humanitario y le pasó la pelota. Literalmente. “En lo que se refiere a que la pelota de Siria está en nuestro techo... señor Presidente, usted acaba de decir que hemos organizado exitosamente el Mundial de Fútbol. Así que quiero entregarle esta pelota. Ahora, la pelota está de su lado”, dijo Putin. El jefe del Kremlin, que entregó a Trump la pelota oficial del Mundial de Rusia, se refería a la frase del secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, de que la pelota del arreglo en Siria estaba en el techo de Rusia. Trump le dio las gracias por el regalo. Seguidamente, dijo que le regalaría la pelota a su hijo pequeño, Baron, y se lo lanzó a su esposa, Melania, que estaba en primera fila. “¡Melania, tomala!”, le pidió Trump entre las risas de los presentes.