Con apenas tres recitales en su haber, incluido un llenazo en su debut en los escenarios en La Tangente, este 15 de mayo, Conociendo Rusia es uno de los firmes candidatos a revelación de la música popular contemporánea argentina de 2018. Mateo Sujatovich es el artista detrás de este álter ego que el pasado 23 de marzo puso en circulación su primer disco, titulado de manera epónima, y que ya rankea entre los mejores trabajos locales del año: “Días antes de que apareciera fuimos mostrando pequeños fragmentos de las canciones. Tuvo gran aceptación de colegas como Juan Ingaramo, Fran Saglietti y Julián Ares, quienes lo compartieron en sus redes sociales. Además tengo cinco músicos que son muy cracks”.
A pesar de la novedad que representa Conociendo Rusia para la escena, Mateo tiene un vasto historial. “Si bien Conociendo Rusia es el resultado de mi vida musical y emotiva, hace 15 años que estoy en esto”, data el cantautor de 27 años. “Ensayaba todos los días con mi antigua banda, Detonantes. Es parte de mi escuela, así como haber ido al Rodney Bar con 19 años para ver a Gabriel Carámbula tocar la guitarra. Hace seis años que hago música para cortos, tele y publicidad, y también toqué con Juanse y grabé un álbum de Fito Páez cuando era más chico. Tenía muchas ganas de hacer un disco pero no tenía el sustento sensible: no me caían las letras ni las ideas. No sabía de qué escribir, pero sabía que iba a llegar. Y ese día llegó”, dice el músico cuyo padre, Leo Sujatovich, que fue tecladista de Spinetta Jade, recibe al NO para esta entrevista en su estudio enclavado en el barrio porteño de Villa Crespo.¿Qué fue lo que te despertó la composición?
–Cuando me separé de una chica de la que estaba muy enamorado, inmediatamente me pregunté qué hacer a partir de eso, e hice un disco. No tenía muchas canciones pero me fui al estudio de un amigo, empezamos a trabajar solos y se fue construyendo Conociendo Rusia. De a poco fui conociendo a Rusia.
¿Cómo se generó ese concepto?
–En un momento mis amigos me comenzaron a decir “el Ruso”, y quedó. Hacer un disco no sólo es componer canciones, grabarlas y ponerlas en YouTube, es mucho más. Con este material me quería divertir y al mismo tiempo identificarme. Así nació el personaje y empecé a pensar en las otras cosas que para mí simbolizan al “Ruso”: me gustan el fútbol y competir, por eso puedo vestirme así y armar un poco esa figura, que soy yo desde un lugar distorsionado, exagerado. Es una Rusia a la Argentina, porque el ruso de acá es de Villa Crespo y de Atlanta. Son los judíos. Uso ese ruso argentino.
Si bien se trata de un emprendimiento solista, ¿por qué te amparaste en un proyecto grupal?
–Me parecía muy solemne darme a conocer por mi nombre. Además, no me sentía con una carrera o con un bagaje musical para sostenerme de esa manera. Quizá en cinco años me hincho las pelotas de esto y me llamo Mateo.
Igual tus canciones están escritas en primera persona…
–Es el único modo que conozco para escribir. No tengo cien canciones escritas sino diez, y siete son de Conociendo Rusia. Las otras son de lo que vendrá. Las compuse en primera persona porque es el lugar más honesto y directo desde donde podía hacerlo. Me gusta que las historias estén muy claras y que el mensaje sea fácil. Supongo que lo tomé de músicos que me gustan como Andrés Calamaro, Spinetta y Fito Páez, cantautores a los que se les nota que sangraron. Calamaro te puede sacar un disco bueno y otro malo, pero es honesto: lo que está ahí fue lo que le pasó.
Amén de que redime el heraldo de cantautores locales, el repertorio de Conociendo Rusia es muy contemporáneo. O al menos la manera de Mateo de comprender la música lo es: con mucha homogeneidad oscila entre el blues y la música más tirada hacia la pista de baile. “Es un resumen de los ritmos que me gustan”, explica. “En el disco pude explotar mi pasión por la guitarra. Aprendí a tocar sobre álbumes de Stevie Ray Vaughan. Mi primer profesor de guitarra fue Claudio Gabis, ex Manal, y lo primero que hizo fue ponerme un casete de Hendrix. Me dijo que la música era en blanco y negro hasta que llegó él. Me cambió la cabeza. Yo vivía en Madrid y quería ser futbolista, y empecé a tocar la viola desaforadamente. Y acá pude volver a hacer eso. Me siento más un músico de rock que de pop o indie. Un amigo propone decirle ‘nuevo rock nacional’ a lo que está pasando.”
¿Cómo pesa tu apellido en lo que hacés?
–El apellido siempre me jugó en algún lado. A veces me preguntaba si mis logros eran míos o no. Me costaba bastante poder ubicarme y estar contento en algunos puntos. Conociendo Rusia es el proyecto que me hace disfrutar del Sujatovich, porque nada de este disco está hecho por un apellido sino por una persona. Este repertorio no me lo regaló nadie: mi viejo no lo escuchó hasta que estuvo terminado. El día que se lo mostré estaba nervioso pero me dijo que estaba bueno y me dio un abrazo enorme.
¿Y la chica que inspiró este disco supo que estas canciones eran para ellas?
–Y sí…
* Viernes 20 a las 22 en el Festival Buena Vibra en la Ciudad Cultural Konex, Sarmiento 3131.